Thirty two.

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Beomgyu yacía en el rincón del salón en el cuál había sido atado, llevaba unos largos 20 minutos contemplando como los tres chicos que lo acompañaban afinaban detalles para el hechizo del cual era ajeno todavía. Desconocía la gravedad de este por lo que tenía urgencia en soltarse, pero no podía hacerlo sin tener la atención de quien puso el hechizo.

Para su suerte—o desgracia— no pasó mucho cuando terminaron de planear lo que harían, por lo que dos de ellos volvieron su atención a Beomgyu.

– ¿Ya terminaron? – preguntó con un tono irritado. Heeseung y Jay se pararon justo frente suyo, Heeseung manteniendo menos distancia que el último. Tras ellos estaba Jake, vertiendo una especie de líquido sobre su varita.

– De hablar sí, contigo no – enseguida Jake le lanzó la varita y Heeseung la atrapó, y apoyó la punta de esta en la frente de Beomgyu en un movimiento nada descuidado, ocasionándole un leve dolor punzante que expresó con una mueca.

– Qué cuidadoso... – en respuesta, Hee empujó su cabeza hacia atrás con la varita – Me vas a romper el cuello.

– Sí... no hagas eso, tonto – le susurró Jay a su lado, por lo que Heeseung alejó la varita de su frente.

– Gracias... ahora, ¿qué quieren? Tal vez podemos negociarlo.

– Tu magia.

– O tal vez no.

Cualquiera pensaría que es el momento en donde los malos sacan su discurso acerca de porqué es necesario hacer tal acto atroz, pero acá no existe eso, porque ni siquiera existe una razón para lo que hacen, en algún punto en sus retorcidas mentes lavadas la idea de robar la magia de un mago poderoso pero vulnerable parecía maravillosa para sacar a los magos de bajo nivel de su... ¿inexistente discriminación?

O tal vez era un motivo absurdo para ocultar su necesidad de poder sin esfuerzo.

– ¿Para eso querían mi ayuda? ¡Ni siquiera saben lo que hacen! Los encantamientos de esa magnitud son muy peligrosos y ustedes definitivamente no tienen la habilidad para controlarlos – Beomgyu no estaba asustado por él, más bien porque el simple hecho de intentar un hechizo tan elaborado sin experiencia alguna podía acabar terrible, no era un juego.

– ¿Tienes miedo de quedarte inútil? No te preocupes, dejaremos un poco para ti – Jay ajustó nuevamente la presión del hechizo que lo mantenía atado, haciéndolo gimotear ligeramente.

– No lo entienden, no se trata de quién tiene más magia que alguien, hay muchas cosas en juego, puede-

– Correremos el riesgo – ni una palabra más ni una menos, la varita conteniendo la poción apuntó en su dirección, un movimiento rápido bastó para que de ella saliera una fuerza mágica brillante que tan pronto tocó el cuerpo de Beomgyu se convirtió en una especie de aspiradora mágica que cubrió su cuerpo y comenzó a hacer el intento de aspirar o arrancar de él su magia. El preciso momento donde Beomgyu descubrió que no iba a poder librarse por su cuenta; jadeó cuando empezó a sentir como la energía abandonaba su cuerpo, no era doloroso, pero sí empezaba a entumecerle el cuerpo.

De repente una masa brillante parecía emerger de su cuerpo, cosa que lo aturdió tanto que empezaba a ver borroso—mucho más, considerando que no tenía sus anteojos consigo—, la magia pronto llegó a la varita, mandando una corriente electrizante por el cuerpo de Heeseung mientras la energía se drenaba de Beomgyu, dejándolo casi al punto del colapso; antes de que Heeseung pudiera avanzar más, la puerta del salón fue abierta de golpe, seguida de una chispa que voló directamente hacia la mano de Heeseung, haciendo que la varita volara de su mano.

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⏰ Última actualización: Sep 19 ⏰

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He knows magic ✧ soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora