Prologo

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Con una simple nota mi vida se fue al infierno.

Mamá

Perdon pero tu niña se corta. Tu niña ha pensado en el suicidio. Tu niña no soporta esa voz en su cabeza que le grita inutil, estupida, torpe. Tu niña dejo de ser tu niña. Tu niña ya no es feliz. Tu niña solo encuentra refugio en una persona. Tu se la quitaste. La depresion volvio y ahora no tiene a quien decirle. La ansiedad es mayor que nunca, ya no hay quien se la quite por las tardes. Sus muñecas se marcaron, se supone qu eno lo haría. Piensa que lo mejor seria escapar pero es muy cobarde para hacerlo. Dices conocerla, como no, si la tienes desde hace quince años a tu lado, pero adivina que, no es así, el hecho de tenerla contigo yq ue sea tu sangre no quiere decir que la conoces. Las personas cambian. Y hay unas que no lo hacen para bien. Tu niña es un ejemplo. Tal vez sea la edad, tal vez no. Pero tu niña se esta matando frente a ti y NO LO QUIERES VER. Crees en su sonrisa que es más falsa que la risa que emana de sus labios por cualquier tonteria. Quieres creer que todo esta bien. Pero mamá, seamos sinceras, tu niña ¡NO ESTA BIEN!

Por mi mente nunca paso la idea de decirles a mis padres lo que ocurría en mi mente justamente por el motivo de que fueran a creer que estaba loca. Pero ese día simplemente no se lo que ocurrio, no se que paso por mi mente, cual fue mi intencion, cuando reaccione la nota ya estaba en manos de mi madre, la cual me miraba aturdida, simplemente perdida en un mar de emociones reflejadas en sus ojos.

Lloró y me abrazó como jamás lo habia hecho. Revisó mis brazos y entonces su rostro palidecío de inmediato, sus ojos casi se salen de orbita, estaba más que sorprendida con todo el daño que habia en ellos.

-¿Por qué?-interrogo con su voz quebrada

La peor sensacion del mundo es ver llorar a tu madre, pero es aun peor verla llorar por tu culpa. Mi corazón se hizo chiquito, y no sabía que responderle, ni yo tenía claro aun cuales eran los motivos por lo que lo hacía.

-No lo sé-susurre

Y eso bastó.

En la noche escuche los gritos de mis padres a través de mi puerta. Se culpaban entre sí, mi padre golpeaba la mesa y puedo jurar que se había jalado tanto el cabello que casi quedaba calvo-solía hacerlo cuando se frustraba-.

Todo lo que no deseaba que pasará, habia ocurrido en menos de una noche.Al final de la noche los gritos cesaron pero mis demonios no querian descansar, me gritaban, y golpeaban desde adentro de mi cerebro.

-¡¿Por qué demonios tengo que ser diferente?!-grite tirando todo lo que había en mi escritorio

Mis padres ya lo sabían, no tenia porque reprimir más todo lo que sentía. Comence a destrozarlo todo. Tiraba todo lo que estaba a mi paso. Fotos, cuadros, lapices, libretas, rasguñe mis dibujos pegados en la pared, rompí papeles, solo necesitaba desahogar toda la ansiedad que recorría mi cuerpo.

Y por ese ataque, por esa nota, por ser diferente a los demás, ahora me encontraba frente a la gran puerta de un internado, de un centro de rehabilitacion. Una estupida carcel mejor dicho.

-No quiero ir, prometo ser normal, no cortarme más-suplicaba mientras mi padre bajaba mis maletas de la cajuela del Sentra azul

-Ellos te ayudaran

Nisiquiera me miraba a los ojos, maldito.

-Por favor mamá, no me alejes de él-casi lloraba

-Tal vez él sea la razón de que estes así, desde que estas con él eres diferente.

Y entonces la sangre me comenzo a hervir. Lo que más me molestaba era que le echaran la culpa a Patrick por mi problema, cuando él solo habia intentado ayudarme durante todo este tiempo. Él era más que un apoyo, era el amor de mi vida.

-Patrick no tiene la culpa de nada

Mi madre paro en seco su andar. Me tomo por los hombros, sus ojos conectaron con los mios, no sería nada bueno lo que sadría de sus labios.

-Él esta de acuerdo con que vengas aquí, su testimonio dio paso a tu aceptación.

-Mientes-me negué a creer

-No

Su gesto era frío. No mentía.Me quede totalmente muda, rabía, dolor, decepción inundaba todo mi ser, la persona en la cual más había confiado me había traicionado, y me había mandado de cabeza justo a este maldito infierno, necesitaba una navaja con urgencia.Me dejaron ahí, sin más, sin tentarse el corazon. Las rejas se cerraron, los candados se sellaron. Los ojos grises de la directora me observaron con detenimiento.

-A las ocho se apagan las luces. A las seis te levantaras. Desayunaras una hora después, solo tienes media hora. Al terminar lavaras tus platos, los secaras y continuaras con la tarea que te sea asignada. Te hare odiar la vida con completa razón.

Había llegado a mi infierno personal.

Delirios de una mente enferma (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora