Esas voces en mi cabeza, murmurando, susurrando, cada vez mas fuerte, mas seguido. Solo no me dejaban en paz, no se iban. Necesitaba callarlas de alguna manera por que sinceramente comenzaba a creerles. Todo lo que me decian parecia tan real, y tan obvio, que poco a poco les comence a creer.
Gorda. Patetica. Deja ya la comida. Por eso nadie te quiere. Él se olvido de ti. Le dabas problemas. No te aguanto más. Tiene a alguien más.
Necesitaba callarlas de una u otra manera, no las iba a soportar mucho más. Pero por más que me cortara no parecian callarse, al contrario mas aumentaban. ¡SOLO DEJENME EN PAZ DE UNA JODIDA VEZ!
Camine por los pasillos de aquel estupido lugar con los audifonos puestos, Samantha se habia quedado en cama alegando un dolor estomacal, seguia ocultandome cosas, era como si creyera que yo era tan estupida como para no ver que habia dejado de comer de nuevo y lo poco que comia lo vomitaba. ¿Acaso me creía tan estupida?
Por mi lado, cada vez estaba mas deprimida, no encontraba la manera de salir de este infierno, los castigos eran cada vez peores, las burlas mayores, y las voces mas fuertes, incitandome dia a dia a terminar con esto, a hacer un corte profundo en linea paralela, y terminar con todo esto, pero por más que me incitaran no podia hacerlo, se lo habia prometido a Sam, saldriamos de este estupido lugar por más dificil e imposible que eso pareciese.
Basicamente mi cordura pendia ya de un hilo.
Llegue al salon y como siempre las burlas y los comentarios no se hicieron esperar.
-Dime donde dejaste a tu linda pareja...
Se escucho una voz. No se quien demonios habia iniciado el rumor de que Samantha y yo eramos pareja, pero todas parecieron creerlo y ahora no habia quien las callara. Pero esto ya me habia colmado la paciencia.
- Ya basta, no entiendo el porque de sus burlas es mi mejor amiga como muchas han de tener una amiga, solo eso. Todas estamos encerradas aqui por algun motivo, ya sea un trastorno alimenticio o por depresion, todas tenemos un problema en comun, todas vivimos encerradas tratando de salir adelante dia a dia de una enfermedad que no parece que nos dejara jamás, con voces en nuestras cabezas incitandonos a hacernos daño. ¿Cual es el caso de insultarnos unas a otras? De jodernos mas la vida. ¿Acaso lo que buscan es ser el motivo de las cicatrices en las muñecas de alguien? ¿De los vomitos por las tardes? ¿De los atracones de la noche?
El silencio reinoc ompletamente en el lugar, los ojos de cada una de las presentes estaban vacios sin ninguna emocion fuera del remordimiento. No quise quedarme más, solo salí del salon sin rumbo fijo.
Los oidos me zumbaban, y el corazon me latia a mil, estaba de mal humor y sabia que a la primer persona que viera le romperia la cara con tan solo un hola de su parte. Tenia ansiedad, mania, rabia, culpa, depresion, absolutamente todo junto y el aire frio que se colaba por las ventanas solo apagaba mas mis emociones y me hacia ser mucho mas perra de lo que me sentia.
llegue a la habitacion azotando la puerta, me tire sobre la cama y grite con la almohada sobre mi cara.
-No te imaginas lo que me dijeron hoy Sam...-murmure contra la almohada.-Sam-repeti al no obtener respuesta.
Me levante contrariada, la deje en su cama y ahora esa cama estaba vacia, los cajones estaban revueltos pero no sus cajones si no los mios. Y como si la mente de una suicida pensara como la de otra, corri a buscar mi navaja.
-Samantha-murmure.-¡Samantha!
El baño.
Me quede estatica, el color abandono mi rostro, mi estomago se revolvio. No, no, no, no. Ella no, ella no.
Su cuerpo esbelto casi solo hueso se encontraba dentro de la bañera con el agua completamente roja, sus muñecas rasgadas hasta tal punto que no habia manera de saber cuantos cortes se habia hecho. Estaba palida, sin expresion en el rostro. Ella.... ella... no estaba....
-¡SAMANTHA!-grite en un sollozo
La saque del agua, la tome entre mis brazos machandome de agua y de sangre, lloraba, estaba llorando, el dolor me estaba matando.
-No te vallas, no me dejes, por el amor de Dios no me dejes. Dijiste que estabas bien, que no te ocurria nada. Dijiste que saldriamos de aquí, juntas. ¡QUE SERIAMOS FELICES!
¡MALDITA SEA NO TE ATREVAS A DEJARME SAMANTHA! ¡NO ME DEJES CON ESTA BOLA DE IDIOTAS!
ESTÁS LEYENDO
Delirios de una mente enferma (Pausada)
RastgeleMamá Perdon pero tu niña se corta. Tu niña ha pensado en el suicidio. Tu niña no soporta esa voz en su cabeza que le grita inutil, estupida, torpe. Tu niña dejo de ser tu niña. Tu niña ya no es feliz. Tu niña solo encuentra refugio en una persona. T...