Jun Alice tenía un deseo. Uno que incluía a su padre y a su traumático pasado, pero antes de poder cumplirlo algo sucedió. Algo que comenzó a acabar con el mundo lentamente, apenas dejándola pensar y consumándola por completo. En una lucha entre mon...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CHA HYUN SU.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━━━━━━━━━━━
Un ruido sordo se hizo tras su espalda, entre los arbustos. Alice detuvo su andar un segundo mirando de reojo alrededor. Llevaba caminando lo suficiente como para forzar la pierna herida y sentirse agotada, pero también lo bastante como para estar lejos del estadio, en medio del bosque antes de llegar a la ciudad en ruinas.
Agudizó sus sentidos y oyó la pisada, tan indiscreta que pudo haber sido creada por su imaginación. Continuó su avance, fingiendo no reconocer que alguien la seguía y, cuando dobló la vuelta entre los arbustos y la presencia tras su espalda estuvo más cerca, se giró abruptamente para arrinconar a la otra persona. Que, para su no sorpresa, se trataba de Bang Jin Ho, que parecía haberla seguido en todo el camino.
Lo empujó al tronco de un árbol, arrinconándolo, y le acercó el cuchillo al cuello. Los ojos del soldado la miraron con pena, pero aunque la punta del cuchillo rozó su piel, no se veía asustado.
— ¿Por qué me estás siguiendo?
El soldado pasó saliva, sus ojos enfocados en el metal del cuchillo tan cerca, Alice lo presionó más hacia su piel.
— Está oscuro, es peligroso — respondió con valentía sin oponer resistencia a la posición donde sus rostros estaban muy cercas —. Deberías volver, cuando amanezca puedes volver a huir.
Ella soltó una risa seca, alejando el cuchillo y dejándolo en libertad.
— Ese estúpido padre — murmuró con coraje —, no puede mantener la maldita boca cerrada.
— ¿De verdad estas huyendo? ¿De qué?
Alice lo miró, irritada por la presencia. Resopló, mirando el cielo oscuro y las estrellas brillar, el silencio interrumpido por la naturaleza que aún en medio del desastre seguía brillando.
— De ti, de Eun Yoo, de ellos, de todos — respondió hostil —. Del mundo de mierda.
Jin Ho pasó saliva. Los ojos oscuros se fijaron en ella, la pizca de indecisión atravesándolos, el miedo y el amor, impactando con sus pensamientos irracionales y las ganas de atraerla hacia él, de abrazarla y jurar protegerla de lo que sea que la estaba atormentando.