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Ambos bajaron del carruaje

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Ambos bajaron del carruaje.

—Contrataremos más sirvientes — le asegura —Por ahora el señor y la señora Crabtree pueden hacerte compañía, les caerás bien.

— ¿Esta es tu ca-cabaña? ¿A esto lla-mas cabaña?

—Yo no, el dueño anterior se lo puso. Deberías ver su otra casa.

—Es muy hermosa — le dice con una enorme sonrisa — «Mi cabaña»

Benedict asintió, guiándola hacia la entrada.

—¡Ya llegaron! —se escucha la exclamación de una mujer y antes de que Benedict pudiera tomar la manecilla de la puesta esta se abre — ¡Bienvenido señor Bridgerton!

Una mujer mayor, con el cabello recogido en un moño apretado y una sonrisa cálida, salió a recibirlos.

—Bienvenida, señora Bridgerton —dice la mujer, haciendo una pequeña reverencia—. Soy la señora Crabtree, el ama de llaves. Estamos encantados de tenerlos aquí.

Adeline le devolvió la sonrisa, agradecida por la calidez de la bienvenida.

—Gracias. Es... un placer co-nocerla.

—Y este es mi esposo, el señor Crabtree —continua el ama de llaves, señalando a un hombre mayor que apareció detrás de ella.

El señor Crabtree hizo una inclinación respetuosa.

—Para servirle — dice el hombre.

Benedict asintió con aprobación.

—Gracias por preparar la casa.

—Todo está listo para ustedes —dice la señora Crabtree—. Si necesitan algo, por favor, no duden en decírnoslo.

Benedict tomó la mano de Adeline nuevamente y la guio hacia el interior de la casa. La entrada era impresionante, con un gran vestíbulo y una escalera que ascendía elegantemente al segundo piso.

—Ven, te daré un recorrido — dice extendiéndole la mano para ayudarla a subís las escaleras — El lugar más importante.

Se detuvieron frente a una puerta.

— ¿Tu estudio?

Benedict negó lento con la cabeza.

—Nuestro estudio — abre la puesta.

Lo primero que vio una pintura, era grande y era ella.

—¡Dios! — exclama al verla y luego ve a su esposo — Ben... es bellísima.

Adeline no podía apartar los ojos de la pintura. Era ella, capturada en un momento tan natural y real que le costaba creerlo.

—Es perfecta... —dice con voz temblorosa, acercándose un poco más a la obra.

Ser Feliz / Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora