No soy ningún genio, pero esto no está bien

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Áspero oeste, alla por lo que alguna vez fue México. Los años no importan tanto como el que pasa a través de ellos, negros libres, irlandeses recorriendo un país corrupto y nadie que pueda vivir decentemente. Solo los envalentonados vivían con gracia, si no es que estaban ya muertos, pero eso era parte de vivir con gracía. De aspecto extrañamente femenil y ropas holgadas, montando un caballo lastimado que encontró en un barranco de terracería y aguaros en California, un envalentonado se hacía de aventuras, en ironía con lo que ya habíamos dicho, tal vez sin mucha gracía, pero al final la gracia tal vez sea de aquellos con buenas historias que contar, no como este muchacho que jamás quisiera recordar todo lo que le pasó. Renato Carruso, un chico originario de Kansas, de madre mexicana y padre desconocido, parecía un cliché tan absurdo su vida que hasta le daba pena el recordar que hacía ahí, en un poblado olvidado de California a intentar hablar con las comunidades mexicanas para obtener algo de información sobre un hombre que solo había visto en fotos arrugadas.
Deja su caballo a un lado, se baja con su ya de por sí peculiar aspecto, largo cabello y rostro de mujer, para entrar a una taberna de mala muerte con olor a meados únicamente superado por el penetrante aroma del alcohol.
Joder y más joder, solo eso pasaba por la cabeza de Renato al tener que pasar por lo mismo siempre que llega a alguno de estos pueblos olvidados.
Misterioso y evidente Renato ve a través de la sombra de su sombrero sobre su cara al cantinero de turno, un viejo que para sorpresa de nadie; Era un pendejo anciano borracho, de brazos fuertes, dedos de zanahoria y barriga casi perfectamente cilindrica, era tan surreal que Renato pensaba en que había que tener habilidad para tener la panza así de esferica.
"Busco información" Renato antes de recibir cualquier tipo de respuesto solo quedó en vergüenza. El tabernero con cara de pedo, se le quedó viendo los segundos largos, hasta el minuto, en dónde lo único que le nació decir fue "¿eres una mujer?"
La conversación fue fluyendo en torno a la apariencia femenina de Renato, hasta que el tabernero al fin entro en sus cabales y comenzó a atender a su cliente.
En busca de aquel hombre de figura perdida, enigmática, tal vez un don nadie pues nadie sabía de él; hasta ese día.
"Un hombre vino a buscarlo antes, con traje vaquero negro, elegante, tal vez alguien de abolengo, tenía la misma foto que tú tienes en el adentro de un reloj de oro". A Renato se le abrieron los ojos con asombro, estaba perplejo en intrigado de que alguien más, en el baldío de lo que es el estado californiano hubiera alguien más en busca del mismo hombre que el, eso empezaba a a oler a chamusco.
"Fue al suroeste, deberían estar divagando por los desiertos" el tabernero dijo limpiando un tarro de cristal con un trapo. Renato así como entro se fue, con una aura que generaba suspenso y un estilo envidiable al caminar. Ya afuera del bar, con nueva información su búsqueda después de tres largos años daba frutos de verdad, ahora tenía una pauta que seguir además de vagas pistas que tenía a partir de una fotografia en un papel ya gastado. Ya casi estando montado en su caballo Renato es detenido por el recargar de una pistola.
"Dinos quién es el hombre que buscas, y todo lo que sepas sobre el" Es apuntado por un hombre que por más que quisiera, Renato no se podía tomar enserio. Tenía unos calcetines largos y sus pantalones estaban caídos hasta su rodilla, con los pantalones orinados y su camisa manchada de líquidos de dudosa procedencia. Decir que aquel hombre estaba borracho era quedarse corto, estaba tan puramente ebrio que se llevaba su arma aún en la funda. La razón por la que tenía los pantalones abajo era por qué ni si quiera pudo desenfundar su arma, tomándola con el cinturón.
Ni si quiera el podía estar creyendo que esto iba a enserio ¿No?
"Aquel hombre por el que preguntas, han venido varios a preguntar por el, dime quién es el hombre" el hombre gritaba y le salían las flemas en cada alarido. Antes de que Renato pudiera contestar algo, fue interrumpido por otro otro hombre igual de borracho pero más sensato.
"Joel, entra ya, ¿Qué haces apuntando con un arma a esa niña?".
El viejo borracho sin pensarlo demasiado se volteo y disparo su arma hacia el borracho que recién había salido de la cantina... Fallo el disparo rotundamente. Ambos borrachos entraron en una riña, palabrería, empujones, gritos ferales, era ridículo, los dos estaban que se caían de borrachos; hasta que empezaron a hablar.
"Luke mal nacido hijo puta ¿de verdad quieres meterte en esto?"

Borrador: Entender El Arte De Lo No SatisfactorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora