𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐂𝐀𝐍𝐓𝐀.

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Khate.

Procura no juzgarte y exigirte demasiado a ti misma, Khate. Eres suficiente y si él no ha logrado ver esa gran virtud en ti, se lo pierde.
Céntrate en tí, en tus estudios y familia; por más insignificantes que lleguen a ser para tu mente ahora, debido a que tus pensamientos están centrados en otra parte.

Me sonríe levemente y mantengo mi expresión neutra. Me veo horrible cuando intento concentrarme.

- No permitas que ésta recaída te haga dejar atrás todo lo que haz logrado hasta ahora, Khate - Prosigue y suspiro.

- Si no fuera por usted y por Max, yo no...

- No. Khaterine, lo hemos hablado demasiadas veces y volveré a repetirlo una vez más - Me mira con la intención de captar toda mi atención y lo logra - Todo lo que hoy eres, es porque tú lo haz construido. Yo y tu hermano sólo te hemos insentivado; tú haz alcanzado éste punto del camino con tus propios pasos.

- Pero me he caído - No puedo explicar lo inservible que me siento ahora - Tengo miedo de volver a ser como antes, o aún peor.

- Dime, ¿Sigues en el suelo, Khate? - Vuelvo a encontrar sus ojos avellana y los míos se cristalizan.

- ¿Aún estás en el suelo? ¿O haz logrado levantarte luego de ese ataque de pánico?

- Me he levantado - Me cuesta creerlo, la verdad, por eso mismo bajo la mirada.

- ¿Puedes creer lo que dices? Mírame, Khate.

- Es difícil...

Paso saliva y seco una lágrima que se ha desbordado del mar contenido en mis ojos.

- Pero no imposible - Me recuerda - Nada es imposible, Khate. Deberías saberlo a éstas alturas.

Asiento y conecto nuestras miradas intentando sonreír levemente - Lo sé. Lamento haberla echo venir.

- No hay problema, es mi trabajo - Sonríe con genuinidad y asiento, poniéndome de pie.

Ya ha terminado la sesión.

Nos despedimos como siempre. Me hace un resumen de mi estado, el cual escucho con atención debido a que tengo ganas de progresar, aunque me cuesta.

Sale de la habitación y entra mi médico de cabecera, el cual le ha permitido a mi psiquiatra venir a visitarme tan temprano.

Su nombre es Raphael Torner y me ha acompañado durante todo el proceso de recuperación los últimos dos años; le he tomado cariño.

- Preciosa, ¿Cómo te encuentras? - Me sonríe como siempre mientras sostiene una carpeta abierta en manos.

- Mejor. Gracias por permitirme ésto, se que es muy temprano aún y...

- Ya, déjalo estar. Cualquier cosa es bienvenida si va a ayudarte a progresar.

Sonrío de labios cerrados y me extiende un papel.

- Fírmalo y podrás retirarte. ¿Tú hermano vendrá por tí?

Tomo la birome que está en mi bolsa y niego mientras dejo mi firma en las líneas debidas.

- No lo he llamado, cree que me darán el alta en dos días.

- ¿Le harás una sorpresa? - Recibe los papeles firmados y contemplo el huequito en su mejilla derecha cuando las comisuras de sus labios se elevan.

- Algo así. Tengo ganas de meditar y se que con él no podré hacerlo tranquila.

- Ya veo..., bueno, espero que llegues sana y salva a casa, Preciosa - Lo abrazo y sonrío al sentir su aroma a menta - Recuerda que puedes con todo.

- Gracias Rapha, te quiero - Me aparto y tomo mi bolso. Me dice que le envíe saludos a Max y prometo que lo haré; pero lo más seguro es que lo olvide a penas suba al taxi.

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