secuestro

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Horas antes -pascal, ¿Crees que Arturo está enamorado de María?- preguntaba -no es que crea. . .  Se ve que le gusta, si fuera así ¿Dónde crees que estuviéramos?, es obvio que está interesado en esa mujer- respondió -solo debemos buscar el camino que nos lleve a ella, quizás esté por estos caminos abre los ojos y pon atención - dijo -bien pero deberíamos separarnos así la encontraremos más rápido envía dos de tus hombres al lado del norte, y yo al lado sur uno al este y el otro al oeste . . .Pero ey tu- Jacques señaló al joven que estaba junto al pozo se mantenía callado y esperando órdenes de sus superiores, se acercó en silencio sin emitir algún sonido, solo se mantuvo firme frente a Jacques.

-dígame señor- hace reverencia al momento de hablar -quiero que vengas conmigo Arturo no debe seguir esperando así que serás el mensajero mientras tanto, el resto tomarán un camino diferente, busquen en los lugares donde ella suele concurrir y si uno la ve no duden en decirnos ¿Quedó claro?- preguntó Jacques -sí- responden todos en un solo entonación se esparcen en todos lados  del pueblo en cada rincón incluso entraban a las casas de estos pueblerinos por si se encontraba escondida y no ser descubierta.

Pasó media hora cuando las voces lejanas captaron la atención de Pascal sin dudar por mucho tiempo avanzaba rápidamente a esa dirección donde provenían las voces que cada paso que daba era más audible y cercana, notó dos figuras tanto masculina y femenina que posaban frente al barco, los marineros trabajaban sin descanso en colocar las cargas a bordo -¡capitán, el cargamento ya está listo para partir!- comentó uno de ahí -entonces, María¿quieres venir conmigo? Te aseguro que te gustará- dijo muy seguro de ello.

La idea de ir en barco no le gustaba para nada a María se podía ver en su forma de continuar su cuerpo estaba incómoda y menos estar dispuesta a algo que le disgusta tomó su mano con fuerza -quiero pensarlo así que vendré está noche para darte mi respuesta - María bajo la mirada mientras son observados a la lejanos.

-esperare el tiempo que quieras, Pero estoy dispuesto a verte en el anochecer- se mostró muy entusiasmado se han dado un beso tierno y dulce ella se fue dejando al hombre solo con sus deberes junto con sus demás acompañantes, mientras estaban ellos en sus asuntos, estaban armando ya un plan antes de la hora acordada cada uno tomaron sus posiciones -ya estamos todos listos, es cuestión que ellos estén de regreso - dijo Pascal -no te preocupes, tendremos que secuestrar el barco de ahí llevarla al palacio tal cual nos lo pidieron- agregó Jacques -ahi vienen ¡Todos a sus puestos!-

A manera de que se Iban acercando cada uno se mantuvo ocultos los hombres han subido a bordo junto con la mujer y el capitán quitaba la cuerda que lo ataba a la orilla del muelle no estaban tan lejos del lugar cuando Jacques salió de su escondite -detén el barco- los tomó de sorpresa obligándolos a qué levanten sus brazos -esto es una orden- indicó que no se movieron de su lugar mientras tomaba del timón -¿A dónde nos llevan?- Scott Winston ese es su nombre llegó hasta las tierras de Luxemburgo a mediados de 1545  extranjero de Reino Unido Londres ha vivido aquí cinco años ojos azules, cabello rubio, piel blanca, alto, formidable y delgado.

-No hemos hecho nada malo, no le obligué a que lo baje de mi embarcación- Scott los miró decidido para proteger a su barco como María -¿Quien es don ustedes? ¿Qué es lo que quieren de nosotros?- preguntó María temerosa se escondía detrás de su hombre -ni queremos nada del barco, y menos tú fortachon, la queremos a ella- señalaba con la espada a su dirección -no permitiré que la toquen- amenazó con lastimarlo, mientras que el resto se reunieron colocándose detrás del Capitán.

-lamento decepcionarte Pero su majestad la requiere, y nos ordenó a que la lleváramos al palacio, y las órdenes se cumplen- la tensión se intensificó ahora los hombres de Jacques como Pascal superan el mayor número de soldados rodeandolos por completo así que como castigo arruinaron la carga las velas han sido quemadas aunque el plan de Scott ha fallado no pudo proteger al amor de su vida -¡Scott!- ella gritaba esperanzada a qué fuera por ella.

Lo que más decepcionó al principio es que la preocupación era por lo material y no por la rubia que se alejaba cada vez más rápido -maría, María¡María!- finalmente reaccionó y corrió pero era demasiado tarde para alcanzarlos -maría. . . Tres de ustedes vendrán conmigo, vamos por mi prometida- mencionó comenzando a partir por donde se han ido.

Pascal y jacques tomaron un camino distinto para despistar a Scott del camino y reunirse en una zona libre de humedad encontraron una cabaña deteriorada y las ventanas rotas, solo pasó media hora cuando un par de ruidos fuera de la casa alertó a estos soldados Pascal fue el primero en salir y averiguar de quien se trataba Pero no hubo señal de quien podría ser -¡Muéstrame!- exclama en alto sacando su espada y apuntando a todas las direcciones posibles cuando un hombre sale de los arbustos, sus manos estaban levantadas temblando de miedo sabiendo que a sido descubierto -soy el mensajero del rey Arturo, por favor no me hagan nada solo tomé este camino ya que es muy corto- mencionó.

-creí que era alguien más, si estás aquí entonces necesito que vayas y le digas a su majestad que tenemos a la mujer que quiere dale la ubicación de dónde estamos y dile que nos vea en las afueras del bosque - lo miraba -¿Entendiste?- preguntó -sí- contesta de vuelta tengo que partir ahora mismo no quiero hacer esperar al rey o si no van a rodar cabezas- se desoide con la mano dandose la media vuelta e irse.

Ya estaban esperando al gran soberano en el dicho lugar  y cinco minutos después Arturo ya estaba ahí -y bien, cuéntenme todos los detalles- él sonrió victorioso se podía ver en casa uno de sus gestos -hicimos lo que pidió, emboscamos el barco y ahora ella está encerrada en la cabaña-dijo Jacques  muy emocionado -antes de que partieron al altamar nuestros hombres salieron de su escondite y es ahí cuando nos la llevamos- agregó Pascal feliz -perfecto, los felicito. . . - hizo pausa por un momento -así que su nombre es María - disfruto mucho en nombrar su lindo nombre sílaba por  sílaba.

-muy bien, llevenme con ella- mandó, los siguió hasta la dicha cabaña donde el resto los esperaban junto con la prisionera, en cuanto ya estaban ahí Arturo se acercó a la puerta y la abrió con cuidado -quitenle el saco de la cabeza- demanda -sí- responden detrás de él el saco fue retirado en un segundo los ojos verdes se han cruzado con los ojos rojizos del hombre estaba sorprendida -tú- estaba aterrorizada que retrocede hasta chocar con la pared de la misma habitación.

-qué quieres de mí, no permitiré que me toques o hagas lo que quieras conmigo - replicó manteniendo su cejo fruncido  miró de lado al ver los dedos largos del rey sintió un escalofrío que recorre por la columna vertebral -no me toques- volvió a replicar -eres tan hermosa, ¿Acaso pregunté que si querías que te tocara?- dijo en tono de burla - tú vendrás conmigo- la carga -bonita vista- sonriente -¡no permito que me mires así!- gruñó con molestia -qué tal sí - recorre sus dedos por sus desnudos muslos hasta sus labios inferiores.

-quita tus dedos de mis labios - sus mejillas estaban enrojecidas no podía hacer nada ya que tenía sus manos atadas incluso sus tobillos -eres muy liviana - miró a la mujer que estaba en su hombro colocándola sobre el lomo de su caballo.

-lo siento mucho, no obedezco a las plebeyos, Pero tú cuerpo me dice todo lo contrario tu aroma, tu dulce sabor me pide a gritos que te haga mía - burlón -no importa lo que hagas y dejes de pelear, nadie podrá salvarte de mis garras, menos tu prometido - entre risas, introduce dos de sus dedos dentro de ella -te haré mía una y otra vez, me gustaría escucharte gritar mi nombre entre tus gemidos -

Llegaron al palacio, bajo primero y después ella ordenó a que la llevasen a una habitación adecuada y no le quiten la mirada de sus puertas - bella forcejea queriendo escapar de los soldados era imposible ya que su forma de sujetar era fuerte -sueltenme, tengo que regresar con mi prometido¡Sueltenme!- desaparecen ante la vista de Arturo, él pasa su lengua por sus dedos saboreando el néctar que ella había dejado fluir durante el camino -dulce como lo había pensado - había quedado satisfecho había cumplido con su objetivo de secuestro incluso quería más que meter dos simples dedos en su delicioso y húmedo sexo.

El origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora