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Sentía el que él tiempo pasaba lentísimo en ese lugar, más cuando la única compañía que tenía eran Eun y Louis, estaba agradecida por eso, pero ellos no eran la compañía que quería, si, tal vez era la que necesitaba y obviamente la que tenia, pero no era la que mi alma anhelaba y mi cuerpo deseaba, los extrañaba y mucho, pero estaba muy dolida y muy herida, porque ninguno me había buscado, dos meses, ¡dos malditos meses!, me había marchado y habían pasado dos meses y jamás me buscaron, recordar eso también me hacía sentir furiosa, como con ganas de verles solos para darles un gran golpe en el rostro, -Solía entrenar con un costal de harina a escondidas por si alguna vez en el futuro me encontraba con alguno de ellos-.

La primer semana sin ellos cerca, recuerdo haberme sentido como si fuera un adicto a la cocaina en abstinencia, eso incluía el sentirme derrumbada, irritada, desanimada, triste y ansiosa, incluso con vómitos y sueños muy intensos, aunque aveces cuando Louis venía a pasar tiempo conmigo y me convencía de que no merecian ni una lágrima mía, me invadía la euforia y su sensación de bienestar y felicidad haciendome sentir que no les necesitaba y que podía estar y seguir adelante sin ninguno de ellos tres, pero esa sensación no duraba lo suficiente, por que luego la realidad me aterrizaba con un golpe devolviéndome a mi estado de tristeza y soledad, que, aunque en el día con la compañía y ocurrencias de Louis era tolerable por la noches se hacía una tortura insoportable más pesada a cada minuto llegando al punto de no querer pasar la noche sola porque el frío en mi corazón me hacía sentir agonizar de dolor y no era solo dolor metafórico, era dolor real, tan real como para no dejarme dormir o comer por días justo como me estaba pasando en el momento.

Incluso aveces me colaba a la habitación de Eun para dormir acompañada, aunque yo dormía en el sillón de la habitación, a media noche cuando él notaba mi presencia ahi me hacía un lugar en la cama para que descansará mejor, me hacía sentir acompañada y eso aminoraba la sensación de tristeza aunque no la soledad.

Eun y Louis eran todo lo que tenia.

—Eun me llamo, y como el no estará, ¿Que te parece si hacemos una pijamada?. —Dijo Louis emocionado.

—¡Eso me encantaría!. —Le dije igual de emocionada que él, porque no dormiría sola esta noche. -¿que es lo que llevas en la bolsa de plástico?.

—Ah, esto son unas galletas que compré en el camino hacia aquí, porque me contó un pajarito que no has querido comer bien. -Dijo Louis con voz molesta. —Anne tienes que comer bien, piensa en tu bebé cariño.

—En mi defensa, no es que no quiera comer, es que no puedo, apenas como un poco y vienen las nauseas a hacer de las suyas. —Me defendí.

—¿Y porque no le has dicho al medico eso?. —Pregunto.

—Porque la cita es en dos semanas y esto comenzó apenas hace dos o tres días Louis.

—¿Le dijiste eso a Eun para que te lleve al hospital?.

—No quería darle más molestias, tiene trabajo que atender, no puedo simplemente disponer de su tiempo a mi antojo Louis.

—Sabes que a él no le molesta, además podría haber llamado a un médico para que viniera a verte, ahora vamos a llamarle y pedirle que mande a un medico si. —Dijo tomando su móvil para llamarle a Eun, pero él no contestó, y es que estaba en un viaje de negocios, o eso había dicho. —Llamaremos más tarde, talvez en dos horas ya este en su destino y pueda atendernos la llamada.

—Bien.

—¿Quieres té o leche?.

—Té. —Conteste sacando las galletas de la caja para ponerlas en un plato mientras Louis hacia el té.

SavageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora