𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎𝐒, 𝐌𝐀𝐗.

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Max.

No sé si lo ha echo a propósito, o si simplemente fue su trabajo herirme desde un comienzo.

Ni siquiera puedo referirme a ella de mala manera, sé que no es una mala persona.
Pero ha actuado como una de esas personas, ¿Por qué no puedo superarla en paz?

Maldita sea.

Ashley Bennett es mi castigo.

Lo que merezco a cambio de romper todas las reglas estipuladas en ese inservible contrato hace cuatro años.

No debí haberla conocido nunca.

¿Pero qué digo? Si no la hubiera conocido no hubiera esperimentado la verdadera felicidad. Ha sido quien me ha demostrado que sí se puede tener un corazón puro en un mundo tan cruel y sucio.

Lastimosamente, aunque el mío intentó cuidar al suyo ambos salieron heridos.

Dañados, lastimados, adoloridos hasta ahora. Al menos el mío.

Entiendo el motivo del por el cual se fué a quién sabe dónde, porque me lo ha redactado en tres postales, siempre salteandose la parte de dónde se ubica actualmente.

Aún así eso no evitó la soledad en mi interior cuando llegó el veintinueve de febrero.

Ella se había ido dos meses atrás. Solo dos meses y me olvidó. Porque no recibí un miserable mensaje de su parte.

Hasta un mes más tarde, cada vez que creía olvidarla llegaba otra postal y me ganaba el estúpido impulso de leerla

La última vez me pidió por favor que oyera una canción. Un bolero específicamente.
Estuve intentando descifrar el nombre durante una hora, ya que las letras estaban humedecidas y borrosas.

En mi vida había oído un bolero y ahora desde entonces, soy adicto a ellos.

Ésta chica es sin dudas, mi mayor perdición.

Soy consciente de que estoy mal, no he cuidado de nadie más desde el momento en que se marchó. No he podido, porque sentía que la estaba traicionando de esa manera.

Lo peor de todo, y lo que me hace sentir como un completo idiota, es pensar precisamente en que ella ya se ha olvidado de mí.

La última vez que intentó comunicarse conmigo fue hace cuatro años. Y fuí un completo idiota al no responder o intentar siquiera enviar yo mismo una postal como ella lo hizo. O un tonto mensaje de texto.

Al final de cuentas, yo terminé siendo el más cobarde.

He dejado mi trabajo, no pude continuar.

No me importaron las ofertas de los famosos, mucho menos las de las celebridades de Hollywood.

Lo único que necesitaba era a ella.

Y no la tenía cerca de mí, no podía fingir que todo estaba bien y seguir como si nada

Me refugié en ayudar a Khate con la universidad, encargarme de los asuntos del edificio - específicamente mi penthouse -, cuidar las plantas del mismo y beber café por las noches. Hacer ejercicio constante y desvelarme de vez en cuando, releyendo sus cartas una y otra vez; buscando un excusa para no rendirme por completo.

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