Mine | Jenlisa

Capítulo 2

Jennie POV.

Dios, no quería trabajar hoy.                   

El bar en el que trabajaba para llegar a fin de mes era una zambullida de mierda en la esquina de La Brea y Sunset. Solía ​​ser un lugar donde los actores en ascenso se juntaban, y las paredes de madera estaban cubiertas con grabados autografiados de estrellas de cine y músicos de rock. Hoy en día, sin embargo, no había ningún actor en alza, solo personas que fingían ser actores mientras trabajaban de manera extraña. Era el lugar más barato para obtener tragos en West Hollywood, por lo que solo las personas más baratas llegaban allí.

Odiaba tener que escuchar su gran mierda sobre cómo su próxima actuación iba a ser la más grande. Odiaba actuar como si me importara, a pesar de ser el único trabajo de actuación que había tenido en mucho tiempo.

ㅡHey, Sehun ㅡdije, girándome hacia la parte de atrás de la barra. Había media docena de personas tomando una copa en el bar, y solo dos mesas estaban llenas.                   

ㅡJennie, ¿por qué estás aquí? ¿No recibiste el mensaje de Mina?                    

ㅡ¿Qué? ¿Qué mensaje? ㅡsaqué mi teléfono de mi bolsilloㅡ. No tengo ningún mensaje.

ㅡ¡Mina, se suponía que debías mandarle un mensaje a Jennie! ㅡSehun gritó con la cabeza inclinada hacia la cocina.

ㅡ¡Estoy ocupada cocinando! ㅡMina gritó de regreso.

ㅡ¿Cocinando qué? ¡Tenemos apenas dos mesas llenas!

ㅡ¡Que te jodan, Sehun! ㅡMina gritóㅡ. ¿Qué tal si haces tu propio trabajo y me dejas hacer el mío?

ㅡLo que sea ㅡinterrumpí, no queriendo que entraran en otro argumento interminableㅡ ¿Qué se suponía que me iba a decir en el mensaje?

ㅡNo te necesitamos esta noche.

ㅡ¿Qué? ㅡmi corazón se hundió. ¿Dios me había escuchado decir que no quería trabajar? No quise decir eso. Lo juro, Dios, no quise decir eso. Había contado con al menos cincuenta dólares de las propinas de hoy para pagar el alquiler al final de la semana.

ㅡSimplemente no hay suficiente dinero como para que valga la pena. Tú entiendes.

ㅡ¿Quién va a dirigir el bar? ㅡpregunté, agitando mi mano en el aire. No estaba completamente preocupada por ellos, pero si por mí.

ㅡYo ㅡrespondió Sehun.

ㅡTú estás en la puerta.

ㅡ¿Y?

ㅡNecesitas a alguien detrás de la barra. O si no, ¿cómo puedes estar en la puerta?

ㅡNadie entra por la puerta, ese es el maldito problema ㅡdijo Sehunㅡ. De todos modos, los únicos beaners menores de edad que entran, puedo tirarlos a la calle sin problema.

ㅡJesús, Sehun ㅡno sabía si estar más molesta de que tomara mi trabajo, o de que ya no se molestara en ocultarme su racismo.

ㅡAquí está tu agenda para la próxima semana ㅡdijo, empujando el papel a través de la barra hacia mí. Escaneé la página.

ㅡ¿Nada hasta el viernes? ㅡel pánico estalló dentro de mí. Oh Dios mío, tienes tanto sentido del humor. Realmente no iba a poder pagar el alquiler si no podía trabajar toda la semanaㅡ. ¿Me estás jodiendo?

ㅡLa única multitud que recibimos son los fines de semana.

ㅡ¿Ni siquiera el domingo? ¿Qué tal si hacemos una noche de damas el martes? ㅡdije, buscando en mi mente una forma de solucionar estoㅡ. Eso atrae gente.