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–¡Samy! –dijo Abril felizmente a la vez que Samantha entró en la cocina. Ella jaló a la chica de ojos verdes y levantó un plátano–. Te echamos de menos.

Samantha miró a sus compañeras, que estaban viendo toda la interacción desde el sofá. Ella levantó una ceja hacia ellas, y todas se dieron la vuelta, sabiendo que habían sido atrapadas.

–¿Me necesitas para pelar eso? –preguntó Samantha, mirando el plátano que Abril estaba sosteniendo.

–No –negó Abril con la cabeza.

Ella se quedó mirando el plátano por unos momentos antes de llevarlo a la boca y tratar de morderlo. Rápidamente sacó el plátano de su boca y lo miró con disgusto.

–Lo rompí –jadeó.

Samantha se rió y negó con la cabeza.

–No lo rompiste –tomó el plátano de las manos de Abril, lo peló hasta la mitad y se lo devolvió–. Sólo hay que pelarlo primero.

–Mi salvadora –Abril cantaba alegremente, mirando hacia el plátano y luego a Samantha–. ¿Quieres? –inclinó la cabeza hacia un lado y puso la fruta enfrente de la cara de Samantha.

Samantha encogió los hombros y se inclinó a darle un mordisco. Abril se rió emocionada.

–Gracias –Samantha se rió por la emoción de Abril.

–Gracias –repitió Abril.

Ella asintió con la cabeza y le dio un mordisco a la banana, balanceándose en señal de aprobación.

–No, se supone que debes decir 'de nada' –señaló Samantha en explicación a Abril–. Si alguien te da las gracias, tú dices 'de nada'.

–De nada, gracias –Abril asintió feliz y se dio la vuelta, caminando hacia el mostrador y se sentó en uno de los bancos.

Samantha se rió ante el intento de Abril, apoyada en el mostrador y mirando hacia la sala de estar. Sus compañeras desviaron la mirada rápidamente, pero Samantha sabía que todavía la estaban observando.

–Tienes una risa bonita –Abril apuntó.

Ella se inclinó sobre el mostrador y colocó sus dedos sobre los labios de Samantha, como si pudiera oír su risa con un toque.

–Me gusta cuando te ríes –Abril reafirmó con un movimiento de cabeza.

Las mejillas de Samantha se pusieron rojas y sabía que las otras chicas estaban sorprendidas por la facilidad con que ella y Abril se estaban llevando bien.

–Supongo que debería hacerlo más seguido, entonces –se encogió de hombros, sonriendo al ver que Rocío le decía sin sonido un 'Oh, Dios mío' a Molly por el rabillo del ojo.

–Sí, de nada –Abril sonrió con la boca llena de plátano.

Samantha se rió, lo que causó que Abril sonriera más ampliamente.

–¿Qué hay para cenar? –Rocío entró en la cocina, fingiendo como si no hubiera visto todo el suceso entre Samantha y Abril.

La chica de ojos verdes se encogió de hombros y empezó a poner la comida que había llevado sobre la mesa.

–Esta es la cena –Abril anunció, sosteniendo una caja de macarrones con queso para que Rocío la viera.

–Buena elección, Chancho –Rocío rió, extendiendo el puño a Abril.

La chica más pequeña la miró confusa.

–Se supone que debes chocar tu puño, algo así –Rocío rió, y levantó su puño a Samantha, que le devolvió el gesto.

–Oh –Abril asintió, chocando sus dos puños juntos.

Samantha y Rocío se rieron, y Rocío negó con la cabeza.

–No, choca mi puño –Rocío explicó sosteniendo su puño frente a Abril.

Abril asintió y extendió su puño para chocar el de Rocío. Una vez que lo hizo, Rocío empujó su puño hacia atrás e hizo un ruido con la explosión de su boca. Abril se rió con entusiasmo y luego hizo lo mismo.

–Hazle a la chica su cena, Samy –Rocío bromeó, lanzando la caja de macarrones con queso a Samantha.

–La chica de ojos verdes le hizo una mueca a Rocío antes de agarrar una olla y llenarla de agua para así luego ponerla en la estufa a hervir.

Molly y Ama se levantaron a unírseles en la cocina. Mientras Abril les dedicaba una animada conversación sobre su plátano, Samantha miró hacia las chicas y observó, dándose cuenta del efecto que Abril tenía en la gente. La sonrisa de Abril era contagiosa.

Samantha saltó cuando la olla comenzó a hervir y rápidamente ahuyentó el humo para poder añadir los fideos. Revolvió la mezcla en la olla hirviendo, y se dispuso a colocar el temporizador en la estufa. Cuando se dio vuelta, Abril estaba justo detrás de ella, tratando de mirar por encima del hombro.

–¿Qué estás haciendo?

–Estoy haciendo la cena –Samantha señaló a la caja de macarrones con queso. Abril juntó sus manos con entusiasmo.

–Amarillo –ella se rió y le tendió su puño. Samantha rodó los ojos y chocó el puño de Abril, haciendo que la chica más pequeña hiciera un ruido de explosión con la boca y se diera la vuelta para mirar a Rocío en busca de su aprobación.

–Mira lo que le has enseñado –Samantha se rió, levantando una ceja a Rocío.

Abril fue arrastrando los pies hacia Ama y Molly y alzó ambos puños con entusiasmo. Las otras dos chicas rieron y los chocaron, y Abril continuó haciendo los ruidos de estallido.

Samantha estaba disfrutando esto. Normalmente, ella y sus compañeras pasaban su tiempo en su habitación, o fuera haciendo cada quien lo suyo. Era bueno tener algo de tiempo con sus amigas y bromear. Ella extrañaba eso. Todas ellas quedaron tan atrapadas en su vida cotidiana que a veces se olvidaban de ver si estaban bien sus compañeras. Tal vez tener a Abril aquí era bueno para todas.

Una vez que la cena estaba lista, Samantha repartió la pasta en cinco tazones y los puso sobre el mostrador. Abril aplaudió y tomó el tazón amarillo, como Samantha había sospechado que lo haría. La chica más pequeña felizmente las siguió hasta el salón, donde Abril asumió su posición habitual en el centro del piso.

Rocío, Molly y Ama se sentaron en los asientos disponibles antes de que Samantha pudiera hacerlo. La chica de ojos verdes las miró, y ellas sonrieron con complicidad. Samantha sabía exactamente lo que estaban haciendo.

Suspirando, Samantha se sentó en el suelo a poca distancia de Abril y acomodó su tazón. Abril terminó prácticamente su tazón entero incluso antes de que Samantha pudiera tomar un bocado del suyo.

–¿Todavía tienes hambre? –preguntó Samantha, apuntando con su tazón a Abril.

Abril asintió rápidamente, y Samantha entregó a la pequeña chica su tazón. Ella no era la hambrienta en primer lugar.

–De nada –Abril sonrió, tomando el tazón de Samantha–. Gracias, de nada –repitió, tomando un bocado del nuevo tazón y sonriendo inconscientemente. Samantha ignoró a Rocío, que estaba susurrando "gobernada" a su espalda.

[6:58 - Ama] Necesita una ducha.

Samantha miró a Abril y se mordió el labio.

[6:59 - Rocío] Ofrezco a Samantha.

[6:59 - Samantha] ¡No le voy a dar una ducha!

Samantha se dio la vuelta y miró a Rocío, que solo le sacó la lengua.

[7:00 - Ama] Tú no tienes que dársela. Todo lo que tienes que hacer es sentarte y así ella no se asusta.

[7:00 - Molly] Rocío y yo podemos llevarla de compras mañana. No tenemos clase y como sabrás necesitará ropa.

YELLOW ( Rivari )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora