María

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Meses después mi pueblo estaba en su punto máximo se fortalecía cada día y mi gente estaban felices y cómodos incluso no tenían que pagar los impuestos tan excesivamente altos que Humberto había puesto en su momento así que saliendo del palacio me dirigí junto con mi hija hacia el pueblo, queria ver lo que hacía falta incluso en los puertos los barcos ya estaban por llegar se veía en la lejanía otros ya estaban en la orilla del muelle.

-¿no es fantástico?- dije con una sonrisa mirando a mi hija de dos años  cargándola entre mis brazos después de caminar por mucho tiempo ella asiente en seguida tomándome de las mejillas cuidadosamente -sí- responde tan sutil, suave y tierno -papi, tengo hambre- me dice tocándose su hambriento estómago solo me reí la llevé a un lugar adecuado para ella sentandola sobre mi regazo -¿Que quieres de comer?- pregunté -pan, y miel con leche papá y . . .¿Puedo comer arándanos?- sus ojos brillaban con intensidad y anticipación cruzando sus pequeños dedos con su otra mano suplicando que quería su plato con arándanos azules -esta bien, pide lo que quieras- sonreí.

Ella solo se deleitó y esperó ansiosamente a que nos atendieran, una mujer se acercó se veía muy bonita esos ojos verdes, ese cabello rubio  y piel blanca con pecas en sus sonrosadas mejillas, me la comía con la vista, incluso la desnudaba  mientras la miraba de pies a cabeza reparando cada detalle de su majestuoso cuerpo. -mi señor, su majestad- me hablaba trayendo mis pensamientos y mi atención a la realidad solo miré sus ojos que destallan paz y armonía me sentía cómodo ¿Por qué? ¿Por qué me estoy dejando llevar con estos absurdos sentimientos banales? Me preguntaba para mí mismo suspiré profundo -perdón, solo pensaba en otras cosas- desvíe la mirada respondiendo de manera tan arrogante -como si eso me lo creyera, se lo que estaba haciendo debería ser más respetuoso- me mira mal -¿que desea ordenar?- vuelve a preguntar -quiero un poco de pan, miel y leche y un plato de arándanos. . . No es para mí, es para mí hija- suspiro -muy bien enseguida se lo traigo- contesta de mala gana dándose la media vuelta y marcharse.

Varios días después dejaba a mi hija bajo el cuidado de la anciana su nombre era Inés, y yo solo iba al pueblo por si de casualidad me la encontraba, aunque también me conviene ya que debo revisar algunas embarcaciones que llegaban de china había hecho un buen comercio a los emperadores de la dinastía Feng que por suerte de golpe dentro de una semana estarían en Luxemburgo.
Es ahí que la vi en el muelle ayudando a los marineros que llegaban de un largo viaje, me molestó más cuando sus labios se han unido sobre los de un desconocido se veía muy feliz intercambiaron risas y miradas como coqueteos ¿Pero por qué me siento tan extraño? Me reí para mis adentros negándome ante esta posibilidad de que me haya enamorado, -que absurdo, por qué debería de importarme si está o no con alguien- susurre para mí mismo -ella debe ser mía- agregué, Pascal y jacques se me acercaron dándome en sí mi espacio personal -¿A quién ve?- Pascal dijo en tono de burla - a nadie importante - respondí en seguida.

-¿seguro?, no será que anda viendo a la novia del capitán del barco ¿No es así?- Jacques me pone una mano en el hombro con esa sonrisa llena de complicidad -quien te hace creer que quiera algo con esa mujer. . .  No me importa mucho y menos si está con ese maldito perdedor- él se ríe -mi señor no me diga que está celoso por qué me enteré que. . .  Pronto se va a casar-.

-¡¿Casar?! ¡¿Quién dijo que se va a casar?!-  parecía que me iba a deshacer en sudor cuando me expresaba  de tan molesto que estaba debía actuar rápido pero también quería ganarme su confianza, Pero sería demasiado amable de mi parte así que decidí omitir esa parte -la iré a secuestrar, Pero no es el momento indicado para hacerlo. . .  - me dí media vuelta y  me encaminé hasta mi palacio donde mi hija me esperaba .

-pero, eso sería un riesgo inminente- Pascal me sigue decidido Pero dispuesto a lo que yo le ordenara -no soy alguien de vencer, eso tenlo por seguro. . .   Quiero conocerla a como dé lugar y que se olvide de ese capitán voy a luchar por su amor . . .  Pascal, Jacques tomen alguno de sus hombres quiero una emboscada . . .  Les dejo esto de tarea, la quiero en mi palacio lo más pronto posible,  si voy a matar que en realidad valga la pena - los mire seriamente -¡Sí, su majestad!- abandonan el gran salón ejecutando mi mandato.

Han pasado horas cuando el mensajero real entró de golpe interrumpiendo mi reunión con el consejero y sus acompañantes -señor, tengo noticias - se posa enfrente de mí -. . . . Qué noticias me traes ahora Frederick- lo miré colocando mis manos detrás de mi espalda  mi autoridad se refleja en cada movimiento de mi cuerpo esperando que me confiese lo que tenía guardado para mí - primero, la familia Feng adelantó su viaje se suponía que vendrían para la siguiente semana así que están en camino y segundo. . .  Hay rumores de que la señorita María ha sido secuestrada por un grupo de ladrones- estaba pálido se notaba su confianza en mí sonreí para mis adentros -muy bien, la buscaré de seguro sus padres están preocupados por ella ¿No?- cruzaba mis brazos -sí- responde -además sus padres están afuera del palacio y vinieron aquí para que los ayude- mantiene la cabeza inclinada sin mirarme, de alguna forma me fascinaba que tuvieran ese respeto hacia mi.

-En seguida  voy, señor Alfred nos veremos después tengo un. . .  Asunto que resolver- no di chance de responderme solo me fui pasé de lado la familia de aquella mujer quedándose con el mensajero -traigan mi caballo- demandé, mis guardias corrieron a conseguirme uno sabían que no era de esperar tomé las riendas y subí tan ágil a mi caballo -¡vamos! Arre. . . - pateaba ligeramente el trasero del animal  comenzando a correr a una dirección la cual yo guiaba.

En cuanto pude mantenerme lejos me reuní con Jacques y Pascal -y bien cuéntenme todos los detalles- sonreí, por otro lado -hannah, que haremos a asesinado a nuestro hermano- Ernesto toma sus hombros con firmeza -no lo sé, Ernesto creo que ya no podemos hacer nada al respecto debemos rendirnos- tomó asiento en el borde de la cama Raymond se acercó tomando sus manos con esa sutileza -hermana, no tengas miedo, él podrá tener el poder absoluto. . .  Pero un día seré yo quien lo detenga, solo es cuestión de tiempo. . . La muerte de Humberto no se quedará impune- dijo firme -pero sería peligroso, Raymond deberías pensar cuidadosamente Arturo, suele dar un paso adelante. . . . Y no creo que podamos vencerlo- suelta un suspiro profundo y pesado dejándose caer sobre la cama estaba desesperada y ansiosa -debemos matarlo- finalizó finalmente.

-no, no podemos hacer eso- Antoine habló los tres miraron a su dirección un poco confundidos por su respuesta tan confiada -no dejaré que mi hermano vuelva a sentirse solo, no sé qué pasó en su pasado Pero todo esto la culpa la tiene nuestro padre - dió pasos seguros y anticipación poniéndose frente a sus hermanos -no le haré daño solo por sus ambición- dijo molesto.

-no sabes lo que dices- interrumpe Ernesto -ese mal nacido arruinó a nuestra familia . . . El poder estaba en nuestras manos¿Acaso piensas traicionarnos?, Antoine. . .  ¿Dejarás a tu familia por Arturo?- le tomó de las mejillas con fuerza con tanta molestia -sí- responde tan seguro de sí mismo dejó a los tres sorprendidos al momento de abandonar los aposentos de Hannah.

-hicimos lo que pidió mi señor, emboscamos su barco y ahora está encerrada en una cabaña- Jacques dijo con emoción -antes de que partieron al altamar nuestros hombres salieron de su escondite y es ahí cuando nos la llevamos- agregó Pascal feliz -perfecto, los felicito. . . - hago pausa por un momento -así que su nombre es María - disfruté mucho en nombrar su lindo nombre sílaba por sílaba.

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