"SECRETOS DE LA NOCHE"

368 22 2
                                    

Capitulo 28

En medio de la noche estrellada, Alexander y Elias salían de sus casas, en dirección a la pijamada con los chicos, cruzando por los típicos lugares donde solían pasar, solo que ahora los cubría la fría helada y una luna de queso amarilla.

—Acelera el paso, me estoy congelando —dijo Elias, pedaleando más fuerte junto a Alexander.

—Voy.

Cruzando por el puente hacia el lado norte del pueblo, cuando llegaron, bajaron de sus bicis y las guardaron junto a la casa de Clemente, cubriéndolas con una carpa negra que había al costado. Tocaron la puerta, donde los recibió la mamá de Clemente; detrás estaban Celia y Lucas, tratando de destapar una gaseosa.

—Alexander, Elias. Bienvenidos —dijo amablemente la señora, dando paso a los dos.

—Gracias —respondieron.

Cuando dejaron sus cosas, saludaron a los demás y subieron arriba, donde la habitación en la que se iban a quedar estaba cubierta por sábanas, colchones y demás cosas. Entre medio estaban los demás.

—¡Llegaron! —dijo Charlotte alegre, abrazándolos. Clemente hizo lo mismo.

Después los demás chicos, para ser la mitad del salón, la verdad es que era una habitación grande. Junto a la ventana, más bien en su balcón, Valeria se dejó ver, en sus manos un libro. Se levantó y saludó, raramente o por respeto, saludó primero a Alexander, después a Elias, su mirada desviada en todo momento.

Al pasar el tiempo, comenzaron los juegos: guerra de almohadas, comer sin parar, juegos de celular y demás. Las chicas aprovechaban la amabilidad de Alexander y lo maquillaban, probando sus productos nuevos. Elias reía viendo a su novio que parecía un payaso con tanta pintura.

—No le veo la gracia —dijo Alexander, lavándose la cara en el baño.

—Yo sí —contestó Elias. No te queda tan mal, el labial resalta con tus ojos.

Elias limpió las mejillas de Alexander con su pulgar.

—Para la próxima te toca a ti —respondió Alexander, tirándole un poco de agua.

Elias dio un pequeño salto, después mojó a Alexander. En medio de su pelea amorosa, se unieron los demás, tirando espuma en aerosol y demás cosas. Elias, cegado por tanta espuma y humo, se tiró al piso junto a todos los demás. Su única defensa era tirar almohadas por donde sea, una guerra en medio del pasillo.

—¡Elias! —gritó Lucas, tirándole pistolas de balines.

Elias y Lucas comenzaron a disparar como dos policías encubiertos contra las chicas. Aunque la mayoría de balines no llegaban a ellas por el humo en aerosol que tiraban, entre risas y gritos, Noah fue el primero en caer, después Alexander, Elias y Lucas.

—Las chicas siempre ganan —dijo Valeria, orgullosa mientras abría las ventanas para sacar el humo.

—Fue un ataque sorpresa —gritó Lucas, tratando de liberarse de las ataduras.

—No seas aburrido, señor amargado —respondió Celia, dándole un beso.

Al pasar el tiempo, todos salieron afuera, se sentaron bajo las estrellas, Elias acurrucado entre las piernas de Alexander.

—¿Creen que haya alienígenas? —preguntó Noah, mientras comía unas papas.

—¿Qué es esa pregunta? —contestó Clemente, tirándole pasto.

—Solo decía —volvió a tirarle pasto.

Ambos rieron. Los demás presentían la química, ¿una nueva pareja?

Young Heart: Lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora