Lo siento, no puedo. VIII

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Después de esta mención Hiro se atrevió a preguntar sobre el tema.

-Disculpen por mi ignorancia, pero, ¿Qué es un catrín? -pregunte arqueando una de mis cejas-

-Un catrín es un hombre elegante y bien vestido, aquí lo interpretamos a un catrín en su forma muerta, ya que hace muchos años todos los hombres tanto aquí en muchos lugares de México se disfrazan, maquillándose de calaveras y teniendo trajes puestos -me respondió Miguel mientras que tenía una sonrisa en su rostro-

-Entiendo, ¿Pero que se supone que usare para ser un "Catrín"? No tengo ropa formal -dije cruzándome de brazos-

-Tranquilo chinito, vamos mañana a buscar tu ropa bien formal -dijo mientras abrazaba mis hombros con uno de sus brazos a lo cual solo asentí-

-Bien jovencitos, vayan a descansar, ya es tarde y mañana tendrán que levantarse temprano para ayudar e ir a comprar lo que les falta -hablo mamá Elena antes de darnos un beso a ambos en la mejilla-

-Está bien señora Elena, nos vemos mañana, tengan linda noche todos -dije antes de irme a la par de Miguel- Y bueno, descansa Miguel -dije antes de poderlo ver a los ojos-

-Descansa chinito -me respondió-

Nos quedamos unos segundos parados sin decir nada, hasta que el azabache sintió como su cuerpo era rodeado por un calor inmenso, era un abrazo de Miguel, el mejor abrazo que le habían dado en toda su estadía en México, tan cálido, tan cómodo, tan familiar y tan dulce. Hiro solo lo abrazo sin decir nada más, en cuanto se separaron rieron nerviosos.

-Bueno, descansa...nos vemos mañana Miguel -dije antes de abrir la puerta de mi habitación para después entrar, con el corazón en la mano reí levemente sintiendo como pequeños saltos se escuchaban al otro lado de la puerta, negué levemente mientras iba a mi cama-

Miguel por lo tanto saltaba en su lugar hasta que recordó que estaba literalmente frente a la puerta del azabache, por lo cual se fue casi que corriendo a su habitación, al llegar se quitó los zapatos como pudo y se tiró a su cómoda cama.

-Ay chinito, me tienes disociando de amor, de verdad que me haces sentir miles de cosas que ni yo mismo me sé explicar -hablo consigo mismo para posteriormente acurrucarse en la cama-

No tardaron mucho ambos en dormirse, al final de cuenta estuvieron la mayor parte del día haciendo labores para la festividad, más a ninguno le molesto hacerlas ya que tenían la posibilidad de poder pasar tiempo juntos sin que tengan un plan en si, entre un estudiante practicante de robótica y un músico, era todo posible.

Al despertar.

Hiro por primera vez se dispuso a despertar antes de que le dijeran que estaba listo el desayuno, se aseó y simplemente tomó su teléfono para pasársela unos minutos en él, checando varias fotos que había tomado con Miguel, cual varias de ellas le hicieron reír, hasta que se dio cuenta que era la hora del desayuno así que abrió la puerta pero no se esperó encontrar con Miguel.

-Oh, buenos días Miguel -expresé con una sonrisa mientras acomodaba un par de cabellos que estaban alborotados-

-Buenos días Hiro, ¿Y eso que estás despierto? -me pregunto algo distraído aún cuando ya estaba caminando hacia las escaleras-

-Nada, simplemente me levante de buen humor, ¿Una carrerita al comedor? -dije riendo antes de ver cómo se acercaba corriendo para así salir corriendo con velocidad-

Ambos corrían y se empujaban pero sin hacerse daño ni uno al otro, hasta llegar al comedor donde se encontraba su familia, ambos con respiraciones agitadas dijeron "Gané yo."

Mariposa de mi corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora