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---Samantha se alegró de que ninguna de sus compañeras había intentado seguirla.

Ella había cruzado la calle al pequeño parque. Samantha siempre venía aquí cuando necesitaba pensar.

Y , tenía mucho en que pensar.
Sabía que debía darle una oportunidad a Abril, pero eso era demasiado difícil.

Cuando miraba a la chica, veía la misma cara que había leído sus mensajes de texto privados delante de toda la cafetería.

Eso es una razón para estar así con ella, ¿cierto?Pero al mismo tiempo, la Abril que había aparecido de pie delante de su puerta parecía completamente otra persona.

Las cuatro amigas sabían que algo iba mal pero no tenían idea de qué era.
Samantha gimió, se sentó en un banco del parque, llevando las manos hacia arriba para peinar su pelo.

Levantó la cabeza, pausando un momento de peinarse. Un puñado de margaritas a lo largo del camino captaron su atención.

Era un milagro que siguieran sobreviviendo, considerando cómo se habían cerrado cuando llegó el invierno. Inmediatamente inspiró, Samantha sacó su cuaderno de dibujo de la mochila y sujetó el lapicero en medio de sus dientes mientras buscaba una hoja limpia.

La razón por la cual Samantha amaba dibujar era porque podía capturar la esencia de cualquier momento. Ella disfrutaba tomándose su tiempo para observar el sujeto que iba a dibujar, quería saber cada curva, cada sombra, cada parte luminosa, cada pequeña imperfección.

Así era como encontraba la belleza en las cosas.Empezó con el tallo curvo de las margaritas, asegurándose de que los puntos de luz provenientes del sol estuviesen rodeando las flores. Su lápiz rasgó contra aquel papel grueso, trabajando a una velocidad impresionante.

Su pelo colgaba delante de su cara y se tomó el labio inferior entre los dientes en forma de concentración.Su mano se congeló cuando miró hacia arriba.
Su vista de las flores había sido tapada por una figura. Samantha instantáneamente reconoció su camisa.

"Abril, ¿qué estás-?" La voz de Samantha se apagó cuando Abril se dio la vuelta agarrando un ramo de flores.

Las flores que Samantha estaba dibujando ahora estaban recogidas en la mano de Abril. La chica más pequeña parecía más que satisfecha de sí misma y alzó las flores para que Samantha las viese.

"Las encontré." Abril sonrió ampliamente, caminando hacia Samantha y prácticamente llevándole las flores a la cara.

Samantha espetó empujando las manos de Abril fuera de su cara, lo que causó que las flores cayeran al suelo.

"Ouch." Abril murmuró agachándose y recogiendo cada flor una a una, levantándolas al sol como si estuviese comprobando que estuviesen bien.

Samantha cruzó los brazos y se colocó delante de la chica."¿Por qué elegiste esas?" Samantha resopló cerrando su cuaderno de dibujo y llevándolo de nuevo a su mochila. Abril se puso de pie y se llevó las flores al pecho, abrazándolas.

"Eran bonitas." dijo mirando las margaritas y riéndose.

"Sí, ¿sabes qué?" Samantha preguntó sin esperar ninguna respuesta.

"Las has matado." la chica de ojos verdes señaló el trozo de césped en el cual habían estado las flores.

"¿Qué?" Abril murmuró.

"Oh." murmuró de nuevo sacudiendo su cabeza.

"Algunas veces necesitas mirar las cosas bonitas desde lejos." Samantha suspiró.

Como si no estuviese ya frustrada, esto hacía las cosas peor.Abril levantó la mirada del césped y miró a los ojos de Samantha por un momento.

"¿Cómo tú?" Abril preguntó inclinando la cabeza como un cachorro confuso.

YELLOW ( Rivari )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora