Capítulo 7
Después del colegio, Alexander y Elias se encontraron afuera de la institución. La neblina apenas se estaba disipando entre los rayos de sol.
—¿Cómo te fue en tu clase de piano? —preguntó Alexander.
—Bien, aprendí a tocar una canción nueva. Es algo desafinada, pero voy aprendiendo —respondió Elias.
—Ya la quiero escuchar —dijo Alexander coquetamente.
Siguieron caminando hasta doblar unas cuadras antes de llegar a sus casas. En medio de su charla típica de novios, la bibliotecaria los paró con su auto.
—Hola, perdón que los moleste así de la nada... pero necesito hablar con ustedes —dijo la bibliotecaria alborotada.
—Claro, pero... —respondió Elias.
—No se preocupen por sus padres, ya les dije que estarían conmigo, tareas y eso.
—Ah, eh, entonces sí estamos libres —contestó Alexander.
Con confianza, Alexander subió al auto de la bibliotecaria. Elias, aún desconfiado, subió en la parte delantera del auto. Mientras la bibliotecaria conducía, les fue contando lo que tanto furor les causaba.
—Es raro que yo haga esto, pero en serio me causaron un revuelo en mi mente cuando les conté todo eso —dijo la bibliotecaria.
—Sí, pero ¿qué pasó? —preguntó Elias.
La bibliotecaria sacó de su asiento una caja vieja donde había fotos y cintas de audio.
—En esta caja está todo lo último de Vivi y Margaret, antes de la boda. Vivi me pidió que cuidara esta caja. Desde hace décadas la guardo, pero creo que ustedes la necesitan más.
—Gracias, señora Rosa. Sí que está vieja esta cosa —dijo Alexander, agarrando la caja.
—En esa caja está todo. Hay información sobre ellas y... —agregó Rosa alborotada.
—¿Y? ¿Qué más? —contestó Elias.
—Cosas sobre su hijo. No sé dónde está ahora, pero ahí está todo —dijo la bibliotecaria, aliviada.
—¿Su hijo...? —dijo Elias en voz baja.
—Sí, su hijo, el pequeño Ethan. Siempre lo cuidaba cuando las chicas lo habían adoptado, o lo llevaba a mi casa cuando las personas atacaban con piedras las casas de las chicas. Eran tiempos de mucha homofobia. Ustedes seguro lo deberían ver en historia.
—No hablamos de eso por ahora —dijo Elias, mirando a Alexander.
—Eh, creo que no. Ni idea —respondió Alexander, mirando unas fotos de la caja.
—Sí, la gente prefiere no hablar de eso. Bueno, los dejo aquí —dijo la bibliotecaria, estacionada enfrente de la casa de Alexander.
—Hasta mañana, señora Rosa —dijo Elias.
—Hasta luego —dijo Alexander, saltando del asiento al suelo.
El auto salió a toda prisa, como si la bibliotecaria escondiera algo que la invadía desde años.
—Están como medio raras las personas hoy —dijo Elias.
—Sí, pero por lo menos encontramos más material para el trabajo —dijo Alexander, abrazando a Elias por el hombro. —¿Quieres ir a mi casa?
—Está bien, mis papás creo que no llegan del trabajo —contestó Elias.
Al entrar a la casa de Alexander, los recibió su mamá sorprendida.
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Young Heart: Lovers
أدب الهواةThe Lovers' Saga {01} En un pintoresco pueblo de Bélgica, Elias y Alexandre, dos chicos de 14 años, disfrutan de su verano entre risas, aventuras y los pequeños momentos que hacen la vida especial. Su relación, forjada en meses de amistad y cariño...