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Samantha sacó el diario de Abril de su mochila. Trazó la cubierta de cuero gastado, preguntándose cuántas veces Abril había sostenido este diario en sus manos. Fue difícil para ella comprender el hecho de que la misma chica que había escrito en este diario fue la que Samantha había besado hace sólo unos días.

Su teléfono sonó un par de minutos más tarde, y Samantha frunció las cejas cuando se dio cuenta que era un mensaje de Facebook de Sydney.

— Sydney Marx: Hola, acabo de recordar algo. Todo el equipo de porristas tuvo que volver al gimnasio de la escuela al día siguiente de la graduación para limpiar nuestros lockers. Abril nunca las recogió. Sí no recuerdo mal, todavía deben estar en una caja al lado de los Objetos Perdidos en la biblioteca. Sólo pensé que te gustaría saberlo.

Valía la pena intentarlo, Samantha decidió. Se levantó de su lugar en la acera y comenzó a caminar en la dirección de la escuela. Sería un largo camino, pero ella no se sentía como para esperar al autobús. Necesitaba algo para ocupar su tiempo.

Después de una hora y media más tarde, su antigua escuela secundaria finalmente quedó a la vista. Samantha se encogió ante la vista, recordando todos los malos recuerdos que había asociado con el edificio.

Tragándose su orgullo, lentamente se dio cuenta de que no había nadie en la escuela. Era un sábado.

Al recordar algo, Samantha trotó alrededor de la parte posterior de la escuela y encontró los muelles de carga. La comida era entregada a la cafetería en camiones, por lo que descendían en el muelle de carga y era llevada a la cocina. Por suerte para Samantha, había conseguido ir a detención en su segundo año y tuvo que ayudar a llevar cajas de un lado a otro. Y ahora, recordaba el código que habían utilizado para abrir la puerta.

— 6022.

Tocó los números en el teclado y pulsó enter. Momentos más tarde, hubo un pequeño pitido y el click de la cerradura. Samantha miró a su alrededor por última vez antes de abrir la puerta y deslizarse dentro.

La biblioteca estaba en el lado opuesto de la escuela de la cocina. Ella corrió en su camino hasta ahí sin aliento en el momento en que llegó a las filas y filas de estanterías. Y con un gran cartel que decía 'Objetos perdidos' en la esquina.

Una vez que Samantha llegó, se encontró con la caja que Sydney había estado hablando. Se arrodilló junto a ella, mordiéndose el labio y dudando por un momento. ¿Realmente quería hacer esto? ¿Y si se encontraba algo aún peor que lo que ya había encontrado?

Haciendo todo lo posible para quitar sus preocupaciones, Samantha levantó lentamente las solapas de la caja y miró dentro. Sacó un paquete de papeles engrapados juntos, mirando con curiosidad.

— ¿Si fueras a escribir la historia de tu vida hasta ahora, cómo lo titularías y por qué?

Samantha frunció las cejas cuando leyó el título del documento. Tras una inspección más detallada, se dio cuenta de que era un ensayo de admisión a la universidad. Esto debería ser interesante. Samantha respiró hondo, preparándose para lo que estaba por venir.

— Mis padres murieron cuando yo tenía seis años. Siempre le digo a la gente que todavía puedo recordarlo como si fuera ayer, me miran como si estuviera loca. Pero sí. Todavía recuerdo las pequeñas cosas acerca de ellos. Recuerdo que mi papá siempre tenía pintura en sus manos, y recuerdo que mi madre siempre lo regañaba por manchar su ropa nueva. Él fue un pintor, y ella era contadora.

Es curioso, porque nadie habría esperado que ellos se enamoraran. La mujer que amaba los números, y el hombre que apenas podía decir la hora. Pero al parecer lo hicieron. No sé mucho acerca de su pasado. Yo no tengo ningún familiar para hacerle preguntas, además de mi tío. Pero puede ser muy evasivo cuando intento descubrir información sobre mis padres, así que me he dado por vencida. Sin embargo, la única cosa que más recuerdo de ellos, era lo mucho que amaban el color. Sobre todo, a mi padre. Yo siempre me sentaba en un taburete en su estudio y lo veía mezclar sus pinturas. Los mejores días son los días que él ponía un caballete más pequeño para mí, y me ponía a pintar con los dedos. Siempre he tratado de pintar como él, pero nunca pude hacerlo bien. Así que me gustaría empezar de nuevo, y manchar un nuevo pedazo de papel con amarillo.

YELLOW ( Rivari )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora