17. Cartas veraniegas

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Era la tercera vez que Will usaba el dorso de su mano para secar sus lágrimas, sin embargo, no importaba cuantas veces hiciera esto sus ojos se volvían a humedecer una y otra vez. Aun cuando Will trataba de no hacer ruido cada cierto tiempo un débil hipo resonaba con el eco del pasillo traicionando su sigilo.

Algunas cartas habían seguido su camino hasta el suelo y otras tantas reposaban en el regazo de Will. Con el término del ciclo escolar en 1981 ya no quedaba nada que pudiera ayudar a Will a permanecer en aquel Mirfield del pasado, por lo que, temporalmente su único contacto con los sucesos de esa época eran un montón de cartas que compartieron William y Hannibal durante las vacaciones de verano.

Abigail insistía en que leer las cartas antes de que Will viajara al segundo año de preparatoria en Mirfield era de suma importancia, porque según sus palabras "Cualquier información extra sería de gran ayuda".

Picado por la curiosidad Will se escabulló al pasillo de su dormitorio con las cartas bajo el brazo, una linterna de mano en la boca y el miedo de poder ser descubierto por su compañero de habitación o por algún curioso que pudiera acusarlo de romper las reglas, sin embargo, jamás se imaginó que terminaría llorando y anhelando recuerdos que no eran al totalmente suyos.

Las cartas de Hannibal eran fáciles de reconocer, estaban escritas en una letra afilada y cuidada, mientras que las de William parecían no tener un renglón de escritura claro con líneas enteras de texto a alturas disparejas.

Querido William:

Te estoy escribiendo un domingo, pero, tengo desde el martes pasado pensando si debería o no enviarte una carta, sé que me diste tu dirección para eso, pero, por algún motivo me invadían los nervios cada vez que intentaba comenzar y aún ahora no sé bien que debería decirte, así que empezaré con lo más sencillo.

¿Cómo estás? ¿Estás descansando en tus vacaciones? ¿Qué tal todo en tu casa?

La verdad es que yo no tengo nada de que quejarme, mi única preocupación por el momento es cómo vamos a conseguir nuevos integrantes para el equipo.

Espero leerte pronto, Hannibal.


Querido Hannibal:

Estoy felizmente sorprendido de que hayas decidido escribirme, pasé tanto tiempo sin oír de ti que francamente creí que no lo harías o que habrías perdido mi dirección, pero esta mañana cuando mi mamá dijo que tenía correo me descubrí a mí mismo deseando que fueras tú.

En respuesta a tus preguntas tengo que decir que quisiera descansar, pero, parece que aún no se me levanta el castigo por lo que hice en mi anterior escuela y ahora soy la sirvienta de mi casa, toda labor de limpieza es mi responsabilidad, así que realmente el poco tiempo que me queda lo uso en leer o ver televisión.

Para el equipo puedes contar conmigo, en cuanto regresemos a clases podemos llenar la escuela de carteles o ir de salón en salón en busca de personas que quieran unirse, aunque confío que nuestra victoria en el torneo va a ser suficiente para traer a muchas personas nuevas.

Hasta luego, William.


Querido William:

¿Alguna vez has probado el risotto? Recientemente, he estado tratando de mejorar mis habilidades de cocina y en esta semana aprendí a hacer risotto, sin mentir puedo decirte que tengo cuatro días seguidos comiendo variantes del platillo porque me queda fantástico, quizá es un talento nato que estoy descubriendo hasta ahora.

Lamento leer que tienes poco tiempo libre para ti, cuando se supone que las vacaciones son para descansar, sin embargo, creo que deberías buscar un espacio para practicar tu letra porque entenderla es toda una hazaña, casi parece que estoy viendo alguna clase de código secreto.

Adiós, Hannibal.


Querido Hannibal:

Cuando regresemos a Mirfield tendrás que probar esas habilidades de cocina preparándome algo para comer, de pensarlo ya estoy emocionado y mi estómago empieza a hacer ruidos, no debiste mencionarlo si no estabas preparado para aceptar las consecuencias. Ahora pediré que cocines una vez a la semana.

Ignoraré amablemente tus quejas sobre mi letra y mejor te platicaré que esta semana mi papá rentó "El resplandor" no sé si te gustan las películas o si eres más de libros(pareces más de libros) pero, esta película en particular es realmente buena, las actuaciones te hacen sentir desesperado y a pesar de que es de terror nunca sientes que vayas a gritar, es más como una incomodidad constante que te acompaña en cada escena, si tienes oportunidad deberías de verla.

Cuando regresemos a Mirfield podríamos escaparnos un día e ir al cine, no sé si el pueblo tiene cine, pero no sería un mal plan, déjame leer que piensas tú al respecto y podemos planearlo o simplemente descartar la posibilidad.

Hasta la próxima, William.


Querido, William:

No sé si leí correctamente tu propuesta, pero no tengo ningún problema con ir al cine, incluso podríamos invitar a Bedelia y Abigail, hasta donde yo sé el pueblo sí tiene un pequeño cine, aunque la responsabilidad de elegir la película sería completamente tuya, porque yo no sé casi nada de eso.

Según entendí la película que viste era de terror, así que pensé en recomendarte algún libro del género que pudiera gustarte, ¿Alguna vez has leído Frankenstein o los cuentos de Edgar Allan Poe? Ambas opciones son geniales y no me molestaría discutirlas contigo, incluso podría prestarme mis ediciones para que las leas, aunque nunca me imaginé que serías alguien a quien le gustaría ese género.

Nos leemos pronto, Hannibal.


Querido, Hannibal:

Espero que mi propuesta no te tome por sorpresa y si llegara a hacerlo puedes ignorarla completamente y nada va a cambiar entre tú y yo, pero cuando te invitaba al cine me refería a ti y a mí solos. No tengo nada en contra de las chicas, simplemente no era mi intención original que ellas estuvieran incluidas en el plan.

Con respecto a los libros, yo estaría encantado con que me los prestes, prometo leerlos y regresarlos lo más rápido posible, e incluso si no confías lo suficiente en mí podría tomarlos prestados y leerlos en tu habitación.

Espero ansiosamente tu respuesta, William.


La respuesta a la última carta de William no estaba por ninguna parte, Will no estaba completamente seguro de si existía o si simplemente Hannibal nunca había respondido a la propuesta una cita, la incertidumbre era grande, pero era más abrumadora la fuerza que comprimía el corazón de Will.

Un sentimiento creció en Will en algún momento del año que había pasado fingiendo ser William, por más que tratara de fingir ignorancia el latido de su corazón que amenazaba con romper sus costillas y escapar de su pecho no podía ser otra cosa más que amor.

Le gustaba Hannibal. No Hannibal Lecter de su época, sino Hannibal Lecter de 1981 una versión completamente distinta y que había desaparecido en algún momento de todo este tiempo.

Will escondió su cabeza entre sus rodillas, un sentimiento tan estúpido como el amor no hacía más que complicar las cosas, sus viajes al pasado estaban pensados para resolver el misterio de la muerte de William y evitar que su destino se replicara en el, no para enamorarse de alguien que no toleraba verlo ni en pintura.

Definitivamente, el segundo año en Mirfield no iba a ser nada fácil.

Lonestar[Hannigram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora