4. 30 de agosto

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Will se despertó a sí mismo con la sensación de su rostro golpeando una superficie mientras cabeceaba, adolorido y desconcertado apretó los ojos tratando de averiguar que acababa de pasar, su último recuerdo era haberse quedado dormido, pero el lugar donde se encontraba definitivamente no era su cama, un sutil olor a polvo permeaba el ambiente y alguna ventana debía estar cerca porque sentía el calor del Sol sobre su cuerpo.

"William, William" una voz alertada rompió el silencio de una habitación haciendo eco entre sus paredes.

"¿A quién demonios le dices William?" respondió Will aún recostado con los ojos cerrados, sus memorias albergaban una voz muy similar y el solo hecho de pensar que su compañero de cuarto le cambiara el nombre lo hacía sentir ligeramente molesto.

"Acaso te cambiaste el nombre sin decirle a nadie, porque hasta donde recuerdo siempre has sido William" se burló la otra persona.

Will abrió los ojos para poder confirmar que estaba hablando con Hannibal y contestó molesto, "De qué mierda estás hablando, claramente cuando me presenté contigo te dije que mi nombre era Will y siendo sinceros no somos tan cercanos como para comenzar a llamarnos por un apodo".

"Sospecho que sigues medio dormido porque no creo que seas tan estúpido como para olvidar tu propio nombre" dijo sarcasticamente Hannibal con su atención en alguna clase de escrito, para luego señalar a la pieza de papel sobre el escritorio de Will, "Mira, si no me crees a mi lee tu propia letra".

Will alzó la cabeza y se pasó las manos sobre el rostro para espabilarse, una vez que se sintió más alerta examinó la hoja que había señalado Hannibal solo para darse cuenta que en esta se podía leer el nombre William Graham en una esquina acompañado de una carta de arrepentimiento escrita de su puño y letra.

"Qué" susurró Will confundido y comenzó a tratar de averiguar dónde se encontraba, las paredes que lo rodeaban se encontraban completamente tapizadas de libreros, a su lado se encontraba un pupitre idéntico al suyo sobre en cual estaba sentado su compañero de habitación, frente de ellos había un escritorio de madera repleto de pilas de papel y algunos libros, además el Sol entraba por una ventana francesa al borde de la cual había un pequeño espacio para sentarse y leer con una mejor luz, sin embargo, nada en el lugar a excepción de Hannibal le parecía remotamente familiar, "¿Dónde estamos?".

"La oficina del director, duh" contestó Hannibal con la suficiente seguridad como para que fuera imposible dudar de sus palabras y se acercó hasta el borde de la ventana en donde se sentó, "Aprovecha tu obsesión con esa estúpida cámara y tomame una foto aquí, desde esta ventana se puede ver todo el patio de la escuela, es impresionante"

"¿cámara?" pensó Will, en sus 16 años de vida jamás había sostenido una cámara, esta situación no podía ser otra cosa más que un mal sueño, nada, ni siquiera su propio nombre coincidía con sus recuerdos.

"¿William me escuchaste?" preguntó Hannibal.

Will giró la cabeza para ver a su compañero de habitación y por primera vez pareció reconocer algo, la figura a contraluz de Hannibal y su sombra en el suelo de la habitación despertaron en Will una sensación de deja vú. Una fotografía instantánea de esa sombra era la última cosa que había visto antes de quedarse dormido.

Inquieto Will le puso atención por primera vez al pequeño calendario que reposaba sobre el escritorio, incrédulo leyó la fecha mentalmente: 30 de agosto de 1980.

Una sensación de vértigo invadió al adolescente, su vista comenzó a nublarse y su cabeza comenzó a sentir una ligereza que lo hacía temer que estuviera a punto de desmayarse. Will cerró los ojos con fuerza tratando de contrarrestar su molestia, pero, sus sentidos comenzaron a entumecerse, durante un par de segundos perdió toda sensación y en medio del pánico que comenzaba a invadirlo comenzó a escuchar una voz apenas perceptible.

Las primeras palabras de aquella voz resultaron imposibles de comprender, pero, pronto se volvieron más claras, "Will, Will, es hora si quieres desayunar necesitas despertarte ahora".

Will abrió los ojos asustado y comenzó a hiperventilar, durante algunos instantes trató de calmarse a sí mismo, sin embargo, el malestar y la confusión que acaba de experimentar aún lo perseguían, trató de convencerse a sí mismo de que todo había sido una pesadilla y de que se encontraba en la familiaridad de su habitación, aunque, el realismo de la experiencia parecía indicar todo lo contrario.

"¿Estás bien?" preguntó Hannibal preocupado por la situación, "¿Tuviste una pesadilla o simplemente eres de la clase de personas que despierta de formas extrañas?"

"Solo tuve un sueño raro" respondió Will pronunciando con cuidado cada una de sus palabras con la esperanza de que decirlas en voz alta fuera suficiente para convertirlas en realidad.

"No sé si me escuchaste o si aún seguías dormido, pero si quieres desayunar lo mejor que puedes hacer es levantarte en este mismo momento" dijo Hannibal volviendo a su habitual tono cargado de notas de molestia, "Si bajamos al comedor más tarde sólo quedará la comida que nadie quiere".

"Mhm", Will apartó las cobijas que lo cubrían y se puso de pie dispuesto a seguir a Hannibal hasta el comedor.

"¿Planeas bajar así?" Hannibal recorrió con la mirada a su compañero de habitación y le dio una mirada de disgusto.

"¿Así como?"

"Con la misma ropa que usaste ayer y con la que dormiste"

"Claro que sí, nadie además de ti me vió, puedo usar esto un par de veces más antes de tener que lavarlo"

Hannibal apretó los labios en una mueca de disgusto y comenzó a avanzar hacía la puerta, Will caminó tras de él y antes de abandonar la habitación se giró para poder cerrar correctamente la puerta, sin embargo, antes de que esta estuviera completamente cerrada una pequeña figura sobre el suelo llamó su atención: una fotografía.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Will, un miedo inconmensurable lo invadió y al ver que la figura de su compañero de habitación se alejaba no le quedó más que gritar, "Hannibal esperame, no camines tan rapido".

Lonestar[Hannigram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora