Capítulo 10
Entre medio de los amoríos de dos, siempre hay un tercero. Siempre hay alguien que quiere sabotear cada minuto de la existencia de ese amor, alguien que se viste de cordero, siendo el lobo.
En medio de un viento frío, Margaret salió a colgar la ropa.
—¡Vivi! —gritó Margaret—. Ven a destender lo seco, llevas todo el día practicando con ese maldito arco.
—Ahora voy, cariño —respondió Vivi, tensando su arco hacia un muñeco de paja.
Tiró la flecha y le dio en el pecho: 100 puntos, como siempre. Después de ayudar a su amada, Vivi y Margaret se sentaron en su sala, mientras veían la novela. Margaret siempre solía peinar a Vivi, la acariciaba, la besaba; era una novia pegajosa.
—¿Qué haría yo sin ti? —preguntó Vivi.
—Seguro morirías de hambre; lo que tienes de linda no lo tienes de cocinera.
—Te amo —dijo Vivi, dándole un beso.
El timbre de la puerta sonó. Vivi se paró del sillón y abrió. Afuera estaba una chica linda, rubia, flaca y de ojos celestes como el mar en sí.
Vivi la miró con desprecio y salió afuera para que Margaret no escuchara la conversación.
—¿Eres o te haces? Te dije mil veces que no te acerques —dijo Vivi, enojada.
—Vivi, yo te extraño, no puede ser que me olvides de un día para otro. Nosotras teníamos algo en común —contestó la chica, acariciando el pelo de Vivi.
—No me toques —respondió Vivi, dándole una cachetada—. Te dije muchas veces, Rosa, no te acerques a mi casa. Lo nuestro terminó, tú la cagaste. Tienes suerte de que no te denuncie.
—¿Denunciarme a mí? —respondió Rosa—. Tú eres el monstruo, eres lesbiana. No quieras que todo el pueblo se entere —dijo Rosa, gritando.
Los vecinos asustados salieron a ver. Margaret también notó la tardanza de Vivi.
—¿Qué pasa, mi amor? Ya no eres tan valiente ahora que todos te ven —dijo Rosa con una risa, mientras la sangre le salía de la nariz—. Te vas a arrepentir, Vivi, cuídate las espaldas —agregó Rosa, antes de irse corriendo a tomar el bus.
Vivi, enojada, entró a su casa ignorando a los vecinos, hasta ignorando a su propia novia.
Margaret, preocupada, se acercó a Vivi y la abrazó.
—¿Qué sucedió, amor? —preguntó Margaret.
—Nada importante, solo una persona del pasado que no sabe cuándo dejarme en paz —respondió Vivi, tratando de calmarse.
—¿Quieres hablar de eso? —preguntó Margaret, acariciando suavemente el cabello de Vivi.
—No ahora, cariño. Solo quiero estar contigo y olvidar este mal rato —dijo Vivi, abrazándola más fuerte.
Margaret le dio un beso en la frente y la llevó de vuelta al sofá. Se acurrucaron juntas, tratando de olvidar el incidente. La novela seguía en la televisión, pero ambas sabían que la realidad era mucho más complicada que cualquier trama de ficción.
—¿No hubiese sido mejor venir con las bicicletas? —preguntó Elías.
—No, no quiero que te rompas una pierna otra vez —le contestó Alexander.
—Estamos tan cerca del cruce, ¿y si vamos por el camino normal? —suplicó Elías.
Alexander se negó y dobló por el segundo camino. Caminaron hasta llegar frente a aquella construcción, una iglesia vieja, cubierta por árboles y plantas. Lo único que resaltaba era una cruz, partida a la mitad.
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Young Heart: Lovers
FanfictionThe Lovers' Saga {01} En un pintoresco pueblo de Bélgica, Elias y Alexandre, dos chicos de 14 años, disfrutan de su verano entre risas, aventuras y los pequeños momentos que hacen la vida especial. Su relación, forjada en meses de amistad y cariño...