El búho marrón

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Señorita Hermione.

Hoy se veía hermosa, aunque no es extraño, siempre es así. He notado el cómo tus ojos brillan cada vez que lees un libro, es lindo.

Me parece gracioso el cómo me provocas tantas sensaciones con solo tu presencia. Mis amigos me dicen que soy un montón de nervios cuando estoy junto a ti. No los culpo, la primera vez que te intenté hablar no pude e intente meterme dentro de un cubículo. ¿Tonto, no? En ese momento fue la mejor idea que se me ocurrió.

Quizás luego de enviar está carta junto a mi búho, me arrepienta, pero es una anécdota algo graciosa ahora que lo pienso.

Espero hacerte reír un poco con esta carta, ya que tú sonrisa es perfecta.

Atte: A.K

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Estaba nerviosa. Bajó corriendo de la sala común y se dirigió al Gran Comedor. Al llegar, se sentó junto a Ginny nuevamente, mientras que la pelirroja miraba con curiosidad su actitud.

— ¿Qué sucede ahora, Hermione? — preguntó la Weasley mientras se acomodaba en su asiento. Hermione tomó aire y soltó en un leve susurro.

— Ocurrió nuevamente. Está vez envío a un búho marrón.

Ginny pensó durante un momento y después murmuró con desconfianza.

— ¿No conoces al dueño de ese búho?

Pensó durante algunos segundos. No había nadie en Hogwarts que tuviese un búho, normalmente las lechuzas eran más comunes dentro del establecimiento.

Observó a Harry y Ron. Ambos estaban sumergidos en sus propios asuntos, así que decidió no molestarlos. Movió su mirada hacía la mesa de Slytherin. ¿Era posible? Iba a negar totalmente esa posibilidad, hasta que recordó la primera carta que le había enviado aquel anónimo.

¡Claro! Aquél sujeto era alguien de sangre pura y perteneciente a una casa en la que era mal visto estar con alguien que era hijo de Muggles. La única casa con esos ideales era Slytherin.

Estaba cerca de descubrir quien era el misterioso sujeto. Ahora faltaba buscarlo entre varias serpientes.

— No lo conozco, pero sé a que casa pertenece.

La pelirroja asintió rápidamente e inclinó la cabeza incitando a que siga.

— Slytherin. — la expresión de Ginny cambió masivamente.

— ¿Slytherin? — murmuró la pequeña Weasley mientras observaba con cuidado la mesa de las serpientes.

— Slytherin — afirmó firmemente. —, y además es sangre pura.

Si la expresión de Ginny había cambiado considerablemente, ahora era un caos.

— Sangre pura...— la pelirroja la miró firmemente, y después la miró con diversión mientras alzaba las cejas.

— Basta, Ginny — soltó mientras negaba con una sonrisa. Miró a la mesa de las serpientes observando a cada uno de los estudiantes. —. Ahora solo falta encontrarlo.

— Sí — asintió la Weasley. —. Deberías responder las cartas.

Observó a Ginny y asintió. Si quería descubrir quién era, debía intentar conocerlo, ¿no?

— Es una buena idea, ¿pero cómo puedo encontrar al búho?

— Espera a que nuestro chico misterioso envié otra carta.

— Sí, bien.

Contestó y su mirada nuevamente se dirigió hacía los Slytherins. ¿Quién podría ser? Mientras pensaba observo a alguien, Aliyah.

Las cartas de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora