"AMOR DULCE AMOR"

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capitulo 15

Un sábado frío se posaba en los vientos que pasaban por las calles. Las señoras que iban a las cafeterías a chismear, iban bien abrigadas y envueltas. Los perros que solían salir a ladrar se mantenían en sus casitas.

-Iré al río con Elias -dijo Alexander a su papá que estaba viendo la tele.

-¿Al río? -preguntó su padre. -Estamos a 2 grados, Alexander, no quiero que te enfermes -contestó tomando un sorbo de café.

-Vamos a ir bien abrigados, además los árboles tapan el viento -respondió Alexander, casi abriendo la puerta.

Su padre, aún descontento, respondió:

-Bueno, pero cuídense y no anden por los lugares abandonados, me llegó información de eso.

-Bueno... no te confirmo nada -dijo Alexander, para después salir corriendo y cerrar la puerta.

Con paso lento, tocó la puerta de la casa de Elias.

-Alexander, buen día -saludó el papá de Elias.

-Buenos días -contestó Alexander.

En el piso de arriba se escuchaban pisadas fuertes y mini gritos.

-¡Ahí bajo! -dijo Elias con un grito.

En unos minutos, Elias bajó a toda prisa y mochila en mano.

-Buenos días -saludó Elias a Alexander.

Su papá se alejó de la escena en dirección a la televisión, su novela había empezado.

-¿Vamos o prefieres ir después? -preguntó Alexander.

-Vamos ahora, más después hará mucho calor y yo amo el frío -dijo Elias con una risa.

-Como digas, ¿dónde está tu bicicleta?

-En el garaje, ayer la inflé hasta el tope -contestó Elias, dirigiéndose afuera.

Abriendo el garaje, Elias sacó su bicicleta.

Entre medio de los rayos del sol, los dos andaban en bicicleta. Alexander manejaba, era lo mejor que sabía hacer, mientras Elias iba detrás, abrazado por Alexander mientras andaban.

Cuando llegaron a las orillas del río, los dos se sentaron. Elias sacó dos mantas, una grande y otra chica. La grande la tiraron al piso y con la otra se taparon uno al lado del otro. Alexander sacó un termo negro con figuritas de Heartstopper pegadas por todos lados. Con cuidado sirvió un poco de té a falta de café, ya que a Elias no le gustaba, en dos tazas grandes pero cómodas.

Elias miró a su alrededor, tomando en cuenta cada detalle. Los árboles desnudos, los pájaros buscando refugio y el agua del río que corría lenta pero constante. Alexander, por su parte, se concentró en servir el té y en acomodarse junto a Elias.

-¿De dónde sacaste el termo? -preguntó Elias mientras comía unas galletas speculaas.

-Un amigo de mi padre vino de visita desde Argentina. Como lo suelen usar por su país, le regaló uno -contestó Alexander.

-No sabía eso -dijo Elias, recostándose con sus manos hacia atrás.

El sonido del agua era hermoso. Los pájaros se posaban en las ramas cerca de ellos, mirando las migajas de las galletas caer a la manta. De vez en cuando, alguna mazorca pasaba flotando por el río. Algunos zorros se colgaban de las plantas y sacaban el vegetal que caía al agua con el tiempo.

En medio de tanta tranquilidad, Alexander se recostó sobre las piernas de Elias, cerrando los ojos, mientras Elias le acomodaba mechón por mechón de su cabello liso.

Young Heart: Lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora