Delirios de una mente enferma (Pausada)

II

16 DE SEPTIEMBRE DEL 2013

Ser depresivo y tener tendencias suicidas no indica no tener sentimientos, al contrario, se tienen mas sentimientos que otras personas, por lo que se buscan nuevas formas de expresarlos.

Los sentimientos que a Karyna la inundaban eran los mismo que en ese momento ponían sus mejillas rojas, y hacían que su mirada se posara en el piso con timidez. Frente a ella se encontraba su mejor amigo, Patrick Thompson, ese sexy moreno que la traía vuelta loca aunque ella no lo quisiera aceptar. Justamente se encontraban charlando sobre las personas que les gustaban, un tema algo complicado para Karyna ya que su amigo era un total y completo mujeriego, y cada vez que lo escuchaba hablar de una nueva conquista, algo dentro de ella moría.

-Entonces... ¿hay algún chico?-interrogo el chico con una sonrisa picara en el rostro

-No-contesto la castaña vuelta un tomate

-No te creo cariño

Patrick se posiciono frente a Karyna y alzó su rostro por la barbilla. Y a partir de ahi todo fue tan rapido que ninguno de los dos pudo reaccionar a tiempo y mucho menos procesar lo que ocurría.

-Me gustas-susurró una Karyna totalmente perdida en los ojos de Patrick

Los ojos del chico se iluminaron y esa sonrisa amplia que a la ojiverde tanto le gustaba aprecío.

Es tan sencillo ocultar los verdaderos sentimientos bajo una sincera amistad, esa relación de mejores amigos que te permitía experimentar sentimientos y emociones sin necesidad de arriesgarte a perder a la otra persona. Pero, a la larga, esa relación podía cansar y volverse una carga muy dificil de llevar, era entonces cuando se llegaba al punto en el que Patrick y Karyna se encontraban. El ganar o perder.

Patrick tomó el rostro de Karyna entre sus manos, acaricio su mejilla con el pulgar suavemente, la chica cerro los ojos involuntariamente sintiendo el suave tacto de su mejor amigo. Se acercó un poco más a ella, rozando sus labios, torturandola en el proceso, ella deseaba que la besara pero su timidez le impedía acortar esos dos centimentros que aún los separaban.

-¿Porqué no me lo habías dicho Karyna?-interrogó con su aliento chocando contra los labios de su mejor amiga

-Tenía miedo-respondio aun perdida en todas las emociones que la abrumaban por dentro

-Somos amigos desde hace tres años, y me gustas desde hace dos años y 364 días

La respiracion de Karyna se aceleró un poco más y antes de que pudiera resonder las labios de Patrick ya estaban contra los de ella. Tratar de describir ese beso es una cuestión imposible, había sido un acto esperado por ambos desde hace mucho tiempo, lleno de emociones, amor, amistad, lealtad, fé, espera, ansias, todo plasmado en una leve caricia.

Los ojos de ambos se encontarron cuando estos se separaron, pero no todo podía ser felicidad y mucho menos con la suerte de Karyna. Rodeo el cuello del chico con sus brazos pero al hacerlo sus mangas se levantaron y su mayor secreto se reveló, rapido y en un solo movimiento todo lo que alguna vez intentó ocultarle a Patrick había salido a la luz.

Los ojos del pelinegro se abrieron ampliamente, tomó la muñeca de la ojiverde y trato de observarla para comprobar que lo que había visto no era sola una vision pero Karyna quito rapidamente el brazo y salío corriendo. No podía dejar que el chico viera lo que se habia hecho, sabía muy bien que la odiaria por eso.

Se encerro en la primera puerta  que encontro abierta, era el armario del conserje. La escuela habia terminado hace unos dos horas así que no quedaba ningun alumno, solo había personal administrativo-el cual jamás salía de la oficina-, por lo tanyo Karyna no vio ningun inconveniente para soltarse a llorar en ese preciso momento. No deseaba por nada del mundo que Patrick se enterara de su forma de desahogarse y mucho menos de los problemas por los que ella pasaba, ya que sabia que se preocuparia y lo que menos deseaba era que él tuviera más preocupaciones de las que cualquier adolescente normal ya tiene.