MARTINPrimer día de vacaciones de Navidad y primera noche de fiesta de la cuenta atrás para el año nuevo. Estábamos todos en nuestro piso, cenando y preparándonos cubatas nosotros mismos. Habíamos decidido descartar cualquier discoteca para pasar una noche juntos sin personas ajenas que pudiesen interferir o estorbarnos durante nuestra celebración. Queríamos disfrutar en familia.
Familia.
Algo en mi interior hizo cosquillas a mi corazón. Nunca llegué a imaginar que en tan poco tiempo se pudiese crear un vínculo tan fuerte con alguien. Y mucho menos con un grupo de gente tan diferente entre sí. Los miré a todos desde la puerta de la cocina, cada uno sentado en un lugar del salón y riendo por un chiste que había contado Lucas, y sonreí. Cerré los ojos y pedí al universo que aquella amistad no fuese una etapa de nuestras vidas y durase para siempre. Al abrirlos, me topé con el rostro de Juanjo muy cerca del mío. Me aparté rápido del susto y entré a la cocina para coger el bol de papas que había preparado y llevarlo al salón. Pero Juanjo me lo quitó de las manos y lo apoyó en la encimera.
—¿Qué hacías?— preguntó.
—Pedir un deseo— respondí con una sonrisa.
—¿Y se puede saber cuál?
—No, porque sino pierde la magia— dije dándole un toque con el dedo a su nariz.
—Jo, yo quería saberlo— dijo haciendo un puchero con sus labios.
—Te lo podría compensar, pero nos podrían descubrir...— comenté divertido. Su cara triste cambió a otra totalmente diferente; parecía que había entendido mi idea.
—Hay que cometer locuras en la vida, sino qué tendría de divertida— respondió acercándose un paso más a mí.
Estábamos apunto de besarnos, su boca a escasos centímetros de la mía, cuando oímos un carrapeo detrás nuestra. Nos separamos rápidamente y encontramos a Ruslana mirándonos con los ojos muy abiertos.
—Rus...— la llamé preocupado por su reacción.
—Yo no he visto nada— dijo tapándose los ojos con una mano.
—Gracias— respondió Juanjo.
—No me lo agradezcas tan rápido, que mi silencio tiene precio— respondió Ruslana con una sonrisa traviesa —. Me lo tenéis que contar todo. No diré nada, pero merezco explicaciones de lo que callo.
Juanjo se rascó la nuca y yo me removí el pelo. Los dos estábamos nerviosos. Le miré en busca de su aprobación, pero simplemente sonrió. Por qué no, pensamos los dos.
—Está bien— me encogí de hombros.
—¡Sí!— celebró Ruslana.
—Qué cabrona ella, no sabe ni na'— le dijo Juanjo rodando los ojos.
—Una tiene sus trucos.
Volvió al salón entre risas. De repente, Juanjo tiró de mi brazo para acercarme a él y colocó una mano en mi nuca.
—Aún no me has recompensado lo de antes— susurró en mi oído.
Rozó su nariz por todo mi rostro hasta llegar a la mía. Abrió los ojos, los cuales había cerrado para sentir más el roce, y desvió su mirada a mis labios. Me los humedecí lentamente con la lengua para provocarle. Su suspiro chocó contra mi boca como un vendaval que abre las ventanas bruscamente y cierra las puertas con fuerza. No aguanté ni un segundo más contra la tentación y le di un beso largo en los labios. Nos separé, ignorando el deseo de escapar de allí y encerrarnos en mi habitación para continuar el beso sin miedo a ser descubiertos.
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Todo Contigo
FanfictionMartin ha decidido mudarse a Valencia para cumplir sus sueños y estudiar la carrera de arte dramático. La incertidumbre por no saber lo que le deparará esta nueva etapa de su vida es inmensamente profunda. Lo que no se imagina es la verdadera magi...