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Samantha tenía sentimientos por Abril.

Samantha miró a la pequeña chica a su lado y se mordió el labio. ¡Por supuesto! No podía haberse enamorado de la chica amigable que siempre le sonríe en Starbucks o la chica de cabello rubio en su clase de Historia del Arte. No, ella tenía que enamorarse de Abril. El desordenado tornado humano excéntrico que había aparecido en su puerta.

Pero Abril era tantas otras cosas para Samantha. Adorable, cariñosa, simpática, genuina, graciosa, torpe, encantadora, y amarilla. Amarilla. Samantha entendió por qué a Abril le gustaba tanto ese color. Abril era la equivalencia humana del color amarillo. Brillante, alegre y gozosa. Amarillo era también el color del Sol, lo cual Samantha consideró irónico.

Así que, para responder a su propia pregunta, sí. Samantha dejaría que Abril la besara. Sólo había un problema, y eso fue el hecho de que Samantha no tenía idea de que si Abril sabía lo que besar significaba. ¿Qué pasa si Abril sólo quería besar a todos los que conocía?

Era obvio que Abril era capaz de amar. Samantha lo podía decir por la forma en que la chica más pequeña le dio la más gentil de la atención a algo tan trivial como una flor. Abril amaba. Abril amaba todo. Pero, ¿Abril sabía amar?

El hecho de que Samantha pudiera verse amando a Abril la sorprendió incluso. Ella nunca se había visto a sí misma enamorarse. De hecho, Samantha básicamente había renunciado a cualquier tipo de relación antes de conocer a Abril. A Samantha no le gustaba la gente. La mayoría de la gente. Le gustaba su familia, sus amigas y ahora Abril. Eso era todo.

Ella siempre tenía miedo de que alguien estuviera tratando de hacer amistad con ella por razones equivocadas. O que alguien estuviera siendo amable con ella por una broma. Odiaba los secretos, las mentiras, y todo lo demás que la mayoría de la gente consideraba una parte normal.

Pero ahora estaba Abril. Abril era pura, Abril era inocente. No había siquiera una palabra para describir a Abril. Ella era tan genuinamente Abril.

No había manera de saber si Abril de verdad tenía sentimientos hacia ella. Samantha suspiró pesadamente, al darse cuenta de que tendría que esperar y ver qué pasaba.

— ¿Samy? — Abril levantó la cabeza y frunció las cejas cuando sintió el suspiro de Samantha. — ¿Estás triste?

Samantha se rio suavemente y sacudió la cabeza. — No, tonta. — ella arrugó la nariz. — Estoy cansada. — Se dio cuenta de que Abril bostezaba y se dio cuenta de que la niña más pequeña probablemente estaba todavía agotada por la noche anterior. Ambas no habían dormido mucho.

— Buenas noches, Samy. — Abril murmuró, antes de colocar su cabeza en el hombro de Samantha. Samantha se mordió el labio para evitar sonreír. Miró hacia el techo por un tiempo, continuando con sus pensamientos acerca de Abril.

La mano de Abril se cayó suavemente y Samantha se rio cuando se dio cuenta de que estaba dormida. Ella se acomodó un poco sobre el sofá para que pudieran caber bien ambas. Ella apoyó la cabeza hacia atrás y suspiró suavemente, invitando al sueño para que la alcanzara. Eventualmente sus párpados se volvieron pesados y se quedó dormida.

Mientras tanto, Rocio y Molly estaban saliendo de su única clase ese día. La niña polinesia se secó el sudor de la frente y tomó un gran trago de su botella de agua.

— Estoy derrotada. — Rocio resopló mientras Molly agarraba su bolso y se lo colgaba al hombro. — Yo igual. Y me muero de hambre. — Molly agarro su estómago para dar énfasis. Rocio asintió en señal de acuerdo. — Oye, ¿por qué no nos encontramos con Ama en Di Claudio para el almuerzo y discutimos toda esta... situación? — Preguntó Rocio, siguiendo a su compañera por el pasillo de la escuela y al estacionamiento.

YELLOW ( Rivari )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora