IV

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Realmente necesitaba salir de aquí, rapido y de forma urgente, necesitaba escapar.

Un mes, habia pasado ya un mes en el cual no dejaba de ver solo estas malditas paredes viejas y llenas de humedad, estaba harta, hasta la coronilla. En más de una ocasion habia terminado en el cuarto de castigo siendo confinada a más de ocho horas sola. Me sentía perdida, mas perdida que nunca.

-¿Como estás?-interrogo la rubia cuando llegue a su lado

-Bien-mentí como era costumbre

Sam me detuvó en seco. Y jalandome de la mano me llevó a nuestra habitación.

-No estas bien Karyna-me reprendio posicionandome frente al espejo de cuerpo completo en la pared.

Era poco decir que no me veía bien, y que habia entrado en una gran depresion. Debajo de mis ojos unas grandes ojeras color purpura se mostraban, estaba palida, más delgada y mis enfermedades y malestares habian vuelto haciendo aun peor mi estancia en este maldito infierno que ya aborrecia hasta el cansancio.

-Estas palida, delgada-enumero con los dedos

-Ya basta Sam no tengo ganas de esto-proteste casi en un susurro

-Me preocupas

En un mes habiamos logrado crear un vincuo tan fuerte entre ambas que ahora eramos nuestro sustento, nos manteniamos en pie, pero al parecer yo estaba mucho más deprimida que ella, y tendia a ser mas suicida que ella. Sam se habia acostumbrado ya a estar encerrada en este lugar, pero yo no y no estaba muy segura si algun día podría acostumbrarme a ello.

-¿Como estas tan tranquila estando encerrada aquí?-cuestione de la nada

Sam soltó un suspiro, ambas nos recostamos en su cama con la mirada fija en el techo. A pesar de estar tan unidas y volvernos inseparables la jovencita a mi lado no me habia mencionado por nada del mundo el por que se encontraba aquí, cual era el motivo, quien la encerro, quien la dejo en el olvido.

-¿Realmente quieres saber?-inquirio la rubia

Solo me dedique a asentir colocando mis dos pulgares hacia arriba. Soltó un bufido pero al final cedió.

-Llevó más de cinco años aquí Karyna, mis problemas empezaron cuando tenía diez años, mis padres peleaban diario, mi papá tomaba como loco y mi madre tendia a culparme de ello. Era muy pequeña pero si lograba entender, y me dolía que ella fuera quien me dijera cosas tan crueles como que no servía de nada, y que era una bruta y una burra. Cada noche lloraba aferrada a mi almohada, hasta que un día me aburrí, me canse de llorar, de sentirme debil y patetica, en la television había visto chicas que lo hacía solo por probar, me uní a ellas. Lo probe y me gusto Karyna. Cortes pequeños faciles de ocultar. A los doce mis papás se divorciaron, creí que mi suplicio terminaria, pero no fue así. Entre a la secundaria, chicas presumidas, DELGADAS. Si bien no era gorda era un poco mas rellenita que las demás y me hacian sentir mal por ello. Comencé a vomitar. Regresaba la comida todas las noches, no había una en que no lo hiciera.-las lagrimas ya bajaban por sus mejillas y ella parecía no darse cuenta-Obviamente mi salud se fue deteriorando, los cortes eran mas notorios y ya no me interesaba en cubrirlos, me da lo mismo si mi madre veía o no alguna cicatriz. Al igual que me daba igual si me escuchaba vomitando o no, supongo que esos descuidos eran mi forma de pedir ayuda de forma involuntaria. El caso es que termino por enterarse, y no lo tomo de la mejor manera, aun no estoy muy segura si realmente proceso lo que ocurría. En menos de una semana yo ya me encontraba aquí, con 12 años y encerrada aquí.  Sinceramente siento que me acostumbre, mi madre jamás vino a verme, no creo que mi padre sepa que estoy aquí, y ya no me interesa, no quiero saber nada de ellos. Y si algun dia llego a salir de aqui sera para fingir amnesia y hacer como que nada ocurrío.

Me quede completamente muda y en silencio, Sam tenia 17 años, ha vivido cinco años encerrada en este infierno, viviendo maltratos peores que los que cualquier criminal llega a recibir en todo su vida. Sinceramente no tenía cara para quejarme ahora, ella tenía motivos de sobra para quitarse la vida y seguía aquí, yo no los tenía y aun así lo había pensado tantas veces que habia perdido la cuenta. Me sentía sumamente egoista y estupida en ese momento.

Me acurruque a su lado aun más y le di un fuerte abrazo.

-No volveras a estar sola Sam-le prometí extendiendo mi meñique

Una sonrisa amplia le dio color al palido rostro de mi amiga.

-No volveras a estar sola Karyna-prometio extendiendo su meñique y juntandolo con el mio

Ambas sonreimos ampliamente. Encontrar un alma igual de herida que la tuya, encontrar a alguien que entienda hasta el mas minimo de tus pensamientos, encontrar a alguien con tantas cicatrices como las tuyas, era la tarea mas dificil e incluso la más cruel, buscas y buscas, decepcion tras decepcion, sin hayar a nadie, pero, quien tiene el gozo de encontrar a esa persona siente una sensacion indescriptible, se siente completo, vivo, y al final tiene con quien desahogarse de forma completa, tiene en quien confiar sabiendo que esa persona comprendera de una forma mas allá que la que cualquiera puede comprender, esa persona te entendera en alma y piel. Por que tiene los mismos tatuajes que tú.


Ya que ambas nos caracterizabamos por ser las más rebeldes dentro del lugar hariamos que ese apodo nos quedara a la perfeccion. Tomamos cubetas, cuerdas, y lo más asqueroso que pudieramos conseguir despues de la gran tormenta que se habia desatado la noche anterior. Eran la una de la mañana y todas las recidentes dormian al igual que las profesoras y la directora, justamente a las siete de ese mismo día comenzaban las clases, nuevos horarios, tareas, materias, proyectos, nuevas formas de jodernos aun mas la vida, pero nadie se imaginaba la forma en que comenzariamos el ciclo escolar.

Sam se encargo de los salones colocando las cubetas en una perfecta posicion, cubetas llenas de desperdicios, lodo, y otras porquerias que encontramos en el patio. Yo me encargue de desordenar las bancas, tirar los gises, y escribir varias cosillas en los pizarrones con plumones permanentes de un fuerte color rojo. Esto seria la broma del siglo, y nos esperaria un gran castigo si nos atrapaban, pero, ella y yo ya nos haciamos daño, nuestros brazos y piernas estaban llenos de cicatrices, ¿que es lo peor que nos podrían hacer?



Delirios de una mente enferma (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora