VI

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-Espero disfruten su castigo señoritas bromistas

Quería llorar pero no podía, me sentia tan jodidamente impotente siendo castigada de esta forma tan baja y cruel. La rubia y yo nos encontrabamos colgadas de las muñecas con dos trajes de payasos en un calabozo lleno de cucarachas y ratones corretiando a nuestro alrededor, y ese solo era nuestro primer castigo, al dia siguiente Cruela nos amarraria frente a todo el internado para que vieran como se castigaba a los bromistas. Fuera de todo, estaba completamente segura que esto ya estaba penado o al menos castigado por la ley, nos estaba maltratando, y ponia en riesgo total nuestra integridad. Se supone que llegabamos a ese lugar para evitar burlas y situaciones que nos estresaran y nos hicieran cortarnos, pero ella misma nos ponia en esas situaciones.

-Perdoname-susurro una Sam completamente acabada

-¿Porqué?-interrogue desorientada y algo mareada

-Yo propuse esta broma, casi te obligue a llevarla acabo, es mi culpa que ahora estemos acá-sollozo

-Hey hey-la interrumpi-no Sam, esto no es para nada tu culpa, ambas lo hicimos-trate de calmarla

Ella no dijo nada más pero sabia que estaba llorando por la forma en que respiraba, un golpe fue recibido en mi pecho, me dolia verla mal y no poder hacer nada para consolarla. Era mi amiga y la queria, no me gustaba verla en ese estado.

Asi era yo, podia estar peor que alguien pero no aun asi me gustaba hacer lo que fuera por que esa persona se sintiera mejor, por que riera y olvidara sus problemas. Como decían por ahí, era la consejera de mis amigos pero jamás supe que hacer con mi vida.

-Contemos chistes-dije de la nada

Sería una noche larga y haria hasta lo imposible por distraer a Sam.

-Yo empiezo-continue al ver que la rubia no me contestaba-Habia una vez un perro que se llamaba pegamento, se cayó y se pegó

Escuche una risilla proveniente de mi amiga, sonrei al saber que lo estaba logrando

-Ese chiste es patetico Kary-me sonrio

Y asi pasamos la noche, contando chistes y viejas anecdotas, incluso por unas horas nos olvidamos del lugar en donde estabamos, pero la sangre que comenzo a brotar de nuestras muñecas no los recordo, dos que tres cicatrices se habian reabierto gracias a la presion ejercida en ellas gracias a las esposas. Maldita directora del demonio.


A la mañana siguiente teniamos hambre y estabamos cansadas pero nuestro castigo no terminaba, ahora nos encontrabamos atadas al asta bandera recibiendo las risas de nuestras compañeras. Era increible como chicas que odiaban que se burlaran de ellas, ya que esa era la razón de que se hicieran daño, eran capaces de burlarse de otras solo para sentirse superiores a estas.

-Odio esto Karyna-se quejo mi amiga con las lagrimas fluyendo nuevamente por sus ojos

-Ya falta poco Sam, solo hasta que el sol se esconda.

Eran apenas las 10 de la mañana.


Golpee el espejo frente a mi mientras retiraba el maquillaje de mi rostro, me habia mantenido fuerte para mi amiga pero justo en este momento todo lo ocurrido se estaba viniendo sobre mí, las risas de todas no dejaban de resonar en mi cabeza, mi mejor amiga las repetia una y otra vez para mi como musica. Me sentía inutil y una basura, solo queria cortarme.

Mire los pedazos de espejo en el suelo y un fuerte deja vú llegó a mi. Tomé un cristal y lo pase por mis brazos, la sangre no tardo en aparecer, cicatrice viejas se reabrieron y las lagrimas fluyeron al fin haciendo que todo doliera más, mi respiracion se entrecorto y el pecho me dolia, parecia que lloraba sangre. 


-Te escuche llorar anoche-fue lo primero que me dijo Sam en la mañana

-Estoy bien-mentí

-Te dire lo mismo que la pelirroja te dijo antier. Esas palabras no significan nada aquí.

Me quede callada y camine hacia el salón de clases,  no tenia las mas minimas ganas de hablar ni con ella ni con nadie, solo habia una persona con la cual deseaba desahogarme y a la cual extrañaba como los mil demonios, solo queria y necesitaba a esa persona, era él unico que podia calmar lo que en este momento sentia, era él unico que podia evitar que tuviera un ataque de ansiedad justo en estos momentos, era él unico que podía calmar los sollozos, el llanto, el dolor. Solo necesitaba a Patrick, solo queria a mi mejor amigo. Y entonces dolía más por que habia sido él el que me habia refundido aquí, habia sido él quien se habia alejado, se habia ido, me habia dejado, hundiendome en este mar de desesperacion, acostumbrandome a que no estuviera más cuando lo necesite.

Continue con mi dia sin decir palabra alguna, no comí ni bebí nada ese día, al terminar las clases lave los baños y los platos de toda la escuela para finalmente  refugiarme en mi habitacion.

-Maldito seas Patrick-murmuraba llorando contra mi almohada-no sabes lo mucho que te extraño imbecil, y la falta que me haces, por que a pesar de todo no puedo odiarte, no puedo detestarte, por que... ¡Maldita sea te amo!-aventé la almohada contra la pared y entonces vino el ataque.

Tire mi ropa fuera de los cajones, estos mismos los avente al piso estrellandolos hasta que se astillaron, tire todo de mi buro, perfumes, pinturas, cremas, todo al piso, roto en mil pedazos esparciendo todo su contenido por el lugar, raye mis libretas, rompí los libros, mordí mis uñas hasta casi llegar a la cutiula y entonces comence a golpear la pared hasta desangrar mis nudillos.

Unos brazos me rodearon alejandome de la pared, por un microsegundo tuve la esperanza de que fuera él, pero la melena rubia de mi amiga hizo que me quebrara aun más, cai de rodillas junto con ella, me abrazó y llore, llore como nunca lo habia hecho, casi convulsionaba entre sus brazos, tomando mi cuello y mi pecho por el dolor que sentia cada vez que una lagrima bajaba por mi mejilla.

-Todo estara bien Karyna-susurraba acariciando mi cabello-todo estara bien pequeña


No supe ni cuando ni como pero desperte en mi cama. Voltee a ver hacia la cama de Sam pero ella no estaba, me levante y vi como una nota caia al suelo.

Dije que estabas enferma, no salgas de la habitacion.

-Sam

Suspire de forma pesada. Vi todo destruido de mi lado del cuarto, quise golpearme al recordar todo lo que paso pero mejor decidi darme un baño relajante, necesitaba mucha paciencia para recoger todo lo que hice sin estresarme de nuevo.

Cuando salí escuche pasos corriendo alejandose del cuarto, quise abrir la puerta pero un sobre debajo de la puerta capto mi atencion.

Karyna

Decia con perfecta caligrafia en la parte de afuera, esa letra la podria reconocer en cualquier parte pero era imposible, no podía ser la letra de Patrick...

Delirios de una mente enferma (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora