Parte II: ¿Sembraste mango y nacio parchita?

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Suspiro retirando el lienzo ya seco y a medio terminar, lo colocó en una esquina de su habitación y se alejó al ver cómo estaba quedando su trabajo.

Todo uno de los lienzos limpios y lo colocó en el birrete, con un suspiro. Jamas le había gustado comenzar un cuadro sin antes terminar el anterior, especialmente cuando no tiene suficiente tiempo para dedicarse a ambos cuadros. Sin embargo, tiene una imagen confusa en su mente y desea llevarla al lienzo antes de que esta desaparezca.

Su cuerpo seguía adolorido y debería ir a descansar para los exámenes de mañana, pero estos meses en Chilton le enseñaron que si desea hacer algo tiene que hacerlo sin importar que más tenga pendiente, porque el trabajo nunca desaparecerá.

Tomo el bote de pintura roja colocándola en su paleta, luego la pintura amarilla agregando dos gotas a la pintura roja, la mezcló con una paleta de metal. Repitió el proceso tres veces hasta encontrara el tono perfectamente de naranja. Empapó el pincel en la pintura y pasó un brochazo sobre el lienzo. Suspiro y sonrió.

Las relaciones son como las plantas. Existen algunas que hasta su florecimiento descubrimos cuál es su fruto y otras que son cuidadas y alimentadas, para simplemente morir, sin siquiera florecer.

Bienvenidos a la parte dos de esta historia.

That Way: Young Royals (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora