"LA SOMBRA ES MIA"

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capitulo 29

"Cuanto dolio amarte y cuanto adoraba tu mirada diamante.

Una mirada que envolvia mi inocencia en tu realidad donde solo era una AMANTE.

en tu mirada me perdia, eras mi noche y eras mi dia. Provocaste el anhelo de querer vivir en otro mundo, en el mundo de tus pupilas.

Y aunque a veces me hagas falta.

En mi corazon papel, tu navaja ya no pasa.

Tu mi SOMBRA, ya ni haces que mi luz se esconda.

Y aunque me hiciste vivir mucho tiempo.

Era un falso amarte, siempre voy a recordar

Con cariño; tu mirada diamente".

Rosa se quitó los anteojos y dejó el cuaderno encima de la mesa.

—¿Estuviste practicando? —le preguntó a Valeria, que estaba sentada enfrente.

—Todas las madrugadas escribo uno nuevo.

Rosa tomó el cuaderno de nuevo y hojeó los poemas.

—Te volviste adicta a usar las palabras "sombra" y "amante", ¿por qué?

—No sé... creo que son atractivas.

—¿Atractivas? —dijo Rosa, tragando saliva—. No veo nada lindo en esas palabras...

Valeria se encogió de hombros.

—Me enteré de que remodelarán la tumba de Margaret... ¿Vas a ir? —preguntó Valeria.

Rosa no se inmutó. Se levantó y buscó entre los libros cuentos con poemas antiguos.

—Me olvidé de que dentro de esos cajones no hay cuerpos... Debe ser lindo para ti haber financiado todo eso —volvió a replicar Valeria.

—Cuando estás apretada, necesitas darle algunos gustos a los muertos, ¿o no? —dijo Rosa sonriendo, aunque en su interior se sentía triste.

—Sí...

Rosa se dio vuelta, mirando a Valeria y la gran biblioteca del colegio.

—Te siento rara... ¿Acaso pasó algo que debo saber en la pijamada? —preguntó Rosa, curiosa.

Valeria suspiró, triste.

—Le mostré a Elias lo del beso.

—Oh... eso es interesante.

—Se lo tomó muy mal, estaba llorando... No sé cómo estarán ahora, pero seguro Elias hablará con Alexander.

—No te tiene que importar eso —dijo Rosa, acercándose a Valeria—. Si se separan, tendrás la oportunidad de amar de nuevo. En vez de oponerte, acecha.

—No quiero arruinar algo más, no me lo perdonaría.

—Ellos arruinaron tu vida, arrebátales su amor —Rosa puso su mano en la pierna de Valeria, la otra en su cara suave—. Hace mucho que no te veo sonreír.

En medio del silencio, Valeria dio una pequeña sonrisa. La bibliotecaria podría ser una villana, pero nunca un monstruo.

En el aula de física, Alexander y Elias estaban sentados, escuchando al profesor. Alexander miraba a Elias, esperando que este le devolviera la mirada. Elias, con dolor, se negó a mirarlo. Sabía que solo era una equivocación, pero la persona que más amaba había besado a otra mientras él luchaba con las sombras que rodeaban su cuerpo cada vez que se iba a dormir.

Cuando sonó el timbre del recreo, Elias salió un poco apurado. Celia miró a Alexander, confundida.

—¿Qué le pasa? —murmuró Celia, preocupada.

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