"ANILLOS DE PAPEL"

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capitulo 14

Después del almuerzo y de leer la carta de amor de las bellas novias, amantes o como les quieras decir, en medio de papel y plástico, comenzó la clase de artística. El objetivo era hacer algo con periódico mojado y arcilla blanca, que en realidad era pintura mezclada con arcilla.

Elias estaba estupefacto tras estar media hora tratando de hacer algo, pero la arcilla y el periódico se le salían por todos lados. Alexander, al contrario, estaba concentrado con un punzón, tallando algo que parecían dos piedras pequeñas con un agujero en el medio.

—Lo haces ver tan fácil —exclamó Elias.

—Es fácil, solo que tú le tienes paciencia —contestó Alexander.

—Llevo media hora, juro que voy a tirar esta masa en la cara del profesor —respondió Elias, enojado.

Alexander se acercó a la mesa de Elias y lo ayudó. En minutos, ordenó todo. Elias solo miró, enamorado totalmente.

—Ves que no era tan difícil, tenle paciencia —dijo Alexander, limpiándose con un trapo la mano.

—Bueno —dijo Elias, volviendo a ensuciarse las manos.

Después, en la última hora de tanto ensucie, se quedaron ellos dos, Celia y Lucas limpiando el aula, mientras los demás jugaban afuera.

—Odio limpiar, no limpio ni en mi casa —dijo Lucas, tirando la escoba.

—Dale, sabes cómo se ponen los directivos —respondió Celia. —Ustedes no deben estar acá, Elias y Alexander.

—Ya sabemos, pero queremos ayudar —dijo Alexander.

—Tú me obligaste —le susurró Elias a Alexander.

Alexander agarró un poco de arcilla y se la esparció por la cara de Elias.

—¡Alexander! —gritó Elias. —La remera, bobo.

—Es un poco de barro, llorón —contestó Alexander, haciéndole dos corazones en los cachetes.

—Voy a oler a barro por tu culpa.

—Ash, después te lavas —contestó Alexander, sacando algo de su bolsillo.

Eran dos anillos cubiertos por papel, hechos por Alexander en la clase. Con una sonrisa, le puso el anillo en el dedo de Elias, que se puso rojo como un tomate.

—Ahora estamos casados con anillos de papel —dijo Alexander, mirando a Elias.

—Qué hermoso, me queda justo a la medida —respondió Elias, mirando el anillo blanco.

—Tuve que tomar unas medidas cuando dormías, pero no creo que te importe —contestó Alexander riéndose, agarrándolo de las manos.

—No me molesta, me encantan —expresó Elias, abrazándolo.

Del otro lado del salón, Celia saltaba de la alegría.

—¡Me muero, qué lindos, Dios, cuánto amor! —gritaba Celia.

—Qué romántico, las chicas matarían por tener a alguien como Alexander —dijo Lucas.

Celia lo miró con desprecio.

—Obvio, mejor que chicos como tú son —dijo seria.

—¿Qué, tú qué? A ti no te habla ni la mosca —respondió Lucas, enojado.

Celia, ofendida, siguió limpiando, pero se le escapó una sonrisa. Lucas le sonrió con la mirada.

—Creo que tenemos a dos gatos encerrados —susurró Elias a Alexander, que lo seguía agarrando de la cintura.

Young Heart: Lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora