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Karyna, la pequeña Karyna Lauren esa niña de cabello ondulado de chocolate, con unos ojos grandes y expresivos de color verde que cambiaban de intensidad dependiendo de su estado de animo, junto con esa piel blanca y ese lunarcito coqueto arriba del lado izquierdo  de sus finos labios, se podía decir que era la niña más bonita de toda la ciudad. Pero esa pequeña niña no era normal, o al menos eso decían todos en su familia, esa niña era rara, diferente, especial.  Esa niña charlaba consigo misma, leía en vez de jugar con muñecas, escuchaba musica clasica en vez de la infantil, y no tiene más de una amiga, no encajaba, pero no le importaba. Era pequeña, dulce e inocente, no sabia de diferencias, no sabia nada de dolor, de rencor, de malicia, no sabia nada de lo que el mundo realmente era. Lamentablemente la niña crecio, los ambientes cambiaron, la gente que la rodeaba tambien, y se fue hundiendo en un mar de burlas, y dolor del cual no pudo salir.

Ahora la pequeña tiene 16 años, su apariencia es aun hermosa pero ella ya no lo ve así. Va en tercer semestre de la preparatoria, no tiene amigos, solo conocidos, no tiene en quien apoyarse y suele ser la burla de sus compañeros de clase, esos jovenes ciegos y rebeldes que no ven el daño causado con cara palabra que sale hacia ella. La destruyen día a día.

Hablo con sus padres, es la edad dijeron, es la edad. Estaban más que ciegos. Sí, no estoy diciendo que no era la edad, pero aparte de los cambios que la edad conyevaba, de esas hormonas que te hacen llorar por las noches sin razón, aparte de todo eso, habia algo más, algo que ellos ignoraban, algo que hasta ella desconocía o al menos no lograba comprender. Una vocecita que comenzaba a tomar fuerza y que seria su peor enemiga, incluso tal vez, por el resto de sus días.

Basicamente los dias pasaron, los meses tambien, y entonces, un día de abril probo su mayor desahogo...

8 DE ABRIL DEL 2013

-¡Karyna!-la llamo una peliroja de ojos azules

Karyna volteo lentamente apretando los libros fuertemente contra su pecho pero aun asi trato de mostrar una actitud seria y calmada. La habia llamado Charlotte, esa joven con la sonrisa maliciosa que siempre fingía ser su amiga pero la traicionaba día con día.

-¿Qué quieres Charlotte?-interrogo la castaña con algo de recelo en sus palabras

-Que amargada Kary, solo queriamos invitarte a una fiesta

Los amigos de la ojiazul la secundaron asintiendo con la cabeza y regalandole una sonrisa a Karyna. Su sexto sentido le avisaba que no era buena idea, que lo mejor era no asistir, pero hacia tanto tiempo ya que no la invitaban a una fiesta, que las ansias de disfrutar de amigos nuevos, y de una vida normal ganaron y termino aceptando.

En la noche, se había maquillado como no solía hacerlo, ropa bonita y ajustada. Estaba hermosa, pero no se veía así. Hacía muecas frente al espejo, no le agradaba en absoluto como le quedaba ese vestido, aunque dejaba ver todas sus curvas de manera excelsa, a ella no le convencía y a la voz de su cabeza mucho menos.

Cariño estas gorda, ¿si lo sabias verdad? Pareces ballena con eso, ¿no piensas salir con eso verdad? Dime, por favor, que no planeabas ir así.

Karyna rodó los ojos y no le quedo mas que cambiarse de ropa, con algunas lagrimas picando sus ojos. Esa voz dentro de su cabeza siempre había podido más que ella, siempre le habia ganado y la habia obligado a hacer lo que ella decía, por que ella tenía la razón.

Después de probarse más de cinco vestidos y no llegar a nada, decidio ponerse unos jeans desgarrados de las rodillas y una camiseta holgada de color gris. Ya no se podía ver su figura en lo absoluto y al parecer eso mantenía a su "amiga" callada.

Suspirando frustrada salio de su casa despidiendose de su madre. Llego a la direccion que Charlotte le había dado en menos de media hora, un viejo salón de fiestas abandonado era el punto de reunion, no se veía un ambiente nada saludable pero las ansias pudieron más que ella, asi que se adentro en el lugar.

Vasos con alcohol, musica fuerte, gente bailando, otras casi teniendo sexo en las sillas, todo el ambiente era en extremo agobiante y más para una joven que no solía salír de su casa, quedo impactada.

-Haz venido-la saludo una Charlotte completamente pasada de copas y con un fuerte olor a alcohol.-¡Miren! llego la rara, la victima-gritaba a los demás quienes solo reían-¿acaso creías que te unirias a nosotros?-solto una tremenda carcajada

Los ojos de Karyna se empañaron, y la voz en su cabeza comenzó a martillarla.

Te han tomado el pelo, como la gran estupida que eres cariño. Casi la podía ver con una sonrisa maliciosa en sus labios.

Su quijada se tenso y sus puños se cerraron, una gran corriente de energia comenzo a llenar su cuerpo, queria golpear algo, hacerse daño por haber caido en los trucos de Charlotte, por haber accedido a ir a esa fiesta.

-Solo mirate-tomo su mano y le dio una vuelta quedando en medio de un circulo de adolescentes borrachos-¡eres un maldito desastre!

Todos rieron, las luces la aturdian, la musica no dejaba de sonar todo retumbaba en sus oidos, sus puños cerrados, el olor a alcohol y marihuana en el aire, no podía respirar, el aire se habia esfumado de sus pulmones, todo comenzo a dar vueltas.

Corrío a un baño, no sabía que hacer, penso en hablarle a su madre pero eso solo le traería más problemas, las manos le temblaban, era mucha energía acumulada en su sistema, necesitaba desahogarse de algun modo y las lagrimas ya no salían por sus ojos, no había como controlarse.

¡Idiota! Grito su mejor amiga

Tomo su cabeza fuertemente con sus manos, dolia, dolia como los mil demonios.

-¡Joder!-grito

Y termino por golpear el cristal que tenían frente a ella. Pedazos de cristal cayeron al suelo, su mano sangraba pero el corte no era profundo, y entonces lo descubrío. El dolor interior había cesado, el dolor fisico quemaba más, su mente entro en trance, todo se detuvo. Casi en camara lenta tomó un pedazo de cristal del suelo, con sencilles y sin el menor temor lo paso por sus brazos, la sangre comenzó a brotar, no hubo más, había encontrado su desahogo.

Pasando esa fiesta no se pudo detener más, por cada minimo detalle recurria a su, ahora, mejor amiga, a esa navaja que tenia debajo de su cama. Tanto la habia utilizado ya, que habia llegado a ese punto sin retonorno, ese punto en el cual no buscas un por que, solo es cuestion de hacerlo, de cortar, de sentir ese placer, ese extasís, ese desestres. Se volvío una adiccion.

16 DE SEPTIEMBRE DEL 2013

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Delirios de una mente enferma (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora