28

278 37 2
                                    

Las personas se habían ido, Adeline estaba demasiado cansada, se aferraba al bastón, mientras caminaba tomaba del brazo de su padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las personas se habían ido, Adeline estaba demasiado cansada, se aferraba al bastón, mientras caminaba tomaba del brazo de su padre. Se dirigían al jardín trasero, un rincón estaba bellamente adornado. Adeline no escuchaba con exactitud lo que Thomas decía, pero gritó de emoción cuando este se arrodilló.

—Seré el hombre más afortunado —dice mostrando el anillo—. Si tú, Edwina Sharma, me concedieras el placer de ser tu esposo, ¿quieres casarte conmigo?

Edwina lo vio impactada por un momento, para pasar a asentir frenéticamente.

—Sí... sí, Thomas. ¡Claro que sí!

—Dos hi-hijos en una tem...porada —Adeline vio a su padre.

—Lo sé... —Robert se secó las lágrimas.

—¿Llo...raste cuando su-supiste que yo me casa-ría?

—Mucho... muchísimo —le responde.

—Bien —dice sonriendo satisfecha por la respuesta del hombre.

—Vamos a casa, mañana será el último día que tengas mi apellido —dice—. Siempre soñé con el día en que los Edevane y los Bridgerton fueran una familia.

—Pero si ya éramos familia —dice Colin.

—Bueno, esto será más como una formalidad.

Adeline buscó con la mirada a Benedict, este estaba a unos metros sonriendo ante la escena de Thomas y Edwina.

—¡Thomas! —exclama Robert al notar cómo su hijo se inclinaba hacia la joven. Dio un sobresalto y dio un pequeño paso hacia atrás. Se aclaró la garganta y se pasó la mano por el cabello, suspiró y le tomó la mano a su ahora prometida, le dejó un beso en los nudillos y le susurró algo que hizo sonrojar a la joven.

—Siem-pre seré una Edevane... —le dice a su padre.

—Por supuesto que sí.

Por la mañana los baúles con sus cosas estaban listos. 

Estaba desayunando en el comedor pequeño.

—Tendremos que llenar todo de rosas... rosas blancas —seguía hablando Thomas.

—Se te enfriará el desa-yu-yuno —le advierte su hermana, pero no pudo evitar la sonrisa en su rostro por la emoción de él.

—¿Y qué hay de la música? —preguntó Robert, buscando mantener a su hijo enfocado mientras disfrutaban del desayuno.

—¡Ah, la música! —exclamó Thomas, sus ojos brillando—. Quiero una orquesta completa, con violines y chelos. Algo que haga que la gente sienta la magia del momento.

—Sue-na perfecto —comentó Adeline, tomando un sorbo de té—. Estoy se-gura de que será una boda... ma-maravillosa.

Robert, sentado al otro lado de la mesa, observaba a sus hijos con orgullo. Verlos tan felices le daba una paz que no había sentido en mucho tiempo. Adeline sonrió mientras los hombres de la familia conversaban animadamente sobre los detalles de la boda. En ese momento, todo parecía estar en su lugar.

Ser Feliz / Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora