Jun Alice tenía un deseo. Uno que incluía a su padre y a su traumático pasado, pero antes de poder cumplirlo algo sucedió. Algo que comenzó a acabar con el mundo lentamente, apenas dejándola pensar y consumándola por completo. En una lucha entre mon...
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EL MONSTRUO DE CHA HYUN SU.
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A pesar del rechazo constante de Alice, se siente sumamente preocupado, cuando él debería estar desconsolado, tal vez molesto. Debería rendirse, pero no puede hacerlo. Quiere proteger a Alice, aunque sabe que no es una damisela en apuros y que la mayoría de las veces parece ser al revés, pero quiere ser parte de su vida, hacerse un espacio en su soledad.
Chan Young va de un lado a otro en el pequeño espacio entre la carretera, soltando suspiros irritados mientras se revuelve el corto cabello de la nuca. Jin Ho se quedó quieto, observándolo con diversión y al mismo tiempo lastima, seguramente él debía verse igual de patético.
— Olvídalo — llamó su atención, recargando el peso en un auto —, ni siquiera te pidió que te quedaras.
— ¿Y a ti si? — ostentó Chan Young en contra ataque.
Claro que no.
— Si lo hubiese hecho, no estaría aquí.
No, estaría directo en sus brazos, porque sólo necesitaba un empujoncito, una señal, una aprobación para ir tras ella. No pedía mucho. Ni siquiera tenía que ser su novio o algo así, solo quería que le dejara demostrar que él podía cuidarla, que podía llenar ese espacio vacío en su corazón, pero Alice lo quería fuera de su vida.
Y su amigo estaba igual de jodido que él en el amor.
Mejor no lastimarse.
Lo empujó por la espalda, obligándolo a caminar, Chan Young se quejó por el tobillo herido, pero siguió caminando. Ambos dando pasos cortos y lentos, como si esperasen que en cualquier momento su enamorada apareciera para gritarles que les siguiera.
Y algo así paso...
Un auto derrapó en la carretera del puente. Los dos miraron ahí mientras la puerta estaba siendo abierta. Conocían el auto del señor y Ha Ni, pero su corazón bombardeó con la esperanza de ver salir a su enamorada de ahí. Se decepcionaron bastante cuando solo se asomó una sonriente Ha Ni.