Desde niños los corredores del palacio habían sido uno de mis pocos refugios. Yo había crecido en aquel laberinto de piedra y secretos donde los ecos del pasado susurraban historias de gloria y tragedia, pero esa tarde los corredores se sentían diferentes; las sombras se aferraban a los bordes con dedos tentadores y el aire estaba cargado de un presentimiento que no podía sacudir.
Había una agitación entre los sirvientes, susurros apresurados y miradas preocupadas que se intercambiaban como monedas valiosas. Algo se movía en las profundidades del reino, una marea oscura que nadie parecía entender, pero que todos podían sentir.
El rey había convocado un consejo urgente. Las puertas del salón del trono estaban cerradas, las voces detrás de ellas, aunque amortiguadas, llevaban un tono de urgencia que hacía que mi piel se erizara.
En esos momentos, deseé la compañía de mi joven maestro de ojos dorados; su presencia, que siempre había sido un bálsamo para mis inquietudes. Pero él no estaba allí, y me encontré enfrentando tal desasosiego solo.
No fue hasta más tarde esa noche, cuando las estrellas se habían apoderado del cielo, que la razón de la conmoción se hizo clara.
Un mensajero, su rostro pálido por la fatiga y el miedo; había llegado con noticias. El reino vecino de Stellamaris, con el que habíamos disfrutado de una paz ininterrumpida durante décadas, había roto inexplicablemente el tratado. Sus tropas se reunían en nuestra frontera, sus intenciones envueltas en misterio, pero sus espadas indudablemente afiladas para la guerra.
Esa noche, no hubo sueño para mí. Mis pensamientos estaban enredados en estrategias y alianzas, en el conocimiento de que la vida tal como la conocíamos estaba a punto de cambiar. Y, en medio de todo, mi mente seguía volviendo a él, el enigmático joven que había entrado en mi vida con una sonrisa.
De pronto me encontré buscando las cartas del tarot que había recibido, un regalo que ahora se sentía como un presagio. Mis dedos rozaron la carta sintiendo su calor reconfortante. Pero esta vez, busqué orientación, un atisbo de luz en la oscuridad que se cernía.
Mientras las cartas se desplegaban ante mí, revelando imágenes de conflictos y sombras, supe que aquella tención en el aire con olor a guerra, era solo el comienzo. Más de un enemigo había emergido, invisibles, antiguos, pero no totalmente conocidos, cuyas intenciones eran tan peligrosas como las espadas alzadas en la frontera. Aun así, mientras la luna ascendía con sus rayos plateados besando las torres del palacio, juré enfrentar lo que viniera. Por mi reino y por aquellos a quienes amaba.
Mi corazón se alistó para luchar.
El amanecer llegó con un cielo teñido de colores fríos, un augurio que pesaba sobre mí mientras me preparaba para enfrentar las realidades del día. Los pasillos del palacio estaban inquietantemente silenciosos, cada uno ocupado con sus pensamientos y temores. Las noticias del inminente conflicto se habían diseminado como un incendio forestal, y, aunque se mantenía una fachada de normalidad, era evidente que todos estaban afectados.
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MEDIO CORÁZON DE LUZ
FantasyKartal, el príncipe del reino del Sur, es un poderoso mago de tan solo veinte años que ha agotado todas sus fuentes de conocimiento en las artes místicas, pero, su deseo de aprender más, lo llevara a conocer a un enigmático joven de ojos dorados qui...