El lado oscuro de la sangre

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No es que te tenga asco, pero mi saliva se pone turbia con la tuya cuando me besas.
Entre tantos jardines, la coincidencia es tendencia, por qué de flor en flor pierdo la cabeza.
No es que no vea, pero no encuentro atractivo el rojo de tus labios.
Carnívoros, asesinos, deben la vida de tus entrañas, de tu cuerpo, tu escenario.
¿Por qué yo, que también provengo de la carne de las flores, no puedo pedirte estés a mi lado?
¿O es que acaso yo temo de no entender el asco que te tengo, al ser ambos carne que pretenden ser flores?

Borrador: Entender El Arte De Lo No SatisfactorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora