𝐓𝐑𝐀𝐍𝐐𝐔𝐈𝐋𝐈́𝐙𝐀𝐓𝐄.

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Ashley.

-Es obvio que él lo hizo, Ashie.

-Sí... es su trabajo después de todo -. Comenta Khate.

-Aunque no recuerdo en qué momento salimos de la fiesta...

Manuel llama mi atención. Yo tampoco lo recuerdo... supongo que volví a pasarme con el alcohol.

-Cinco y cuarto de la mañana. Los recogí en la entrada de la mansión, como lo habían estipulado -. Max se roba mi atención.

-¿Te mantuviste en el coche todo el rato...?

-No.

Seco. Frío. Distante.
Así está actuando conmigo. Y, la verdad, aunque tengo muchas preguntas prefiero seguir con mi desayuno y oír la conversación-disputa entre Manuel y Khaterine.

- Señorita Ashley...

Alzo mi vista y encuentro la de Margareth.
Aún no he hablado mucho con ella desde que se tomó los días libres. Es como mi segunda psicóloga a estas alturas.

- Me gustaría tener unos minutos a solas con usted...

Mi curiosidad despierta cuando noto el titubeo.

Todos me miran y siento como el calor sube a mis mejillas sin razón alguna.
Me amarga que él ni siquiera se interese en la conversación.

- Claro, podemos ir a la sala...

Ambas salimos de la cocina. Se mantiene de pie frente a mi y le sonrío, intentando que se sienta en confianza.

-¿Está todo bien...? ¿Necesitas algo en lo que pueda ayudarte?

Se ve nerviosa. A pesar de estar en sus cuarenta y algo, se mantiene perfectamente. Opino que el corte Bob resalta sus facciones y de muy buena manera.

-Piccola ragazza, necesito comunicarte algo importante... ho bisogno che tu capisca la mia posizione...

-Espera... no entiendo lo que dices...

La verdad es que sí se hablar italiano, pero muy poco. Hace años no lo intento, y el que hable tan apresuradamente me confunde...

-Lo siento. Solo digo que... hay algo importante que usted debe de saber. Pero preciso que entienda mi punto. Que no me juzgue, ya que... hemos logrado una relación muy bonita desde que ha llegado y...

-Está bien - Le sonrío y tomo sus manos en las mías - Margareth, puede decirme lo que sea. No tiene por qué...

-Sí, señorita. Tal vez no le guste lo que vaya a decir...

El que sus ojos se cristalicen me preocupa. Paso saliva y aprieto suavemente sus manos.

-Margareth, por favor... no me asuste...

- Sólo prométame que no va a molestarse conmigo. Se que su padre se enfadará por no dejar que él lo diga, pero es que necesito soltar...

-¿Mi padre? ¿Tiene algo que ver?

-El...

- ¿Qué tiene? ¿Te ha echo algo? ¿Se ha cabreado contigo o algo así? -Me exaspera que se demore en decírlo...

-No. Claro que no... pero podría si sabe que le voy a decir lo que voy a...

-Margareth, ya...

-L-lo siento. Es que... - Suelta una bocanada de aire y abandona mis manos, pasándolas por su rostro -. B-bueno... hace unos días, me tomé un descanso...

- Porque estaba enferma, lo sé...

- No. No estaba enferma...

- ¿No? - Papá me ha mentido...

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