Capítulo 9

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Abdel veía a la pelirroja, la cual no hacía ningún movimiento, ni un gesto, ni nada. Ya le había contado lo sucedido desde ese día que tocó la espada de Axiles, lo de la visión que tuvo el día que se quedó en casa de Myrima, todo.

—No me lo esperaba, la verdad.— rompiendo el silencio que mantenía inquieto a Abdel. —Digo yo ya sabía que detrás de ese "maldita humana" — imitando la voz de Abdel, haciendo que el caído sonriera. — había algo más, pero no esto. —

—Lo sé Sol, yo estoy igual. — mirando con tranquilidad la ventana donde yacía aquellos rayos anaranjados que iluminaban el inframundo. —Estoy tratando de recuperar todos los recuerdos que tuve como Axiles, pero no puedo. — con decepción.— quiero volver a sentir lo que Axiles, quiero volver a sentir esa hermandad con Bander y ese amor que sentía por Myrima.—

—No soy experta ni nada, pero Abdel. — con compasión a aquel ser atormentado, con algo que no podía recordar. — si Axiles y tú son la misma persona, eso quiere decir que lo que experimentaste en esa "vida" la puedes sentir aquí, ese eres tú.— al escuchar la puerta principal abrirse, Sol se levantó rápidamente para recibir a Myrima que estaba muy mal.

—¿La experiencia La la land?— preguntó Anael mientras sostenía a Gael, Bander estaba con Akmed jugando en el piso.

Myrima asintió, Anael le dio a Gael al tritón y fue a abrazar a su mejor amiga.

—Contexto ¿Con qué se come eso?—Myrima aún en el hombro de su mejor amigo, vio a su hermano.

—Luego te pongo la película, Bander.— le explicó Anael y el tritón asintió, tratando de calmar a Myrima.

—Tranquila Myrima, ver el pasado a veces duele y sabía que ibas a dejar ir a Akenatut.— le explicó Sol como buena mamá y la chica asintió. Abdel se acercó y la vio así de mal, se le estrujó el corazón verla llorar desconsoladamente.
Los 5 se fueron ante la atenta mirada del celador del inframundo y su esposa, a la casa de ella.

Marshall estaba preocupado por ella al igual que Sol. Myrima que traía cargando a sus hijos, se regresó a donde estaba el matrimonio Meinson.

—Los quiero demasiado, enserio.— los abrazo, Solanche se limpió rápidamente los ojos. Marshall y ella, comenzaban a ver a Myrima como una hija.

—Nosotros también te queremos, cariño. — esperaba la pelirroja que el caído, se diera cuenta de la situación y hablara pronto con la verdad.

—Los queremos mucho a los 3.— decía Marshall jugando con los gemelos Brynes.

—ito.— decía Gael señalando a Marshall. —Abelito— era la segunda palabra que decía el gemelo, el celador del inframundo no daba crédito a lo que sus oídos, le decían.

—Abelito— imitó Akmed a su hermano y Marshall tomó a los niños. Cargándolos —Abelita— Sol era la más feliz, tenía nietos.

—Lo siento, mis niños no saben. Les ruego los perdonen, no quiero incomodarlos, pero es que con ustedes me siento en familia.—Myrima con lágrimas en los ojos, asintió.

—No te disculpes, nos sentimos igual contigo, soy encantado de ser un Abelito para tus niños.— le explicó Marshall a Myrima y ella asintió.

Bander estaba muy feliz de ver a su hermana ser tan unido con el matrimonio Meinson.

—¿Estás bien?- le preguntó Anael a Bander y él asintió.

—Solo estoy feliz de que mi hermana esté en buenas manos. —suspiró con melancolía.—¿Y cómo vas con tu novia?— le preguntó tratando de hacer conversación con el hechicero, este solo negó.

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