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JuYeon llega pasada la medianoche, cuando JaeHyun, una vez más, está sentado mirando el televisor, solo en la oscuridad.

JaeHyun no lo ha visto desde el incidente en el baño del club, JuYeon desapareció poco después, y está contento por ello. No habría estado listo para enfrentarse a él esta mañana, no habría sido capaz de mirarlo a los ojos sin querer morir, o desear que la tierra se abriera y lo tragase entero.

Pero ha tenido un día completo para procesarlo, y no está tranquilo, en absoluto, pero ahora puede hacerle frente.

JuYeon se detiene en la sala de estar, mira el televisor. — ¿Ven a Cenar Conmigo?

—Sí.

—¿Quieres una taza de té?

—Sí, si vas a preparar una para ti.

JuYeon va a la cocina, pone el agua a hervir, y las cosas se sienten casi normales. Y mientras JaeHyun sabe que se está mintiendo a sí mismo, es un mecanismo de defensa así que sigue la corriente.

—Aquí tienes, —le dice a JuYeon un minuto más tarde, entregándole una taza de té caliente.

—Gracias.

JuYeon se sienta junto a él, pone sus pies sobre la mesa de café y sopla el vapor de su taza. —¿Dónde estamos hoy? — Pregunta, señalando el televisor.

—Southampton.

—Fuimos allí en vacaciones una vez.

JaeHyun vuelve la cabeza para mirarlo.

—¿Cuándo erais niños?

—Sí, —dice JuYeon, moviendo la cabeza—. La familia de YoungHoon tenían una casa allí. No estoy seguro si aun la tienen.

JaeHyun resopla y sonríe. —Parece que tienen casas en todas partes.

—Bueno, al menos sabes que nunca te quedaras sin casa, —dice JuYeon con una sonrisa.

Permanecen en silencio, y así se mantienen a través de la mitad del episodio antes que el mecanismo de defensa de JaeHyun se venga abajo. Él estuvo bien mientras que JuYeon no estaba aquí, y estuvo bien mientras JuYeon le estaba hablando, pero ahora están aquí sentados, y no se dicen nada, y el elefante en la habitación continua creciendo hasta que JaeHyun no tiene que mencionarlo, no puede simplemente esconderlo bajo la alfombra, como tanto lo desea.

Respira profundo para darse valor. —Mira, sobre lo de anoche...

—No hay nada de qué hablar, —dice JuYeon al instante, interrumpiéndolo como si hubiese estado esperando. Su tono es bajo y oscuro, con un toque de advertencia.

Sin embargo, JaeHyun no puede dejarlo pasar, porque es un idiota tenaz, y JuYeon no puede verse afectado por lo ocurrido. Nunca ha estado en ese tipo de situación antes. Mirando algo que no debía, algo peligroso, incapaz de apartar la mirada. No puede quitárselo de la cabeza, y no quiere que JuYeon piense que no le importa, que no siente culpa o incomodidad por haber invadido un momento tan íntimo. No sólo lo invadió, se quedó ahí mirando.

—No fue mi intención encontrarte ahí.

—Es un baño público, JaeHyun, —dice JuYeon llanamente—. ¿Cómo podrías haberlo hecho a propósito?

—Tú, quiero decir... —No puede creer que esté a punto de preguntar esto, pero tiene que saber, ha tenido la pregunta dando vueltas en su cerebro durante todo el día—. ¿Es algo que haces comúnmente?

JuYeon se toma unos minutos para responder. —Un hombre tiene necesidades, —dice lentamente con tono medido. Mira su taza mientras habla—. Pero por lo general no soy tan... Me gusta pensar que tengo más dignidad que eso.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste anoche?

—Supongo que simplemente no tuve la paciencia para ir a un lugar más privado. —Sonríe irónicamente, y luego mira a JaeHyun, y es el primer contacto visual adecuado que han tenido desde que abordaron el tema—. Estaba demasiado... animado.

Excitado, es la palabra que está buscando, y JaeHyun se lame los labios, quiere presionar para que le diga más, busca algún indicio de algo más en la cara de JuYeon. Pero no sabe cómo puede hacer más preguntas sin que sean inadecuadas, por lo que con un suspiro de decepción decide no hacerlo.

—Bueno, aun así. Lo siento.

JuYeon aún no ha apartado la vista, y las luces del televisor están reflejándose en sus ojos mientras mira fijamente a JaeHyun, y una vez más observa la boca de JaeHyun, sólo que no ha bebido alcohol en este momento y no tiene ninguna excusa para su comportamiento.

—Si por algo vas a disculparte, JaeHyun, —dice casi en un susurro, o entre dientes sería más adecuado—. No es por mirar cuando me encontraste ahí.

JaeHyun traga, y trata de nivelar su respiración. —¿Entonces por qué?

JuYeon lo mira directamente a los ojos, JaeHyun no tiene la capacidad o el deseo de evitar su mirada cuando dice, lentamente y con toda intención—: ¿Qué piensas que me puso tan animado en primer lugar?

—¿Fue... —se le quiebra la voz, y su estómago se retuerce, quiere alejarse de esta conversación casi tanto como quiere acercarse al calor corporal de JuYeon—. No puedes decir que fue porque yo estaba bailando para ti —su voz suena como un graznido—, me veo estúpido cuando bailo.

Los ojos de JuYeon brillan con algo oscuro e irreconocible, y tuerce los labios como si quisiera hacer una mueca, sonreír, o solo demostrar lo que acaba de cruzar a través de su cabeza. —No, no te ves estúpido.—dice con voz entrecortada—. Y no dejes que YoungHoon te oiga decir eso.

—Él ya sabe que no bailo bien.

—No —JuYeon lo mira enérgicamente, y ya no hay nada encubierto. JaeHyun puede verlo todo ahora—. Que estabas bailando para mí.

Las palabras quedan en el aire entre ellos, y se miran el uno al otro, en esta oscuridad, este manto de la noche, se siente como si sólo ellos dos existieran, YoungHoon no está en la habitación de al lado, no hay nada que impida a JaeHyun de expresar esos pensamientos peligrosos que acechan en los bordes de su conciencia. —No fue mi intención decir eso, —dice sin negar lo que dijo JuYeon, pero tampoco lo admite. Terreno seguro y muy alejado de lo que realmente quiere decirle.

JuYeon sonríe, pero lo hace sin alegría alguna. Entonces aparta la mirada, se acomoda en el sofá, y acerca su taza a los labios. —Y no fue mi intención mirarte cuando bailabas —dice antes de tomar un sorbo—. Todos hacemos cosas que no debemos, a veces.

Hay tanta verdad velada en las palabras y el tono de JuYeon que la cabeza de JaeHyun da vueltas. Todo lo que puede hacer ahora es alejarse y pronto. —Tengo que irme a la cama.

—Sí, —dice JuYeon, con la mirada firmemente fija en el televisor —. Buenas noches, JaeHyun.

No se siente como el final de la conversación, en absoluto. Se siente como el comienzo de algo que va más allá de las palabras.

JaeHyun no puede dormir hasta el amanecer.

𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗢 | 𝗝𝘂𝗝𝗮𝗲 (𝗧𝗕𝗭)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora