14. Hermano asesino

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Mis ojos se abrieron con cuidado, casi como si estuviera esperando otra flecha.

— Que rápido nos vemos de nuevo ¿no? — comenté con picardía y alivio una vez me di cuenta de mi situación.

— Si, esperaba más tiempo.

— ¿No hay nada que contar entonces?

— No, en eso te equivocas. Creo que el bosque tiene conciencia, tengo la sensación de que es un conjunto vivo, como si fuera un organismo completo ¿Entiendes?

— Creo entenderlo ¿eso en qué nos ayuda?

— ¿Ahora? En nada, pero la información siempre es útil.

— Ya... — eso ya lo sabía, pero lo contaba con tal ilusión...

Miré los números rojos de un lado que marcaban tres horas restantes. Bufé ante la idea de no tener nada más que hacer durante tanto tiempo, pensé incluso que podría dormir, pero no me convenció la idea.

— Oye, Last.

— ¿Hmm?

— Voy a practicar una cosa ¿vale? No te asustes. Ya que no tenemos nada más que hacer.

— No me asustas.

Sin hacer caso de su comentario comencé a esforzarme por sacar aquella especie de fuego que Izzy me había dado, ese poder extraño de colores del que prácticamente me había olvidado. Había supuesto que era fuego ¿Qué otro poder implicaría chispas rojas y llamas de colores?

Si alguien venía a por mí, debía defenderme y si él, Nicolás, actuaba en dos planos tales como magia y cuerpo a cuerpo, yo no podía quedarme atrás.

Me concentré durante demasiado tiempo, tanto que me dolió la cabeza, hasta que por fin comenzaron a salir chispas de mi mano, esta vez estaban teñidas de un tono dorado bastante brillante. Cuanto más tiempo mantenía el fuego encendido más brillaba la llama.

— ¿Cómo haces eso?

— Oh, no lo sé — mentí — lo descubrí el otro día y estoy segura de que me sirve para-

— No ¿Cómo haces para que solo se vea el reflejo de tu cuerpo y no tu cara?

— ¿No se ve?

— A partir de tu cuello está negro.

— Pues no sé... ¿Hablamos de algo? Queda una hora y ya estoy muy aburrida.

— Pues debe ser entretenido eso del fuego — solté un bufido, casi por un momento vi como las llamas de mi mano se transformaban a un tono naranja sucio, pero volvió rápidamente a su estado normal.

— Pues me aburre.

— Vale pues ¿De qué quieres hablar?

— No sé ¿qué hacías de pequeña?

— Pues vivir ¿Qué coño quieres que te diga, Vic?

—No sé, un recuerdo que tengas o algo, es que realmente no sabemos nada de ninguna.

Silencio. El único ruido audible en esos instantes fue el leve crepitar de la llama que fluía entre mis dedos y que poco a poco había vuelto a tornarse de un tono marrón anaranjado.

— Descubrí un cadáver cuando era pequeña.

— Debió ser... horrible.

— En realidad no tanto. Papá y mamá siempre nos llevaban a mis hermanos y a mí a un campo para comer cuando era domingo, era el único día que ellos no trabajaban y les gustaba esa tradición. Era un valle muy bonito, lo rodeaban las montañas, había riachuelos... y casi parecía que se pudiera llegar a las nubes subiendo allí, el sol siempre brillaba y... Te estoy aburriendo, lo siento.

— ¡No! Sigue, tranquila, es interesante — hubo un instante en el que no se escuchaban ni siquiera nuestras respiraciones, me gustaría creer que sonrió.

— Le dije a mamá si podía ir más allá de las montañas y volver en poco tiempo, ella accedió más que nada por insistencia, dijo que no me alejara mucho. Ella me observó hasta que ya no estaba en su punto de vista, por supuesto estuve mirando hacia atrás todo el tiempo como una niña paranoica, hasta que no vi a mamá y caí hacia atrás contra algo.

» Cuando me levanté tenía la espalda pegajosa así que miré que era lo que tenía debajo y vi el cadáver de una mujer. No sentí asco, era solo curiosidad. Comencé a analizar el cadáver desde cerca, dándole la vuelta, palpando... ya sabes. Había muerto por varias puñaladas en el pecho, tenía la cartera, pero con poco dinero y tenía marcas blancas del sol en el cuello y las muñecas, joyas caras. Junté muchos otros datos que encontré y averigüé que había sido asesinada por su hermano, su madre había muerto y le había tocado la parte más pequeña de la herencia, creía que así podría ganarse todo el dinero, da gracias que la señora llevaba varios documentos en el bolso que lo probaban, no hacía falta ser una experta. Además, el asesino se llevó sus joyas. Dejó poco dinero en la cartera con la esperanza de engañar a la policía y que no pareciera un asesinato por dinero.

» Volví con mi madre prácticamente llena de sangre y dije "ha matado a su hermana, María está allí"

— ¿Cómo sabías su nombre?

— Se olvidaron de robar una tobillera que llevaba con su nombre y fecha de nacimiento.

— ¿Luego?

— Mi madre estaba en shock, su hija estaba llena de sangre delante de ella. Llamaron a la policía y yo les expliqué a quién debían detener. No me hicieron el más mínimo caso e incluso me trataron como a una sospechosa, no tardaron en darse cuenta que eran imbéciles, el hermano se sentía muy culpable y confesó. Me encargué personalmente de aparecer en la comisaría solo para decirle al inspector jefe que era un idiota y que estaba desperdiciando el dinero público.

— Si, un mensaje realmente directo.

— Tenía siete años, ahí comprendí que me gustaba resolver misterios.

— Eso es genial.

— Si, si lo es. He visto desde sociópatas que matan a desconocidos solo porque les excita, hasta amigas que se envenenan entre si peleándose por un tío, y la verdad, el tío no estaba tan bueno.

Aquel comentario me hizo reír y la lengua de fuego de mi alrededor se volvió fucsia. No entendía como había podido mantenerla tanto tiempo, pero no me quejaba.

— ¿No era guapo o solo no era tu tipo?

— No era mi tipo y tampoco era guapo de forma objetiva. He salido con tíos con mejor cara y personalidad que él y desde luego, también he salido con chicas mejores.

— ¿Chicas?

— No jodas que eres de esas...

— N-no, no, es solo que... no he crecido en un sitio donde se hablara mucho de homosexualidad, no es como si tuviera la oportunidad de salir con una chica.

— Pues que mala suerte porque soy pansexual y por favor, no hagas la típica broma de los panes, si vas a joder, búscate algo más original.

— No iba a decirte nada.

— Ah... gracias.

— De nada.

El silencio incómodo que restó de esa conversaciónnos acompañó hasta que se acabó el tiempo, no sabía que significaba lapansexualidad, pero Last no parecía en el moodcomo para preguntarle. Cada conversación que tenía con Last ampliaba micuriosidad sobre quién era, por cómo hablaba y la forma de expresarse que teníadebía ser fácil, pero ante la incertidumbre de no saberlo, supuse que no laconocía en la vida real, si es que la "caja negra", como yo la había empezado allamar, no era la realidad. 

Causas de morir 37 vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora