Capítulo 11

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Los 4 hijos de Thiceus veían la tumba del tritón, más querido por Imperio y por Aktera.
Estaban haciendo una guardia de honor, los 4 lucían desolados.

Nanyloh estaba a unos metros de ellos, también haciéndole guardia de honor al Rey Thiceus. Cuando la guardia de honor concluyó, el heredero a la Corona de Imperio, Bander.

Se acercó a los otros monarcas de distintos pueblos que vinieron a presentar sus condolencias y sobretodo el pueblo de Imperio.

—Gracias a todos por acompañarnos.—habló Bander tomando valor, se sentía ligeramente nervioso, pero sintió paz en la mirada oliva de Anael y continuó hablando.—Todos los que conocimos a mi papá, sabemos que realmente nunca se irá, tanto de nuestros corazones como de nuestras mentes, el rey Thiceus es el claro ejemplo de la resiliencia, cómo lucho con sangre sudor y lágrimas, por la libertad. —comentó Bander sintiéndose orgulloso, de quien en los últimos momentos de su vida pudo llamarle "papá" — estoy seguro de que el nombre de Thiceus, no solo pasará de generación en generación sino que también inspirará a las nuevas generaciones. — se escucharon los aplausos, Bander viendo disimuladamente  a Anael terminó diciendo. —Al menos, papá ya está con su amada Anely.— sacando el cuadro que la sirena más vieja de imperio, hizo.

En donde se apreciaba una pareja sonriente, ahí estaba el Rey Thiceus y Anely, su amada humana. Algunos se sorprendieron del parecido de Anely y Myrima.

Entre la multitud ahí estaba Naim Ocean y su hermano menor; Adrew, Eitabel junto Endel, Ainhoa y Mateo con su hijo Anael. También Solanche y Marshall. Y no queriendo trajeron a Abdel, ya que Marshall no confiaba en dejarlo solo en su casa, con todos los demonios que tenía guardados ahí.

Para Abdel con tristeza miraba todo, no recordaba nada de lo que alguna vez pudo haber llamado hogar, también se sentía mal ver a la humana y a Bander, así de mal. Ya había hablado con los reyes de Aquifer, se había disculpado por el pasado, para su sorpresa se dio cuenta que Eitabel y Adrew, no son personas rencorosas.

Ya había terminado todo, Nanyloh traía cargando a los gemelos de Myrima.  Los 3 príncipes se habían ido a deliberar como se iba a gobernar Imperio.

—Aquí estoy, Myrima. — la chica tomó la mano que le ofreció el soldado más rápido de Imperio.  —Ni quiero preguntarte cómo estás.— la chica asintió, mirando a su otro mejor amigo.  Aquella complicidad no era desapercibida por el caído.

—Solo quiero ir a mi cama y dormir.— le aseguró Myrima que veía aquel cuadro, con lágrimas. —¿Todavía eres el guerrero más rápido de imperio?— le preguntó tratando de sentirse mejor.

—Hasta la pregunta ofende.— que la miraba como si se hubiera vuelto loca.— obvio que lo sigo siendo.— Marshall y Solanche se acercaron a Myrima. Haciendo que Nanyloh se retirará con una sonrisa divertida, que se le borró al ver la cruda mirada del caído.  "¿Quién era ese?" Pensaba Nanyloh.

Nanyloh andaba jugando con los pequeños Brynes.

—Myrima, lo lamento tanto.— le dijo Marshall, ahí fue cuando la chica no lo resistió, lo abrazó. Marshall acogió a la pequeña Myrima.— Está bien, hija. Llora todo lo que necesites.— Sol se unió al abrazo, haciendo que Myrima abrazará a ambos.

Mateo y Ainhoa veían esta escena y se conmovieron. Ellos más que nadie sabían lo que los Meinson sufrieron por la pérdida de su Corina. Ante ellos veían como 3 corazones lastimados comenzaban a latir nuevamente.

—Pequeña Myrima, lo lamento tanto.— habló Mateo una vez que los tres se separaron. —Sabes que cuentas con todo nuestro apoyo.— Era la mejor amiga de su hijo, la había visto correr por los pasillos de la ciudad celestial con su hijo, la apreciaba.

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