Mi Hija Agatha

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Derrumbaba a cualquier hombre o mujer que se le atraviesa en su camino incluso a los niños los asesinaba sin piedad dejó a todo mundo bajo las llamas de su fuego ardiente que sale de su boca cuando toma el cuerpo gigantesco del dragón que yace en las venas intentaron detenerlo Pero fue inútil fueron aplastados por sus enormes garras soltó un rugido y entre ellos un:

-¡Se han atrevido a tocarla! ¡Se ATREVIERON A MATARLA  y ahora arderán bajo el infierno que han desatado! Todos verán al mismo demonio condenar sus miserables vidas- un poder indescriptible emana de mi cuerpo hubo un momento en que mi forma dragón como humana se mezclaron  como si no me hubiese terminado de transformar estaba ardiendo en furia mis manos estaban llenas de escamas mi cabeza tenía dos cuernos que sobre salía de ella mi pecho mi cuello tendría un color oscuro y de la palma de mi mano mi espada que reposa en la funda la coloqué al rededor de mi cintura.

La risa de mi hermano retumban en mis tímpanos en brazos tenía una bebé recién nacida que lloraba sin cesar Humberto con la daga apuntó sobre su pequeño cuello obligando a detenerme. -Sí no quieres que le haga algo no te atrevas a poner un pie al frente o está mocosa morirá- dijo con tono de arrogancia -dime hermano, ¿Cómo se siente perder al que tú amas?- me miraba -dime ahora cómo te sientes que está bebé muera bajo mis manos tal cual tú mataste a mi madre y nuestro padre, vaya se parece tanto a ti, es una belleza viviente- dijo con burla sin quitar la mirada de encima.

-ni se te ocurra, hacerle daño a mi Hija o eres hombre muerto, no te atrevas a lastimarla no sabes lo capaz que puedo llegar para protegerla, ¡su vida me corresponde, tocarla me forzará a acabar con todo rastro de tu miserable existencia!- en ese momento estaba tan seguro de mi mismo al momento de confesarlo él se lo tomó de burla Pero yo no, lo tomaba en muy en serio. -matenlo- ordenó mientras que clava la punta de la daga sobre su sensible pecho eso me enfureció demasiado atravesé mi mano unos en la garganta otros en las entrañas sacándoles también sus columnas vertebrales al momento de partirlos por la mitad, los demás salían volando varios metros de aquí.

Me acerqué a mi hermano tan decidido y sin miedo a nada, lo tomé del cuello clavando mis garras detrás de su nuca -maldito hijo de perra- dijo entre gruñidos de dolor, lo mire con una sonrisa siniestra -Ären Tour ass eriwwer, et ass mäin Tour elo ze spillen »Se acabó tu turno, ahora es mi turno de jugar«- mientras le decía esto, tomé a mi hija entre mis brazos y atacar directamente a Humberto arrebatando pedazos de su carne de su cuerpo, Hannah llegó seguido de Ernesto quedaron en shock cuando su hermano a Sido embestido por mí.

Lo ate de pies y manos con mis cadenas estaba desangrando a gran cantidad de sangre que bañaba la mayor parte de su cuerpo -¡Suéltalo!- gritaron a mis espaldas, no tenía con quien dejar a mi hija y mantenerla a salvo, no tuve elección que pelear con ella en mis brazos, bloqueo el golpe de Ernesto su espada chocó con mi brazo patie su pecho dejándolo tirado al suelo -tal cual- dije -son idénticos a él- reproché -no somos iguales- Hannah volvió a entrometerse -somos mejores que tú - menciona, atacó primero, y después Ernesto mostraron su “naturaleza”.

Su poder realmente son inferiores a los míos, tuve la oportunidad de contraatacar  Pero tampoco no pensaba en que podría quedar herido ellos al combinar sus ataques puede ser realmente letal dejé vivir a Humberto nobqueria deshacerme de el tan rápido seria demasiado aburrido quizas no sea el momento indicado para deshacerme de el, quiero que fortalezca un poco más el reino la confrontación llegó a su fin ellos se fueron con una sonrisa plasmada en su rostro pensando que han ganado esta vez.

Tomé a mi hija con esa seguridad que destilaba por donde quiera acaricié su mejilla sonrosada, llevándola a casa donde era casa donde Artemis vivía junto conmigo me senté al borde de la cama y la miré esos ojos son idénticos al de ella y ese cabello oscuro y sedoso -eres mi hija, y cuidare de ti y tu nombre es Agatha, Mi Hija Agatha, ese será tu nombre- susurré en bajo sus llantos se han hecho presente tenia hambre debía buscar algo de comer fue algo dificil, pero al menos ella ya habia saceado su hambre y se quedó dormida.

Fuí hasta el lugar donde falleció Artemis, la cargué y le traje de vuelta a casa lucía hermosa, limpié la suciedad de su cuerpo y la vestí hice su tumba y la puse ahí la enterré con su debido cuidado -artemis, nuestra hija es muy hermosa gracias por darme la oportunidad de ser su padre- murmuré -nuestra hija se llama Agatha ¿Te gusta?- dicho esto le puse un pequeño ramo de flores -te prometo que cuidare bien de ella, y reclamaré mi lugar que me corresponde- me incorporé cuando escuché los llantos de mi bebé me despedí y fui a ella, la cargué con cuidado besando su frente.

Por la mañana nos fuimos al reino de Arken, decidí vivir ahí por un breve tiempo, a pasado un año mi hija ya daba sus primeros pasos, quizás ella me a derrumbado fragmentos de mi caparazón me a dejado expuesto mi vulnerabilidad, solo con ella, con ella puedo demostrar lo que un día me han negado demostrar mis verdaderos sentimientos, aun que me es difícil abrirme por completo, no quiero dar a que mi enemigo me tome de sorpresa y tome esto como una debilidad y quieran vencerme.

Me dispuse a observarlos cuidadosamente, quiero recordar cada movimiento que Humberto a creado y este nuevo protocolo de seguridad ya no es un pedimento para entrar al palacio, no importaba el resto debía mantener segura y en una posición que sea adecuada para ella, la que un día mis hermanos me han arrebatado por su puto ambición de querer corromper a la gente y tomar todo bajo su poder, los impuestos son realmente excesivos nadie puede pagar semejante precio son injustamente expulsados de su propias tierras por órdenes del actual rey que muy pronto lo veré frente a mi y de rodillas.

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