- Capitulo 11 -

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rojo....era todo lo que veia a su alrededor....

hacia calor, casi asfixiante. Sentia su vista arder al igual que su garganta como si se estuviera quemando, de fondo solo podia escuchar gritos, suplicas, pedidas de auxilio que tal vez nunca llegarián.

¿y sus hermanos?, ¿qué había pasado con ellos?, ¿estaban bien?; miles de preguntas pasaban por su pequeña y desvaneciente conciencia hasta que todo se volvió azul, sintio como una calidez contraria a la que sentia antes lo abrazaba y distinguió como era llevado en brazos.

¿era una persona?, ¿de quién se trataba?, ¿lo salvarian a él y a sus hermanos?

no lo sabía....pero esperaba que así fuese...

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El Moby dick era una nave imponente, por donde sea que la miraras era digna de pertenecer a la tripulación más fuerte del mundo. Los años bañaban el barco con experiencias vividas y recuerdos encarnados desde hacia mas de 30 años.

Claro que la tripulación abordo de ella no se quedaba atras, la gente dentro del barco era por su mayoria exentrica, con mán energia que un trueno embotellado.

-OOOOII, MARCOOO- Una voz fuerte y estruendosa llegó a los oidos del joven rubio que descansaba cerca a la proa del barco, recostado sobre el palo de trinquete.

Marco abrío los ojos con pesadez, su habitual semblante aburrido y cansado haciendo presencia mientras bostezaba de su corta siesta -Tatch, ¿qué pasa?- dijo lo suficientemente alto para que el de tupe lo escuchara.

-Pops nos llama, dice que nos va a encargar una misión con Izo, los revolucionarios encontraron una mansión en una isla lejana, parece ser de un noble o algo así- habló simplemente y restandole importancia al asunto.

-¿Los revolucionarios?, nosotros no tenemos nada que ver con ellos, yoi- devió su mirada al cielo levemente, caminando por la cubierta al lado de su compañero- ¿por qué nos dirián algo como eso?- preguntó más para si mismo que para el otro.

- Yo tampoco lo sé, Dragon simplemente llamó a pops y de ahí no supe mucho más, fué una conversación bastante privada- agregó mientras se rascaba la nuca, ya habiendo llegado a la cabina bajo la toldilla del barco. 

El rubio solo suspiró antes de pasar por la puerta, esto sería un fastidio, sus instintos se lo decían fuerte y claro.

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Una semana había pasado y estaba claro que para los dos muchachos no era un alivio el no ver a su pequeño hermano menor. Los experimentos no pararon, eso estaba claro pero al menos dejaron de poner cosas nuevas en sus sistemas y se conformaron con tratar de potenciar las habilidades ya obtenidas por cada uno de ellos, claro que igual no podían decir lo mismo del más pequeño, que, aún inconsciente, le aplicaban más quimicos en su interior.

No tenían ni idea de que era, pero solo esperaban que nada malo pasara con él. 

Como novedad, uno de los cientificos habián comprado dentro de una subasta, (porque todos ellos eran de ese tipo de gente que se podría en dinero lavado y robado), una fruta del diablo. La mera mera no mi, era una futa que llevaba consigo el poder del fuego.

¿Recuerdan que buscaban una manera de potenciar las habilidades que ya tenían?, pues es un poco obvio saber a quien se la dieron entonces. El niño de  once años no pudo estar más disgustado en el momento, comer esa fruta fue como comer calcetines viejos con mermelada acida en su opinión, nada placentero y cero por ciento recomendado según él.

᯽ʟɪʙᴇʀᴛᴇ́ ᴀᴅᴏʀᴇᴇ́᯽[] ᵃˢˡ ᵃᵘ []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora