En una prestigiosa escuela de magia donde todos los alumnos se rigen por un estricto programa de materias, siempre hay un grupo de alumnos que quieren saber más allá de lo que se les enseña, pero en muy pocos casos también existe un chico que conoce...
Era lunes de un día lluvioso, tanto Soobin como Beomgyu estaban sentados juntos en clase de pociones, aunque ninguno prestaba atención realmente. Beomgyu pensaba en cómo invitar a Soobin, y Soobin aunque de vez en cuando ayudaba a otros, no podía dejar de pensar en qué hacer con lo que sentía, ¿debía decirle? ¿O sólo guardárselo?
Sin saberlo sus pensamientos estaban ocupados por el otro, y ninguno de ellos sabía qué hacer al respecto.
De repente Soobin notó que ya nadie necesitaba ayuda, así que usó el tiempo de excusa para ir junto a Beomgyu. Observaba cada movimiento que hacía, estaba completamente concentrado en que su poción saliera bien. No pudo evitar sonreír un poco, ¿siempre ha sido así de lindo? Sus largas pestañas que acariciaban sus mejillas cuando pestañeaba, su nariz tan fina, su piel que se veía tan suave... ¿así era enamorarse? Mientras más lo miraba, su estómago cosquilleaba ligeramente, ¿realmente era legal sentir esas cosas por una persona?
Beomgyu sentía su miraba sobre él, cosa que intentaba ignorar para no distraerse, aunque igualmente sonreía. Oh, pero si supiera de la mirada que le dirigía, no querría apartar su vista jamás.
Ninguno lo notaba, pero a la distancia, el profesor—aka el padre de Soobin— se preguntaba cómo es que por primera vez en años veía a su hijo tan expresivo.
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Después de esa clase y antes de que se separaran para ir a clases diferentes, Beomgyu decidió no acobardarse más, al final, quien no arriesga no gana.
– ¡Soobin hyung, antes de que te vayas! – tomó su muñeca y la extendió para dejar una hoja de papel sobre su mano.
– ¿Qué es esto, Gyu?– tomó la hoja entre ambas manos y notó que era un cartel. – ¿Baile a beneficio?
– Sí... Kai me contó sobre eso, la verdad no me interesaba mucho porque a fin de cuentas es interactuar con mucha gente, pero me dijo que podía invitar a alguien y...
– ¿Quieres que vaya contigo?– la expresión de Beomgyu cambió a una de sorpresa, ¿significaba que Soobin se estaba auto invitando?
– ¿Qué- quiero decir, ¡sí! Claro... si no tienes problema con ello– Soobin rió, nunca lo había visto tan tímido, ¿dónde había quedado el Beomgyu que lo amenazaba por respirar? Lo extrañaba un poco, pero le gustaba mucho el Beomgyu de ahora que se empezaba a dejar querer por todos.
– Por supuesto que no, me encantaría ir contigo, no pienso estar sentado en una esquina solitario como Yeonjun– le revolvió el pelo a Beomgyu, quien reía, aunque por dentro sentía que iba a vomitar su corazón.
Que rara forma de expresar nervios.
– ¡Entonces ya está! Muchas gracias por aceptar – hizo una breve reverencia y luego se fue corriendo, no quería llegar tarde. Soobin suspiró al verlo irse, malditos sentimientos todos complicados.
