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Una vez que todas las chicas se sentaron, Samantha tomó la iniciativa de hablar primero, sabiendo que las demás tenían que escuchar lo que recién había descubierto.

—He hecho algo... de investigación hoy —dijo cautelosamente.

Las otras dos compañeras la miraron confusas y Samantha suspiró. Buscó en su mochila hasta que encontró unos archivos que había fotocopiado antes.

—Queríamos una explicación —dijo suave, pasándole los papeles a las chicas.

Ambas pusieron una mueca tan pronto como vieron las fotografías del coche volcado.

—¿Abril estaba allí? —preguntó Rocío en shock.

Samantha asintió y se sentó cerca de ellas en el sofá.

—Sí —señaló el lado del copiloto—. Justamente ahí, ¿ves esa sección? Esa fue la parte que tuvieron que cortar para sacarla de ahí.

Vio cómo las otras chicas se estremecieron, justo como le pasó a ella.

—Sabía que ese tal Scott era un estúpido —murmuró Molly. Su control sobre los papeles era tan fuerte que Samantha tuvo que alejar sus dedos del papel—. ¿Cómo pudo haberla dejado ahí?

—Tu conocimiento es igual que el mío —Samantha suspiró.

Molly le dio la vuelta al papel y siguió leyendo, su mandíbula seguía abierta.

—¿Lesión cerebral traumática? —La chica de piel morena inclinó la cabeza a un lado.

—¿Qué significa eso? —añadió Rocío levantando las cejas.

Samantha ya había acabado de enseñarles los papeles cuando sacó otro de su mochila que había impreso antes. Ambas chicas leyeron el papel, Rocío levantó la cabeza.

—Esto no me parece español, Sam. ¿Cómo voy a saber qué es el daño axonal difuso? —Rocío suspiró y Molly miró a Samantha.

—Se supone que ese es el tipo de daño cerebral que tiene... supongo —Samantha señaló la hoja—. No entiendo mucho la verdad... me confunde.

Ambas chicas asintieron.

Samantha suspiró y se acomodó en el respaldo del sofá.

—¿Qué tienen que decirme? —preguntó recordando que las chicas le habían dicho antes.

Rocío y Molly intercambiaron miradas. Ambas se dieron cuenta de cuánto se estaba esforzando Samantha en descubrir cosas sobre Abril. Sería muy incómodo si dijesen algo, así que se mantuvieron calladas.

—Nada —habló Rocío—. Por cierto... Abril está en tu habitación... ella está... estuvo llorando durante un tiempo después de que te fueras —la polinesia dijo.

Samantha se mordió el labio y se levantó del sofá.

—Coge esas bolsas contigo —dijo Molly, apuntando a las bolsas que estaban en la cocina—. Son de Abril.

Samantha asintió, cogiendo las bolsas de la estantería y miró a las chicas.

—¿Podríais decirle a Ama todo esto cuando venga? —preguntó cuando estaba donde las escaleras. No quería dar la misma explicación otra vez.

Ambas chicas asintieron.

Mientras subía las escaleras, Samantha no podía parar de preguntarse cómo Abril había llegado a su departamento. ¿Cómo pudo coger un avión y llegar hasta su casa? ¿Por qué tenía cristales en su pie? ¿Y por qué tenía tantos moretones?

Suspirando, Samantha abrió la puerta de su cuarto. Encontró a Abril dormida en su cama y decidió no despertarla. Dejó las bolsas en el suelo y buscó un lugar donde ponerlas.

YELLOW ( Rivari )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora