16. Un ladrón

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Will sé volvió extremadamente consciente del paso del tiempo y solo dejó transcurrir un día antes de reunirse con Abigail para conseguir un segundo viaje a 1980. Su amiga lo cuestionó en múltiples ocasiones al respecto de su bienestar, de sí realmente se sentía preparado para volver, pero, ninguna de sus palabras parecía importar, Will estaba convencido de que las respuestas a todas sus preguntas estaban en el pasado.

"Quiero terminar con esto lo más pronto posible" dijo Will tratando de convencerse a sí mismo y a Abigail, sin embargo, la realidad era que el quería volver a 1980 para averiguar en que momento Hannibal había comenzado a odiarlo.

La noche anterior cuando Hannibal le lanzó el balón de voleibol le mostró una mirada de profundo desprecio, la clase de aversión que Will solo había visto en aquella ocasión cuando lo descubrió uno de sus compañeros de su anterior preparatoria besando a otro chico. Se trataba de un asco que helaba las entrañas y te hacía querer bajar el rostro.

En aquel momento Will sintió el balón entre sus dedos y deseó que Hannibal lo hubiera insultado, un puñetazo también lo habría tolerado, cualquier cosa a la que pudiera responder era mejor que una simple expresión de desprecio que no parecía tener motivo alguno y que contrastaba enormemente con la última mirada que le había dado Hannibal.

Abigail buscó entre las entradas del diario de William y escogió una que venía acompañada con la fotografía de dos pinturas abismalmente distintas, no sin antes dejar que Will leyera algunas entradas previas sobre los últimos acontecimientos antes de su regreso.

17 octubre 1980

Querido diario:

Estoy seguro de que debes estar cansado de escuchar sobre H, pero la mayor parte de mi tiempo la pasó con el, caminamos juntos a las clases, entrenamos juntos y ahora incluso me ayuda con la tarea, ¿Puedes creerlo? Porque yo no.

Ayer incluso se quedó dormido en el escritorio de mi habitación, tuvimos suerte de que ningún prefecto decidió revisar que todos estuvieran en su cama o de lo contrario hubiéramos terminado castigados los dos.

Tuyo, W.G

19 de diciembre de 1980

Querido diario:

A es simplemente la chica más festiva que conozco, a penas comencé a hablar con ella después del torneo y hoy tocó a mi habitación con el pretexto de celebrar Navidad antes de que comenzaran las vacaciones.

Antes de que pudiera decir cualquier cosa ya estábamos cuatro personas escondidos en la habitación de H partiendo un pastel cocinado por A. No puedo decir que haya sido un momento desagradable, para ser honesto creo que es la primera vez que veo sonreír a B y yo mismo no podía dejar de burlarme de H que no dejaba de tensar sus hombros al más mínimo ruido que pudiera significar que estaba a punto de ser descubierto con dos chicas en su habitación.

Tuyo, W.G que tengas una muy feliz Navidad.

2 de febrero de 1981

Querido diario:

No tolero a F.

Ya sé que no debería hablar mal de una chica a sus espaldas, pero ella es simplemente insoportable, toda la semana pasada a donde sea que iba se aparecía con su cámara, siempre tratando de tomarme una fotografía y cuando no logré evitarla me desperté al día siguiente con la novedad de que el periódico escolar tenía una foto mía en la portada con el título, "La estrella del equipo de Mirfield vetado de la siguiente temporada por sus calificaciones en arte".

Espero que repruebe todas sus materias y la expulsen.

Tuyo, W.G.

3 abril 1981

Querido diario:

Por primera vez me quedé a solas con B, hasta ahora creí que no le agradaba, pero, ahora llegué a la conclusión de que simplemente es muy reservada. En la tarde después de clase la vi peleando para cargar una cubeta con agua con la que regar sus plantas y me ofrecí para ayudarla, debiste verla, primero me vio de pies a cabeza como dudando de mí, para luego dejarme cargar la cubeta y cuando por fin llegamos a su pequeño jardín me sonrió.

Déjame repetírtelo, ¡Me sonrió! También me dio las gracias y dijo que era muy amable, pero su sonrisa se quedó en mi memoria, yo pensaba que ella era demasiado refinada como para mostrar emociones y resulta que solo es tímida.

Hasta luego, W.G

12 de mayo de 1981

Querido diario:

Quiero que sepas que no me enorgullece haber robado el asiendo de B, pero, si no paso la clase de arte el entrenador amenazó con no dejarme unirme al equipo el siguiente año escolar y mi última esperanza es que H me ayude a mejorar milagrosamente mis habilidades, de hecho en la clase de hoy por fin capaz de copiar un dibujo que vagamente se asemeja a nuestro modelo.

¡Quizá hay esperanza! No planeo rendirme hasta que este seguro de que esto es un caso perdido.

Sinceramente tuyo, W.G

Pasado el mareo del ritual Will abrió los ojos y se encontró con una réplica de la fotografía que le mostró Abigail. Frente a el tenía un lienzo a medio trabajar con un intento de florero, en ese momento se encontraba en un salón de arte junto a sus demás compañeros de clase y en el centro se alzaba un arreglo floral en tonos alegres que inspiraban una alegría inexplicable.

"Cerrar los ojos no va a mejorar tus habilidades" dijo alguien justo a un lado de Will.

Will se giró a su derecha y se encontró con que la persona que había hablado no era otro más que Hannibal. No la versión desagradable, vacía y amargada de Hannibal, sino su alter ego sonriente, mordaz y juguetón.

"Recuerdo haberte pedido ayuda no que te burlaras de mí" contestó sonriente Will.

"Te puedo ayudar, pero" Hannibal miró de arriba a abajo el lienzo de Will, "No soy capaz de hacer milagros".

Will metió su pincel al vaso a un vaso con agua y lo sacudió para tratar de limpiarlo salpicando accidentalmente a Hannibal, "Mejor no me ayudes a nada, puedo terminar mi pintura solo".

Hannibal se limpió las gotas de agua sucia que cayeron sobre su uniforme y sacudió su pincel frente Will manchándolo de pintura amarilla, "Entonces hazlo solo, pero no vengas a quejarte cuando Mark no te deje seguir en el equipo por tus malas calificaciones".

"Eso fue a propósito, ¿Cómo te atreves a mancharme?", dijo Will tocando con sus dedos los lugares de su rostro que se sentían húmedos de pintura.

"Te juro que no era mi intención mancharte", respondió Hannibal entre risas sacudiendo aún más fuerte su pincel.

Will se puso de pie indignado y vio que la mayor parte de su uniforme ahora estaba lleno de puntos amarillos, "Nunca creí que fueras tan infantil".

"Y yo nunca creí que tú fueras tan sensible", se burló Hannibal.

Will le dio la espalda a su compañero de escritorio y sumergió su pincel en un bote de pintura roja para luego darse la media vuelta salpicando en su dirección, sin embargo, antes de que pudiera cantar victoria se dio cuenta de que Hannibal se había apartado del camino y que ahora toda la pintura había caído en un lado del rostro de Abigail.

Abigail se puso de pie en cuanto sintió la helada sensación de la pintura en su piel y sin pensarlo mucho le devolvió el ataque a Will.

Quince minutos más tarde, la profesora de arte se encontró con su salón se había convertido en una grandísima pintura que tenía como sujetos principales a sus alumnos y en un ataque de ira castigo a Hannibal y Will obligándolos a lavar los uniformes de todos sus compañeros que se vieron involucrados en una guerra que no iniciaron, además de que debían limpiar el salón hasta que no quedase ni una sola mancha de pintura.

Después de ese día las páginas del diario de William guardaron una fotografía del primer trabajo de arte decente que había salido de su mano, acompañada por una fotografía de Hannibal y Will completamente salpicados en pintura de todos los colores.

Lonestar[Hannigram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora