Capítulo 3

105 16 77
                                    

Harry nota la expresión en el rostro de Charlie, sus pupilas están dilatadas, su semblante refleja terror, y su vista quedó fijada en un punto, hacia la nada

H: Cariño estás bien?

Charlie no reaccionaba, no pudo gesticular ni una palabra. Sólo empujó a Harry para apartarlo de encima suyo y corrió hacia el baño. Cerró la puerta tras él, se dejó caer. Pegó la espalda contra la puerta, acercó sus rodillas al pecho, se tapo el rostro con ambas manos. Un mantra de repetía en su cabeza, sin cesar "no puede ser", "esto no está pasando", "no puede pasarme de nuevo".... Una y otra vez sonaba su voz en su cabeza tratando de entender todo lo que estaba pasando mientras se balanceaba frenéticamente de adelante hacia atrás.

Harry no sabía qué hacer. No sabía cómo ayudarlo. Nunca lo había visto en ese estado. Escuchaba los golpes de la puerta pero no quería preguntar, sabía que si le daba su espacio, Charlie le contaría todo. Si Charlie estaba mal, presionarlo con preguntas sólo lograba que se cierre aún más sobre si mismo.

Pasaban las horas y Charlie no salía. Harry estaba sentado en su cama viendo la puerta del baño. No alejaba la vista de ella, como si su vida dependiera de ello.

H: Cariño, dime por favor que aunque sea estás bien

C: si, pero aún quiero estar aquí

H: necesitas algo?

C: no, ve a dormir

Esa noche ninguno de los dos pudo pegar un ojo. Charlie se mantuvo despierto pensando en múltiples teorías por las cuales esto le volvió a suceder. Ninguna le cerraba. No entendía porqué le sucedía esto.

Harry tampoco pudo dormir. Toda la noche estuvo pendiente de la puerta. Charlie le daba señales para que no se preocupara tanto, pero no era lo mismo.

La luz del día aparece en la ventana y por fin la puerta se abre... Harry se sobresalta al verlo

C: tranquila cariño, estoy bien, sólo tenía náuseas y no podía moverme

H: estás seguro?

C: si, tranquilo, voy a ducharme porque estoy congelado - aún estaba desnudo y temblaba de frío

Harry no le creía, realmente sentía que algo más estaba pasando, pero no era el momento de preguntar.

Ese sábado desayunaron, almorzaron y salieron a dar un paseo. Charlie fingía que nada había pasado, decidió ignorar lo que vio, fue una casualidad que eso le volviera a suceder. No iba a permitir que se entrometiera en su vida de nuevo. No ahora, que ya era feliz.

Ya en su casa, Harry ordena las empanadas favoritas de Charlie y se sientan a ver una serie. Pelearon por la temática como siempre, Charlie quería una romántica pero Harry quería un drama coreano. Al final, optaron por la romántica, siempre ganaba Charlie.

Se sentaron juntos frente al sofá y comenzaron a comer. Charlie se reía de lo mal que actuaban los protagonistas.

De repente, la tele se apaga. Harry se ríe por el susto que se pegó Charlie. Harry vuelve a prenderla y siguen viendo la serie. La tele vuelve a apagarse. Harry se dispone a ver los cables, seguro algo hacia falso contacto, pero no. Vuelve a prenderla.

Harry se reía de Charlie, no podía creer que realmente estuviera asustado. Él no lo entendía.

El volumen de la tele baja de golpe y el brillo sube al máximo.

H: debe ser el control remoto, seguro le fallan las pilas.

Charlie sabía que no era cierto. La presencia que había visto en la noche, estaba sentado frente al televisor, jugando con los botones y gritándole que lo ayudara. Intentaba ignorarlo, fingir que realmente no veía ni escuchaba nada.

Au#4: Más allá de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora