Capitulo 8

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Narrador:

Amelia se encontraba en su casa mientras hablaba animadamente por llamada junto a Kuroo, hasta que de un momento a otro se escuchó un grito fuerte del más alto.

- ¡Kuroo! ¿Que te paso? ¿Estas bien? - le pregunto preocupada, el hizo un sonido de que estaba bien.

- Estoy bien Ame, solo que me llegó un mensaje de Kenma que me decía que estaba enfermo. - Ahora su rostro era de total sorpresa no se había imaginado que el chico estaba enfermo, al parecer tenía fiebre.

- Ame ame, gatita, ¿puedes hacer un favor? - pregunto el, ella asintió - Podrías ir a la casa de Kenma, es que yo no estoy en casa, podrías ir y ver que no se muera o algo así.

Ella río asintiendo.

- Claro Kuroo, no te preocupes cuidaré del lindo chocoflan, nos vemos - colgó rápidamente dándose una cachetada mental por lo que había acabado de decir. - Tonta tonta.

Suspiro sonriendo, se imaginaba a Kenma enfermo, le daba gracia porque él siempre era tan tímido que no podía evitar no preguntarse si sería un poco más atrevido o sería más tímido de lo que ya era.

La relación entre ellos dos y Kuroo claramente, iba bien, Amelia iba a los entrenamientos de Yaku viendo un poco más al chico teñido, desde el día en el que ella fue a la casa de Kuroo no habían entablado una conversación entre los dos con más palabras que solo hola y adiós.

Pero aún así es como si ella no necesitará hablar tanto para entenderlo, lo conocía poco a poco por las ocurrencias que decía Kuroo o por las pequeñas cosas que el mismo le comentaba a ella con su timidez de siempre, todavía le resultaba difícil, y se sentía como si el aire se le estuviera cortando cada que hablaba con ella, ella se dio cuenta que era hijo único pero que desde que conoció a Kuroo fue como si fuera su hermano.

Ella cada día que pasaba con ellos veía como el chico amaba estar con su consola, como si fuera de vida o muerte estar jugando, veía las tiernas reacciones que el chico hacia cuando ganaba, inflaba sus mejillas con satisfacción y un ligero brillo adornaba su rostro sonrojado, pero en cambio cuando perdía le daba aún más risa, era de lo más tierno, fruncía su ceño y sus labios se curvan en un pequeño pucherito.

Era demasiado para ella.

- Su-su, ya vuelvo - bajo las escaleras con rapidez tomando su chaqueta y su bufanda azul junto a su bolso donde tenía algunas cosas para alegrar al chico.

- ¿Para donde vas? - Pregunto el dejando el cubierto en la mesa, estaba comiendo.

- A la casa de Kenma, al parecer está enfermo, voy a ver cómo está - el asintió pensativo, le daba risa su hermana cómo trataba de ocultar el sonrojo que le daba cuando hablaba de el, y es que a pesar de que no lo conocía tan bien le caía bien Kenma, es como si fuera un pequeño gato que quisiera cuidar y protegerlo de todo mal que lo rodea.

- Está bien... Ve con cuidado - ella asintió con una sonrisa saliendo de la casa, escuchando algunas canciones en su teléfono, había dejado la consola en su casa porque desde que el compañero que se había conseguido le dejó de responder los mensajes se empezó a sentir mal y a perder todas sus partidas, así que decidió despejarse un poco de los juegos aunque era difícil porque ella amaba jugar con su consola pero no se sentía bien sin su amigo de juegos.

Al llegar toco la puerta, esperaba que saliera la mamá de Kenma ya que probablemente lo estuviera cuidado, ella también iría a cuidar de su gatito tierno.

- Oh... Kenma, ¿Que carajos haces afuera de la cama? - Comento ella viendo cómo el chico había abierto la puerta sorprendido por la presencia de ella en la casa, no supo que hacía ahí y como sabía que estaba enfermo, llevaba una pijama de gatos, y su cabello estaba sumamente desordenado como si acabara de despertarse, sus ojos se veían cansados y sus mejillas se veían rojas seguramente por la fiebre. - Dios, Kenma ven conmigo.

El se dejó llevar por la chica, le daba pena si, pero no tenía fuerzas para hablar con ella en ese momento, ella entró a la casa, se quitó los zapatos cerrando la puerta, el chico la esperaba recostando en la pared mientras la veía, se veía bonita, un ligero maquillaje, un peinado muy bonito y una ropa que le quedaba super bien.

- Oh Kenma ven estás muy rojo, debe ser la fiebre, ¿No? - El solo asintió, aunque también era el sonrojo que tenía por verla tan cerca, ella paso un brazo por la cintura de el casi cargandolo, agradecía que el chico no fuera tan alto.

- Ame... Estoy bien - Eso hizo que ella se sonrojara por como la había llamado porque nunca la había llamado así, los únicos eran los del equipo y algunos del equipo Karasuno pero él siempre la llamaba Amelia-chan y como la estaba llamando ahora la hacía sonreír, río suavemente.

- No lo estás chocoflan - subieron a la habitación del chico, muy ordenada realmente, en su mesa de noche estaba su consola, su teléfono, y algunos vasos. - Acuéstate - el asintió pero al hacerlo no cayó bien en la cama haciendo que Amelia tambien cayera con el en una posición un poco comprometedora, estaba encima de él, el abrió sus ojos sorprendido de verla tan cerca, pero se relajo cuando ella le sonrió aún estando nerviosa por la cercanía que él tenía con ella.

- Ame... Ame... Ame... - Ella río, separándose para ahora sacar de su maletín lo que le había traído al chico, un pequeño pay de manzana para cuando se pusiera bien.

- Chocoflan te traje tu favorito - Kenma al verlo se volvió a sonrojar y se escondió entre las sábanas, ella río fuertemente quitándose la chaqueta y la bufanda para dejarla en el asiento cerca a la cama. - Lo dejaré en la nevera, ya vuelvo - ella salió rápidamente, escucho como Kenma se quejaba así que volvió rápidamente.

- No me dejes solo Ame... - Susurro todavía con las sábanas tapadas - No quiero estar solo, todos me dejan solo.

Esto hizo sentir un poco mal a ella, no quería que el se sintiera así, quería cuidarlo.

- No te dejaré solo Kenma, estaré aquí junto a ti, no me iré, duerme tranquilo. - el salió de las sábanas dejando ver solo sus ojitos de gato ahora con brillos en ellos.

- Está bien. - Asintió quedándose dormido, ella sonrió pasando una mano suavemente acariciando la piel tersa de el, paso una mano por una de las manos del chico y sintió algo en la muñeca de el, al sacar el brazo de la sábana vio algo que le dejo sorprendida y con una ligera presión en su pecho, era la liga que ella le había prestado aquella vez, todavía la llevaba.

Ahora estaba segura que no lo quería dejar solo.

Hey hey hey, ¿Como están? Lo siento mucho por dejar esta historia sin capitulos Ahhh, me pone muy mal porque de verdad quería escribir pero tenía cero inspiración, pero por fin me llegó así que estoy agradecida por eso

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Hey hey hey, ¿Como están?
Lo siento mucho por dejar esta historia sin capitulos Ahhh, me pone muy mal porque de verdad quería escribir pero tenía cero inspiración, pero por fin me llegó así que estoy agradecida por eso.

Prometo subirles más capítulos, espero les esté gustando la historia tanto como a mí escribirla, los amo muchoooo.

Adiós adiós!!!

Mi acosador gamer • Kenma KozumeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora