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A JaeHyun se le ha pasado el enojo lo suficiente como para hacerle el amor a YoungHoon esa noche. Esta hecho, el asunto con MiYeon, y no hay nada que pueda hacer al respecto. No querría hacer nada de todos modos, no es tan egoísta como para arruinar la felicidad de MiYeon solo para demostrar igualdad en su relación. Está eligiendo que batallas merecen ser peleadas y ahora se prepara para otra.

Dibuja formas en la palma de YoungHoon mientras permanecen acurrucados, tiene el cálido cuerpo de YoungHoon pegado al suyo desde la espalda hasta los muslos.

No es que desee arruinar el momento de paz que se ha asentado sobre ellos, pero es el mejor momento para convencer a YoungHoon y hacerle entender su razonamiento –él siempre es más comprensivo después de tener sexo.

—He estado pensando en hacer socio a Jacob.

El tranquilo respirar de YoungHoon se detiene y su cuerpo se tensa contra JaeHyun. —¿Qué?

—Ya es prácticamente mi socio —responde en tono neutral intentando evadir la confrontación— no podría manejar la cafetería sin su ayuda.

—Y quieres darle una parte del negocio, así nada más.

—Sí. Tiene sentido.

YoungHoon se gira boca arriba. —No, no tiene sentido, JaeHyun —dice mirando fijamente al techo—. No puedes darle parte de tu negocio a un empleado solo porque hace bien su trabajo.

—Pero se lo merece. Ha estado ahí desde el día en que abrimos.

YoungHoon lo mira con expresión de incredulidad.

—¿Y?

JaeHyun entrecierra los ojos cuando mira a YoungHoon. —El lugar es tan suyo como mío. Él hace todo. Incluso fue quien eligió el maldito color de pintura para las paredes.

Tiene lógica para JaeHyun. Quizá no si solo se mira desde la perspectiva de negocio pero, para él, no tiene que ver con el negocio. Se trata de hacer lo correcto reconociendo la lealtad y dedicación de la persona que da todo por algo que no es suyo y no le genera ingresos extra.

—Nada de eso importa —dice YoungHoon—. No compré el lugar solo para que regales la mitad. Otra cosa sería si él quisiera invertir…

—No tiene el dinero suficiente.

—Entonces no tendrá parte alguna del negocio —el tono de YoungHoon es indicativo de que se terminó el diálogo sobre el tema, como si la opinión de JaeHyun no fuese importante.

La cafetería podrá tener el nombre de JaeHyun escrito sobre la puerta pero YoungHoon mantiene el control en la palma de su mano.

—No todo tiene que ser un frío negocio.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que a veces puedes hacer excepciones. Él no puso dinero propio en la cafetería pero el lugar no sería tan exitoso sin su ayuda. Yo solo preparo los alimentos.

Es doloroso admitirlo en voz alta, pero ese es su único talento y no sirve para propósitos reales.

—Y eso es lo único que debes continuar haciendo —YoungHoon gira nuevamente, ahora están cara a cara. Acaricia el rostro de JaeHyun con una mano. Sabe que ha ganado y eso lo relaja—. Solo ocúpate de la comida y yo me ocupare de los negocios —sonríe y pasa el pulgar por el labioinferior de JaeHyun—. ¿Está bien?

Más tarde, JaeHyun sale silenciosamente de la cama. Tiene mucho en la mente y no puede dormir. Caminando de puntillas, se pone una camiseta y unos pantalones, deja el dormitorio para dirigirse a la sala. Enciende el televisor y baja el volumen.

Ya no quiere pensar, solo quiere una distracción.

JuYeon llega un poco más tarde y cierra con cuidado la puerta principal. Para ese momento, JaeHyun está dormitando en el sofá, con la cabeza apoyada en el reposabrazos.

Mira con parpados entrecerrados a JuYeon mientras este se quita su abrigo y deja la llave en la barra de la cocina.

—¿Dónde estabas?

JuYeon lo mira incrédulo y JaeHyun se da cuenta que ha sonado como una esposa enfadada.

—Perdona, no es de mi incumbencia.

JuYeon le sonríe con ironía antes de sentarse a la otra orilla del sofá y posar sus pies sobre la mesilla de centro. —¿Qué estás viendo?

JaeHyun se acomodó del tal forma en el sofá que los dedos de sus pies tocan el muslo de JuYeon, no puede evitarlo. —Ven A Cenar Conmigo.

—¿Lo retransmiten a esta hora? —Pregunta JuYeon elevando una ceja. Está cubierto por la oscuridad. JaeHyun no se molestó en encender ninguna luz, la única luz proviene del televisor e ilumina cada ángulo de su rostro. El juego entre luz y sombra le da una enigmática apariencia. JaeHyun quisiera saber el por qué este hombre le parece tan hermoso, se pregunta si se verá igual a los ojos de los demás cuando lo miran. Le toma un momento darse cuenta que JuYeon aun espera su respuesta.

—Lo retransmiten a cualquier hora —responde con una sonrisa.

—¿No puedes dormir?

—No estoy cansado —vuelve la mirada al televisor pero siente la atención de JuYeon puesta en él y siente calor ante tal escrutinio. Cada mirada de JuYeon se siente como una caricia—. ¿Qué? —Pregunta porque quiere hacerle saber a JuYeon que lo siente, que le afecta.

JuYeon lo mira y responde. —Nada.

Un minuto después, cuando JaeHyun espera que se vaya a la cama, JuYeon se acomoda en el confortable sofá. Cruza los brazos sobre su pecho y recarga la cabeza en el respaldo. Juntos miran el episodio de Ven a Cenar Conmigo sin hacer comentario alguno. De algún modo los pies de JaeHyun terminan debajo del tibio muslo de JuYeon.

Cuando despierta al salir el sol, se encuentra solo en el sofá. El televisor está apagado y hay una manta cubriéndole, el espacio en la otra orilla del sofá aun se siente tibio, como si hubiera sido recientemente desocupado.

𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗢 | 𝗝𝘂𝗝𝗮𝗲 (𝗧𝗕𝗭)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora