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"Seremos amigos por siempre, verdad?"

"Sabes que no puedo prometerte algo así..."

"Entonces... prometeme que nunca me olvidaras"

  

. . .

   
  

Ya era bastante tarde, aquel momento del día en el que la luna está en su punto más alto; iluminando así, la inmensidad de la noche.

De no ser por el brillo de la luna, se encontrarian en una total oscuridad. Eso podía llegar a ser hasta romántico, no?
Podía serlo para cualquiera, menos para aquel padre primerizo.

Aquella oscuridad no ayudaba en nada a su desesperación.

Corría desorientado; lágrimas en sus ojos con su pequeño niño en brazos.

Amaba a su hijo, de verdad que lo hacía, entonces... ¿Por qué? No lograba entender porqué la vida era tan injusta a veces. Quizás exageraba. Quizás era la desesperación del momento lo que le hacía pensar que la vida era más cruel de lo usual y su pobre niño estaba recibiendo las peores desgracias que la vida le podía dar.

Con las emociones a flor de piel y con la frustración al máximo, tomó rumbo hacia la casa de la monarca; su querida amiga Poppy, quién muy probablemente podía ayudarlo.

Corrió lo más rápido que le fue posible hasta el hogar de la rosada y sin importarle algo más que la seguridad de su pequeño, lo abrazó lo más fuerte que pudo, pegandolo a su pecho y comenzó a gritar el nombre de su amiga con esperanzas de que saliera en respuesta a sus llamados.

Poppy, asustada y confundida, finalmente salió después de uno o dos minutos, lo que le pareció una espera eterna al pobre Diamantino.

Antes siquiera dejarla hablar, se apresuró a hablar primero.

— ¡Poppy! Tú... Escucha, sabes donde vive __________, ¿no es así? Llévame, te lo suplico. — La voz de Diamantino e incluso sus movimientos eran temblorosos, no se iba a esforzar en esconder su preocupación y mucho menos la desesperación que sentía al no saber llegar con el único que veía como su posible solución a esta situación.

La chica iba a pedir explicaciones, pero al ver las lágrimas en los ojos de su amigo, el como su cuerpo temblaba y agarraba con fuerza al niño; como si bastara de un movimiento en falso y el pobre infante se iba a desvanecer en sus brazos, prefirió no hacerlo, algo le decía que si lo hacía, su amigo se iba a derrumbar ahí mismo. Tenía una pequeña idea de lo que pasaba.

— Sígueme.

La chica tomó camino con bastante rapidez al hogar del doctor, siendo seguida con la misma velocidad por el chico. Nunca pensó que vería de esa forma a Diamantino, por lo que era obvio que era algo serio.


. . .


Después de unos minutos de correr hacia la casa del albino, finalmente llegaron. No veían iluminación de algún tipo en ningún lado de la casa, temían que no estuviese despierto o, en el peor de los casos, que no se encontrara en el lugar.

Aun así, no perdieron la esperanza y tocaron la puerta bastantes veces.

No se escuchaba ningún ruido proveniente de la casa, Diamantino sentía que las lágrimas se volvían a formar en sus ojos hasta que la puerta frente a ellos fue abierta, dejando ver a un __________ bastante confundido.

Consulta médica | Ramón x Male reader - Trolls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora